5 de mayo de 2014

CAPÍTULO 69: EL CALVITO BRUTO (Parte 1)

Decido irme solo a la caseta del Moncayo porque mis amigos tienen planes por separado, mi familia se va a pasar toda la tarde en la playa y no tengo nada mejor que hacer. Así que bajo con ellos a la playa y me marcho andando por la orilla mis 2,5 kilómetros habituales hasta el destino. Hace calor, pero un fuerte viento de levante lo hace más llevadero, hasta tal punto que andar se hace complicado. Cuando subo por la rampa de madera y me adentro camino arriba por la pinada me doy cuenta de que el aire me ha dejado las piernas cubiertas de arena, que se había adherido demasiado al pegarse con la crema. Así que retrocedo, me doy un baño rápido en el mar y vuelvo a subir. En la playa del Moncayo, como habitualmente, no hay nada más que gente paseando, alguna pareja tomando el sol, algún niño con cometas y poco más. Parece mentira pensar que hasta mediados de los 90 había nudismo gay en esas dunas, lo que hoy es casi residual. 

Es pronto y cuando llego a la caseta me refugio en la sombra que proporciona delante, en el mirador. Aquí arriba hace menos aire y el calor aprieta más. He venido por dentro y no hay nadie. Al rato aparece un anciano con su bici que viene desde dentro de la pinada, es otro de los clásicos de los veranos, me saluda con un "Hola", al que respondo, y sigue su camino. Después aparece un matrimonio hetero que todas las tardes pasea a su carlino por aquí, andan hasta casi La Mata y regresan hasta Guardamar. Poco movimiento. Es a partir de las 19:00 cuando empiezan a aparecer coches y hombres de la playa. Así que como hay más movimiento, me interno en la pinada y doy paseos para ver si se cuece algo interesante. 

Al poco rato me fijo en un chico vestido con camiseta y chándal del cual no he visto su coche ni tampoco me suena de otras veces. Mide alrededor de 1,75, parece tener un cuerpo normal, marca buen culo, es calvo, lleva barbita de 3 días, parece serio, majete y decidido. Al pasar por mi lado se me queda mirando y cuando avanza se gira en repetidas ocasiones lanzándome miradas, así que me doy por enterado y le sigo. Me conduce a un lugar no muy lejano a la caseta y nos quedamos mirando hacia el mar en paralelo. Nos seguimos mirando el uno al otro y me doy cuenta de que llega el terrible momento en que los dos estamos esperando a dos cosas: bien a que uno se saque la polla y el otro se acerque o bien a que uno se baje a la pinada y el otro le siga. No me apetece llevar la iniciativa, así que espero siguiendo con el juego de las miradas y guiñándole algún ojo. Se lo piensa y se baja a la pinada, colocándose en un lugar desde donde puedo verle perfectamente. Se baja ligeramente los pantalones y me enseña una polla muy apetecible. Las llamo las pollas tipo flecha, porque era tan perfectamente recta y estaba tan dura que parecía una flecha. Es justo lo que necesitaba para bajar a seguirle. Cuando bajo, se quita la camiseta y me muestra un cuerpo fibrado, con un poco de vello y algún tatuaje. Me acerco y me agarra del paquete atrayéndome hacia él y pegándome un beso con lengua, mientras deja caer su chándal al suelo. Cuando nota que tengo la polla dura, me baja el bañador, me acerca aún más y la pone al lado de la suya, siendo bastante similares en longitud, para empezar a pajearlas a la vez. Sentir su polla caliente frotándose con la mía me pone tan burro que le empiezo a comer la boca y a sobar el cuerpo y el culo, mientras él sigue pajeando ambos rabos con suavidad. Ambos hemos entrado en esa especie de éxtasis que a veces se da en los preliminares y que te lleva a desconectar del resto y disfrutar como un enano, a pesar de que ya tuviéramos público viéndonos.

Llega un momento en el que no puedo soportarlo más y clavo las rodillas en el suelo arenoso para meterme aquella maravilla en la boca: como a mi me gusta, sabe aseada y está totalmente dura así que se la empiezo chupando con suavidad y tacto y al poco tiempo me agarra de la cabeza y empieza a follarme la boca con una brusquedad y una rapidez con la que pocas veces lo habían hecho antes.

Me la clava hasta la garganta lo que provoca que me de alguna arcada y se me salten las lágrimas, con lo que el parece disfrutar bastante, porque no para y continua así un rato. No me llega a desagradar, pero no me encanta, a pesar de que trato de disfrutar de ese pollón como el que más. Cuando le queda poco para darme la leche, me pide, en el primer cruce de palabras que mantenemos, que ahora le haga lo mismo yo a él. Así que se pone de rodillas, me la chupa de forma normal hasta que la tengo dura de nuevo y luego me coloca mis propias manos en su cabeza diciéndome: fóllame la boca a tope. De tal forma que empiezo a follarle la boca como si se tratara de un culo, con la misma brusquedad que lo había hecho él, produciéndose un resultado parecido: las lágrimas no tardaron en empezar a salir de sus ojos, pero mueve la lengua muy bien y apenas clava los dientes. Esta parte me gusta bastante. Mientras tanto, se sigue pajeando sin perder la erección y cuando me queda poco le aviso. Se pone de pie, junta las dos pollas y dice:

- Quiero que nos corramos a la vez, se controlarlo bien, así que avísame cuando te vayas a correr porque voy a darle fuerte.

Y con una maestría que yo no tendría para pajear de esa manera dos buenas pollas al mismo tiempo, empieza a darle caña, le aviso de que me quedan segundos para correrme, acelera el ritmo y cuando empiezo a echar la leche que queda sobre su pubis, empieza él a correrse en el mío con una cantidad de lefa espesa bastante importante y gimiendo como no lo había hecho hasta el momento. 

Acabamos totalmente empapados en sudor y jadeando, me pega un muerdo con lengua mientras que a mi me tiemblan las piernas. Saca unas toallitas, nos limpiamos y yo extiendo una toalla para sentarnos. Me ofrece un cigarrillo, que le agradezco, pero rechazo. Y empezamos a hablar. Me dice que le gusta el rollo duro y que si me apetece se queda solo en su casa el fin de semana para darnos una buena sesión de folladas en un lugar más cómodo. Me dice que en la pinada le molan pajas, mamadas y magreos, que de cuando en cuando folla, pero que para follar prefiere la comodidad de un sofá o una cama. A mi el tío me pone bastante cachondo y acepto, así que nos intercambiamos números y quedamos para el sábado. Me asegura que no olvidaré follar con él. Le digo que eso espero y desaparece andando. 

Al salir del lugar en el que estábamos me encuentro al anciano de la bici:

- Qué pena no volver a tener tus años para disfrutar de esa manera. Que no te moleste, pero no he podido evitar mirar cómo disfrutabais -me dice.
- Tranquilo, si habéis sido unos cuantos y es lo que tiene hacerlo al aire libre -digo riéndome. 

Nos despedimos con cordialidad y me marcho a casa. 

6 comentarios:

  1. Buff, q cerdo me ha puesto el relato, ya empalmado para todo el día.
    Otra cosa,¿ no te importa q haya publico mientras te lo montas con otro tio? A mi eso me jode la hostia, y más cuando empiezan a manosear el culo o cosas así, sin tu darles participación.

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  2. Es que es algo que no puedes evitar en un sitio de cruising... Es decir, si tú vas a uno de estos lugares te expones a que haya otros ojos mirando, a mi al principio me daba bastante corte, pero ahora he aprendido a "vivir con ello", siempre intento alejarme un poco de los lugares más concurridos para que no haya nadie mirando. Pero en una pinada como esta te pueden estar viendo sin tu darte cuenta. Lo de que te toquen sin tu invitar es distinto, ahí ya soy borde y si me tocan o algo soy cortante para que se larguen, todo depende del momento y de la persona.

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    1. Evidentemente, q es diferente.
      Yo he participado en trios/cuartetos...en mitad de un camino en una zona cruising y al final la gente termina haciendo corro y pajeándose, ahí, evidentemente no puedes decir nada.
      Pero cuando t apartas con otro tio, a un sitio recóndito si aparece otro, tranquilamente le digo q se pire, sino me/nos apetece q participe, claro.

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  3. Habrá lugares donde se hace 'cruising' en mi ciudad...??? Yo particularmente no conozco ninguno y no creo que exista, porque de lo contrario los dos chats gays que existen, no se llenarían a tope, de gays de todas las edades buscando sexo 'express' en un ambiente lleno de mentiras e histeria...

    Voy a averiguar algo más de este tema y después te cuento. Igualmente, no me molesta tener 'sexo' en público, especialmente cuando lo hago con verdaderos 'diositos'. No sé que pasaría si lo hiciera con un perfecto desconocido. Primero creo que no me animaría a hacerlo con un desconocido por mas 'fuerte' que esté y después, menos lo haría frente a un grupo de 'pajeros' que se excitan con lo que hacemos...

    Será cosa de acostumbrarse...??? (los pinos que crecen naturalmente ocultan bastante, pero generalmente, los plantan alineados, por lo que no ocultan nada de lo que pase, salvo que lo hagas de noche o algo asi...)

    Besos!

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  4. Espero impaciente la segunda parte :-)
    El final, con el comentario del anciano, me ha parecido entrañable.

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  5. Estuvo rebueno, me hizo acordar a un guardia de seguridad que conocí en el baño de un festival, fue la verga mas grande que me tocó. Previo a cualquier cosa, teníamos que ir a un baño, yo aceptaba pero no se la chupaba y solo él me lo hacia a mi, después descubrí que lo importante no era lo que hacíamos sino que nos miraran, al principio me molesto, pero pensando en la compensación posterior en mi casa lo dejaba. Duró unos meses hasta que la mujer lo descubrió y se hizo humo.

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