8 de mayo de 2014

CAPÍTULO 70: EL CALVITO BRUTO (Parte 2)

Sabéis que muchas veces en el mundo del cancaneo se aplica el dicho de si te he visto no me acuerdo, lo que significa que después de tener una sesión de sexo con un tío y de quedar bien o intercambiar el número de teléfono, nunca vuelves a saber nada de la otra persona. Ya me había pasado varias veces y pensaba que con el calvito pasaría lo mismo, pero unos días más tarde fue el quien, de nuevo, tomó la iniciativa y me escribió un Whatsapp para saber si seguía interesado en nuestra sesión de fin de semana en su casa. Pues claro, eso no se dudaba. Me dio las señas de su urbanización y la verdad es que me encontré un poco desubicado, pero a la vez me resultaba familiar. 

Me pongo a buscar en Google Maps y me encuentro con que  la información sobre cómo llegar era bastante confusa, con lo cual me fui a la estación de buses del pueblo a preguntar. La chica de la taquilla que estaba abierta me dijo que esa línea no la llevaba su empresa, sino la que estaba dos taquillas a su izquierda, pero que siempre estaba cerrada, pero la chica, amable, llamó por teléfono. Putada: sólo había dos buses al día, uno para ir por la mañana y otro para volver a última hora de la tarde. Escribo al calvito y le cuento lo que pasa y me contesta que no me preocupe, que prepara todo para pasar un día de puta madre. 

Como casi siempre que me voy a casa de un desconocido o casi desconocido, le dejo dicho a Dani donde voy, ya que Sergio no lo llevaría nada bien. Cojo el autobús el sábado por la mañana y en llevarme a una urbanización que no estará a mucho más de 12 kilómetros, tarda 45 minutos dando más vueltas que una peonza. Lo que odio es que te dejan en la carretera y estas urbanizaciones son iguales. Tardo en encontrar la casa y llego tarde. Cuando llamo nadie me abre. No me puedo creer que me vayan a haber engañado, aunque no sería la primera vez. Al final le voy a coger una manía tremenda a estas urbanizaciones. Insisto y pasado un rato sale mi calvito con un bañador tipo slip totalmente adherido al cuerpo: ¡perdona tío! Estaba en la piscina y apenas se oye el timbre desde allí. Pasa. Lo hago, atravieso un salón extenso y moderno, pasamos por la cocina y salimos a la parte  trasera de la casa donde nos espera un jardincito con una piscina curiosa. Mientras me pregunta si me ha costado llegar, se quita el bañador, me muestra su culo de infarto y se zambuye:

- ¡Ya ves! No te vale la excusa de que no traes bañador -me dice.

Se respira un buen rollo tremendo así que me quito la ropa y me tiro a la piscina. Empezamos a hacer el tonto como dos adolescentes, a ver quién aguanta más dentro del agua,  a ver quién tiene más fuerza, a ver quién hace más aguadillas... Todo lo necesario para un contacto constante de nuestros cuerpos, risas y cháchara. Me sorprende que al calvito, que ya tiene los 40, le guste juguetear de esta forma, pero a mi me encanta. Pasado un buen rato nos cansamos y me apoyo en el borde de la piscina, se acerca sigilosamente, me lanza un muerdo mientras que con su mano derecha me agarra de los huevos y me empieza a meter un dedo por el culo con mimo, sin dejar de besarme. Cuando lo tiene dentro susurra: a ver qué tal está este culito, ¿eres pasivo?. Le digo que versátil, mi polla se pone dura, y responde que el también y que lo vamos a pasar genial. Con la mano que le queda libre me agarra la polla y empieza a masajearla, aprovechando para introducirme un segundo dedo. Son gordos y me duele, pero lo hace despacio, haciéndose hueco y al cabo de unos segundos acabo teniendo sus dos dedos dentro. Su polla, también dura, choca contra la mía y aprovecho para agarrarle de tu terso culo y apretarle contra mi, mientras nos besamos de forma apasionada. 

- Shhhh... tranquilo, ahora vamos a tomar algo que hay tiempo -dice.

Sale de la piscina con agilidad y yo, más caliente que el pico de una plancha, respiro hondo, subo la vista y descubro que la vecina del chalet de enfrente está mirando escondida en la cortina de la segunda planta. Son adosados, claro. Se lo comento y me dice que es la típica cotilla, así que salgo como puedo, pero está claro que la señora me lo ve todo. Nos secamos, medio vestimos, y pasamos al salón a tomar unas cervezas y un aperitivo. La charla es amena y constante, el calvito es un chico extrovertido, aunque veo que es reticente a dar muchos detalles de su vida privada. Al rato me ofrece darnos una ducha y así lo hacemos, poniéndonos un poco calientes, pero sin pasar gran cosa. Me dice que se quiere reservar para la follada, no hay problema. Nos secamos y, en bolas, subimos a la tercera planta del chalet, que conduce a un espacio con 3 puertas. Abre la que está cerrada con llave y me dice que espere fuera, que merecerá la pena. Me inquieta, pero accedo.

Espero lo menos 15 minutos en los que oigo sonidos dentro de la habitación que no logro identificar. De pronto dice con voz grave "pasa" y lo hago. Me encuentro con una gran habitación oscura, como con telas negras en las paredes y dos pantallas a los lados mostrando películas porno gay en silencio. Al fondo está él en una especie de hamaca de cuero que cuelga del techo tumbado boca arriba con las manos y los pies introducidos en una especie de aros que forman parte de la propia hamaca. Tiene una especie de anillo plateado en la base de su polla, que está dura, y las piernas abiertas de par en par mostrándome un culo que ya está dilatado por un consolador considerable que veo en la mesita de al lado, donde espera también un condón abierto y lubricante. Cierro la puerta y la oscuridad nos invade, sólo con la luminosidad de las pantallas. Con una voz grave y autoritaria de pronto me dice: cómemelo. A mi aquella situación me produce un poco de miedo y a la vez de morbo, así que me arrodillo y le como el culo, que está perfectamente aseado, mientras que con una mano le pajeo suavemente. Noto como mi lengua se hace espacio en ese culo y se dilata con ayuda de mis dedos, logro meterle tres sin mucha dificultad. El calvito, con los tres dedos, empieza a gemir y a moverse: ahora fóllame con fuerza. Me lo tomo como una orden, pero antes me levanto, me pongo al lado de su cabeza, se la giro y le fuerzo a que me la chupe un poco. Parece gustarle, así que cuando más dura la tengo y más parece estar disfrutando, se la quito, me pongo el condón y con decisión se la meto entera, de golpe. Grita y me ordena que no pare, así que con ritmo empiezo a darle bien. No debe haber mucha ventilación porque empezamos a sudar como cerdos. Nos pasamos un buen rato follando, gimiendo, gritando... Pero me ordena que no me corra. Me pide ayuda para desengancharse de la hamaca y me dice que es mi turno.

Me acojona un poco bastante, pero el morbo y el calentón me pueden y me dejo llevar. Con su guía me tumbo boca arriba y con ayuda introduzco mis pies y manos en esos aros, más difícil de lo que parece. La postura final no me incomoda y acabo totalmente abierto de piernas, tal y como estaba él hace unos minutos. Ya no hay apenas conversación, sólo órdenes. Se agacha, me vuelve a comer un poco la polla, me soba el torso y no tarda mucho en ponerse con mi culo: se lo come con ganas, con ansia y mucho mejor de cómo se lo había hecho yo a él. Entro en éxtasis. Coge un bote de lubricante de la mesita y me lo empieza a trabajar con tacto con sus dedos. Debe ser que nota que no está tan dilatado como el suyo. Le cuesta, pero al rato acabo teniendo 3 dedos suyos. Deshecha la idea del consolador, se pone un condón y me la empieza a meter despacio. Le aviso de que no tardaré mucho en correrme porque estoy muy caliente. No responde y empieza a darme con mucha caña. Tiene una polla grande, le digo que afloje el ritmo, pero no me escucha y sigue. Se me salta alguna lágrima, pero la polla la sigo teniendo a tope. Cuando logro acostumbrarme al ritmo, no se cómo el calvito lo nota, me agarra de la polla y con un ritmo simétrico, me pajea con fuerza hasta que me corro de forma generosa y escandalosa, pocas veces me corro como si mi polla fuera una fuente. No puedo dejar de jadear y mi calvito saca su polla y se pajea durante no más de un minuto llenándome la tripa y el pecho de leche, que después se agacha a lamer como un perro y me deja la polla más limpia que una patena. Se medio tumba encima de mí y nos quedamos jadeando y descansando un buen rato. Mi postura empieza a ser incómoda, así que salgo de allí con su ayuda y las piernas adormecidas, de forma que parezco un pato andando.

Enciende las luces, me besa y me dice que ha flipado con mi corrida y que soy un buen amante. Le digo que no sabía que le iba ese rollo y que era mi primera experiencia así, pero que estoy encantado. La habitación con luz es mucho más cutre de lo que parecía, porque se ve que el calvito monta el chiringuito cuando tiene un polvo y luego lo desmonta. 

Miro el reloj y es bastante más tarde de lo que parecía, así que me apresuro a ducharme para poder coger el bus de vuelta. Nos duchamos juntos y el problema es que nos volvemos a poner tan cachondos que nos acabamos magreando y comiendo las pollas debajo del agua hasta que ambos nos corremos por segunda vez, con mucho cerdeo de por medio. Había una química con él que pocas veces he sentido con otros tíos. Cuando salimos de la ducha y nos vestimos ya soy consciente de que el autobús ha pasado, así mi calvito llama a un taxi y le paga por adelantado. Nos despedimos con una sonrisa tonta y yo me encuentro baldado y exhausto. Me voy a casa y aunque es pronto me meto en la cama y duermo.

Ha sido un día 10. 

8 comentarios:

  1. ¿ A q te refieres con: "nos corrimos por segunda vez, con mucho cerdeo de por medio"?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lametones, chupadas, magreos, dedos... Nada más de ahí.

      Eliminar
  2. Mmmm... Espectacular la follada sobre el sling, y ademas bien ambientado.
    Yo también quiero, jejeje...Bueno, lo digo un poco con la boquita pequeña que los slings tienen sus efectos secundarios ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así que a eso se le llama 'sling', jajaja... soy muy ignorante para ese tipo de cosas más específicas. Acabé con agujetas, al día siguiente me sentía como si me hubieran pegado una paliza, pero oye... mereció la pena.

      Eliminar
  3. Conozco bien ese cansancio y ese sueño 'post' sexo.

    Lo que me parece extraño es el tiempo que estuviste (no decís cuánto) ni tampoco si hubo bebidas y comidas en medio de tan desenfrenada actividad.

    Será que yo después de tanto sexo, además de sueño me da mucha sed...??? Sea como sea, creo que la pasaste como bien decís, de 10...

    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bebimos antes de subir a la habitación, y "durante" había un par de botellas de agua sin tapón sobre la mesilla muy convenientemente preparadas por él. De improvisación hubo poco aquel día, el sabía perfectamente lo que quería.

      Eliminar
  4. Uff!!!
    Buena descripción de lo vivido, deberías escribir relatos eróticos tienes gancho. Y la experiencia muy buena que envidia me das.

    Un saludo. running

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias running! Espero seguirte leyendo por aquí ;)

      Eliminar