Comenzaron
a salir tíos de sus coches y de la pinada dirigiéndose a la caseta, que era
donde estábamos. La mencionada caseta por dentro estaba hecha una pena: restos
de basura, condones, botellas, un colchón y una vieja almohada. A pesar de tener
las ventanas rotas y carecer de puertas en su interior, parecían haberle hecho
indicaciones: "Sala bareback" (a pelo) se podía leer en la parte
superior de acceso a lo que algún día fue una habitación. Decenas de mensajes
de contactos se acumulaban escritos en sus viejas y quemadas paredes.
Cuando
salimos de inspeccionar la caseta, entraron dos tíos. Miramos, desde fuera, por
una de las ventanas y estaban con la polla erecta invitándonos a entrar.
-
¿Queréis mamar?- Dijo uno de ellos.
Era
apetecible: una polla gorda y grande fue lo primero en lo que me fijé, pero al
verle la cara, desistí. No me gustaba. Todo lo que había por allí eran
cuarentones, nada de público juvenil o maduro-interesante.
En
el transcurso que estuvimos allí nos invitaron a mamar unas cuantas pollas más,
lo que nos puso muy cachondos y nos llenó de morbo, pero como no era lo que
buscábamos ninguno de los dos, cogí a Sergio de la mano y le llevé a la pinada
que quedaba pasado el aparcamiento de arena. Sergio la tenía dura, se le notaba
totalmente el bulto en el bañador. Encontré un sitio que creí discreto, me puse
de rodillas, le bajé el bañador y me metí su polla en la boca y empecé a mamar
sin que Sergio pusiera la más mínima resistencia. Cuando me quise dar cuenta,
unos cuántos tíos nos observaban entre los pinos a la vez que se pajeaban y
acercaban con sigilo. No paré de mamar hasta que Sergio me advirtió de que se
iba a correr.
En ese momento, estábamos dentro de una especie de círculo que
nos habían hecho unos 5 tíos maduros, que ya estaban a menos de 1 metro. Así
que me bajé el bañador y empecé a pajearme a la vez que seguía mamando de
Sergio. Uno de esos tíos se acercó y empezó a sobarme el culo, pero Sergio no
aguantaba más, así que saqué su polla de mi boca, y le pajeé hasta que se
corrió en mi lengua. 2 de los 5 tíos se corrieron más o menos al mismo tiempo
que Sergio, viendo la escenita, para después irse. Mientras tanto, el tío que
me sobaba el culo, me iba metiendo los dedos con calma, se agachó y con la otra
mano me pajeó hasta que me corrí sin remedio.
En
ese momento vi que ya sólo había un tío mirando, que se acercó y empezó a
chupar del tío que me había hecho la paja. Me limpié, limpié a Sergio, nos
pusimos el bañador y antes de irnos, el tío que me había hecho la paja me dijo:
"Del próximo día no te libras de que te folle ese culito a saco, y tu
amigo si quiere también le doy bien". Le lancé una sonrisa y allí les
dejamos.
Mientras
bajábamos a la playa para volver a casa antes de que fuera totalmente de noche,
no pronunciamos palabra. Yo sentía un calor en mis mejillas tremendo y una
flojera de piernas como nunca antes había sentido, producto de los nervios.
Sergio se sentía igual. Había sido nuestra primera experiencia de cruising,
pero también la segunda vez que lo hacíamos entre nosotros.
-
¿Te ha molestado que me dejara pajear por el tío ese?- Le pregunté, al ver que
no decía nada.
-
Qué va tío, me ha dado mucho morbo verte con mi leche en tu boca y al otro tío
pajeándote. Cuando llegue a casa voy a tener que darle a la mano de nuevo,
jajaja, que con la imagen tuya con el tío metiéndote los dedos mientras con la
otra mano te zumbaba la polla, me he puesto malito.
-
De eso nada- dije yo- pero, primero, vamos a por una cerveza.
Bien está, lo que bien acaba.
ResponderEliminarMe gusta como escribes ( y lo que escribes ), Te lo habia dicho ?
Gracias perro :) Espero que nos sigamos leyendo!
ResponderEliminarSi. claro.
ResponderEliminarDe hecho te acabo de añadir a la lista pública de blogs a los que sigo.
Hasta hoy te tenía que buscar.
Ahora estás a un sólo click de distancia :-)