Y
el verano volvió a llegar. Este año tenía las vacaciones partidas: 23 días en
julio y una semana a finales de agosto. Me iba a marchar de la empresa un poco
más adelante y quise juntar todos los días posibles para disfrutarlos allí.
Lamentablemente en julio no coincidí con Dani ni Sergio, pero sí con mi
familia, así que tuve que buscar momentos de morbo y como ya tenía el sitio era
cuestión de ir de caza.
El
ir de cruising a la caseta se convirtió en una especie de obsesión. Me daba un
morbo increíble llegar allí y ponerme a ligar, a ver cuánta gente habría y si
ese día follaría. Me convertí en un asiduo de aquel sitio y durante unos
capítulos os relataré experiencias que allí viví.
La
primera tarde que fui allí ese verano no era excesivamente calurosa, de hecho
cuando se puso el sol refrescó bastante y como ya no había tanta luz empezó a
llegar la gente. Había mucha más gente de la que esperaba encontrar, así que me
interné en la pinada y empecé a buscar algo de mi interés. Al rato, apareció un
chico de unos 25 años con cara aniñada, no muy alto, moreno, ropas anchas,
majete y bien peinado, con gomina. Olía a colonia buena. Me gustó así que fui a
por él.
En
estos sitios el ritual es muy curioso: te miras, devuelves miradas, sonríes,
sigues, das vueltas, guiñas, hasta que uno de los dos se decide, se baja los
pantalones y muestra la herramienta. Eso hizo Cherines conmigo. Nos costó
encontrar un sitio discreto con tantos hombres merodeando por allí, pero lo
encontramos. Me dijo que buscaba que le hicieran una buena mamada, miré hacia
abajo y descubrí una polla no muy gruesa de unos 16 cm, bastante apetecible. Me
advirtió que venía de trabajar y que había intentado asearse un poco, así que
me puse de rodillas y me la tragué. Cierto es que se notaba que no estaba
recién salida de la ducha, pero no me disgustó. Hay pollas que cuando se encuentran en el término de medio de recién duchadas y un poco sudadas tienen su morbo. Empecé a mamársela despacio y
le coloqué sus manos sobre mi cabeza para que fuera él quien marcara el ritmo,
mientras con mis manos le cogía del culo. Un culo pequeño, pero prieto y duro. A los tíos que buscaban mamadas solía
encantarles que hiciera esto, que les hiciera sentir que tenían el control.
Antes de correrse, me pidió chupármela y accedí. La verdad es que lo hacía muy
bien y no paró hasta que me corrí en su boca.
Cuando abrí los ojos después de
haberme corrido, vi que teníamos a 3 chicos al lado, así que me agaché y me
volví a meter la polla de Cherines en la boca, mientras que con otra mano
pajeaba a un rubio que había aparecido de la nada, pero de él hablaremos otro
día. Cherines no tardó en acabar y cuando terminó eran ya 4 los tíos que nos
rodeaban. Cherines me dijo que le había encantado y que a ver si repetíamos con
menos público, y mientras yo seguía de rodillas, los otros 4 chicos me ofrecían
su polla haciéndome un círculo. Fue muy tentador, pero no. Ya había tenido mi
ración.
Cuando
llegué a la caseta vi como Cherines se iba en su Renault azul oscuro. Nos
volvimos a ver en más de una ocasión, pero nunca repetimos. Pocas veces se
repite con el mismo tío en estos sitios y aún no acabo de entender el por qué.
¿Si
le contaba a Sergio que follaba con otros tíos cuando el no estaba? Esa
pregunta la responderemos en otro capítulo.
Me he leido tu blog de cabo a rabo...me tienes enganxao deseando q vuelvas a publicar algo
ResponderEliminara mi tb m has engañado,capullin
ResponderEliminar¿Engañado? ¿Por?
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