30 de mayo de 2014

CAPÍTULO 76 - MI PRIMERA VEZ (Parte 1)

Había venido Dani por fin para pasar con nosotros la última semana de aquel verano en la playa, en el que había estado bastante ausente. Nos reunimos en casa de Sergio con unas cervezas y salió el tema de nuestra primera vez, algo de lo que no recordaba haber hablado antes con ellos:

Como recordaréis, os conté cómo fue mi primera experiencia sexual con otro tío, el peque, de mi colegio. Después de aquel encuentro que tuvimos y de cascarme unas cuantas pajas pensando en lo que habíamos hecho, empecé a saludarle en los recreos y por la calle cuando nos cruzábamos, encontrándome siempre con su más absoluta indiferencia. Soñaba con volver a repetir aquellos momentos en las duchas, fuera dentro del colegio o fuera de él. En aquellos tiempos, no existía un internet tan evolucionado como tenemos ahora y, ni mucho menos, estaba en la mayoría de los hogares, así que no había oportunidad de meterse en chats ni nada parecido. Ligar en el colegio y con 13 o 14 años se hacía imposible, a no ser de que quisieras que te hicieran la vida muy complicada. El peque pasaba de mi, jamás lograba dar con el sin que fuera con sus amigotes y siempre lo asocié a eso... De hecho, uno de los días en los que le saludé efusivamente por quincuagésima vez, coincidimos en el recreo en el baño, me agarró por el cuello y me invitó a no dirigirle la palabra si él no lo hacía primero. Me lo tomé al pie de la letra y me entró un bajón tremendo, ahora que mi sexualidad estaba despertando a tope, que tenía ganas de cogerle y hacerle más cosas, de pronto, todo se esfumaba. Así pasaron dos años más. No, con 15 años no me atrevía a ir a baños de centros comerciales a ligar, a pesar de que sabía que se hacía, no me atrevía a ir a zonas de cruising (¡¡me costó otros 8 años decidirme a hacer cruising!!), así que me resigné y di por hecho que llegaría a la mayoría de edad más virgen que una monja. Proposiciones femeninas tuve unas cuantas, pero fue algo que más allá de algunos besos y tocamientos, nunca me llamó la atención.

Lo bueno para mi es que el día que soplé las velas de mi tarta de 16 cumpleaños pedí un deseo que pareció cumplirse. Ya podéis imaginar cuál. Desde aquella única vez con el peque empecé a experimentar con dedos en mi culo mientras me pajeaba, en la cama, en la ducha con agua y jabón... Había leído sobre las relaciones homosexuales en alguna revista y siempre tuve claro que me iba a gustar más dar que recibir, y salvo alguna excepción, fue así durante mucho tiempo al principio. Así, en pleno 1º de Bachillerato los profesores de varias asignaturas empezaron a fomentar el trabajo en equipo mediante asignaciones de trabajos en pareja, en los que no podíamos elegir la pareja, nos era dada. Y a mi me tocó con El Cata en varios trabajos de Filosofía, Literatura, Historia e inglés, un chico que siempre que había fútbol venía con la camiseta oficial del Barça y eso, en mi colegio, era poco menos que sacrilegio, así que desde pequeño le apodaron el cata, de catalán, y se quedó con ello para toda la vida. Nos conocíamos desde niños, pero no habíamos coincidido en la misma clase desde que íbamos a 4º de Primaria, así que había llovido, nos habíamos desarrollado y estábamos cambiados. El Cata hacía deporte, algo así como escalada en un pabellón deportivo de mi ciudad, no recuerdo, junto con otros de la clase y el desarrollo de sus cuerpos era evidente y más destacado que el del resto. Con 16 años ya tenía bastante claro que me gustaban más las porras que las almejas y lo cierto es que El Cata se había desarrollado muy bien. 

Solíamos quedar en la biblioteca del barrio para hacer los trabajos, pero a veces se llenaba tanto que era imposible concentrarse y cambiamos la biblioteca por su casa, que estaba a 10 minutos andando de la mía, prácticamente sin cambiar de calle. Las primeras veces era todo muy frío: llegar, ofrecerte algo de beber, hacer el trabajo, preguntarte al final un poco sobre fútbol y chicas y poco más. No obstante, trabajo tras trabajo podría decir que nos acabamos haciendo amigos, hablando algo más en clase, y aunque estábamos en grupitos que podríamos calificar de rivales, al final fui quedando con su grupito para algún cumpleaños al que me invitaban o alguna salida por la zona de marcha de mi ciudad. Las parejas eran las mismas para todo el curso y más aún si íbamos sacando buenas calificaciones. Jamás me hice ilusiones de intentar algo con él, pero cada vez pasar tiempo a su lado se hacía más agradable. Incluso empezó a salir con una compañera de clase y no se cortaban precisamente a la hora de demostrar su amor en el patio del colegio o fuera del mismo, con toqueteos y restregones incluidos, lo que provocó que les cayeran muchas críticas de los más envidiosos. Total, que ya tenía asumido que entre el y yo solo habría la más bonita de las amistades. 

Sin embargo, tiempo después, a mediados de curso, para marzo creo recordar, me empezó a hablar de sexo. Por lo visto, su chica era un poco estrecha o vergonzosa y aparte de restregarse y hacerle alguna paja, no iba mucho más allá. Y al Cata esto le traía por el camino de la amargura. Como eramos unos 32 en clase más o menos todos sabíamos de todos y me preguntaba por qué yo había cortado con cual, o por qué había rechazado a tal con lo buena que está. Me contaba cómo se besaban, cómo la metía mano, cómo le pajeaba, cómo se hacía la reacia a chupársela con las ganas que él tenía y cómo le negaba constantemente hacer el amor por primera vez el uno con el otro. Total, que medio en broma medio en serio, le dije: eso es que tienes un pollón y la tienes asustada, tío. Se empezó a partir de risa y me preguntó: No creo, ¿no? A ver tú qué crees. Y diciendo esto se bajó el pantalón y me enseñó sin apenas pudor su rabo medio morcillón:

- Hombre, pues normalita, ¿no? - dije con cara pícara.
- Espera que me la ponga dura, joder - dijo.

Y se la empezó a menear y aquello creció como a unos 18 centímetros con una anchura muy estándar. Era larga, pero no muy ancha, lo justo, tampoco nada que asustara, quizá por su longitud a una chica virgen como era su novia. Estaba circuncidada y tenía un glande prominente. En aquel instante no pude quitar ojo y se me puso dura, cosa que el notó, pero no le pareció raro:

- Espera tío, vamos a hacer una cosa...-dijo, saliendo de la habitación.

Al volver traía una cinta VHS y la puso en el televisor-combi de 14" que tenía en su habitación. Una película porno hetero con una rubia pechugona despampanante y el tío que simulaba ser un albañil.

- Es de mi viejo, se la pillé el otro día... Vamos a cascarnos una paja, a ver quién se corre antes -dijo tumbándose en la cama.
- ¿En serio? -acerté a decir.
- Anda, no te hagas el loco que te ha puesto empalmado todo lo que te cuento, ¿eh? Vente aquí, que cabemos -me dijo.

Y así hice, me tumbé a su lado, me bajé el pantalón y empezamos a pajearnos, cada uno la suya. Hacía como que miraba a la tele, pero por el rabillo del ojo lo que realmente miraba era su polla, el botar de sus huevos y su negra pelambrera, al final opté por mirar hacia delante, lo que me hacía mucho más fácil mirarle la polla con discreción y aquella forma de pajearse y de verle, me puso tan cachondo que no tardé en correrme y "ganar" aquella competición. Mientras me corría noté cómo El Cata miraba cómo la leche me salía del rabo y se me quedaba en el pecho, de tal modo que aquello, por algo desconocido, debió excitarle y a los 40 segundos se corrió. Nos limpiamos, guardó la VHS y seguimos tan de colegas. 
Las pajas se repitieron en varias ocasiones, le picaba mucho que siempre me corriera yo antes que el, pero tras unas cuantas veces me dio la sensación de que le gustaba verlo. 

Llegó junio, mes tradicional de exámenes finales, agobios y calor. Había que hacer un último trabajo que nos iba a llevar varios días, pero El Cata estaba serio y cabreado. Al llegar a su casa me contó que su chica entre la regla y los exámenes le tenía a dos velas, aún no habían follado, pero la chica le cascaba pajas todas las semanas. Y que con tanto agobio el necesitaba un desahogo, que no podía con tanta presión. A lo que mi mente reaccionó: "vamos, que te apetece otra paja a dúo y no sabes cómo decirlo". Y así era. Sus padres llegaban tarde de trabajar, así que no había problemas de ser pillados. Sin embargo aquel día fue todo más calmado, más pausado y, por primera vez, con ambos completamente desnudos (por el calor como excusa). Su cuerpo me volvía loco, soñaba con sobárselo, chupárselo, tocarle el culo, la polla... Puso la película, esta vez, para mi sorpresa, era una película de temática bi. Su padre tenía una buena colección que creía escondida. Iluso. 

Empezamos a pajearnos como de costumbre hasta que dijo: relaja, vamos a disfrutar de esto un poco más, a ver quien la mantiene dura sin tocarse. Esa y otras pruebas mientras una morena de rodillas se la chupaba a dos tíos en la pantalla, para más tarde, uno de esos tíos ponerse de rodillas y chupar la polla al que quedaba de pie ayudado por la morena.


- Lo que daría por una buena mamada... es que hasta me daría igual que me la chupara un tío...-dijo, el muy cabrón, mirándome a los ojos fijamente y balanceando su rabo. 

- Uff, ya ves tío -contesté.
- En serio, es que me daría igual...-insistió.

Por mi mente pasaron muchas cosas. Muchos miedos. Muchas inseguridades. Pero, total, sólo quedaba un año de colegio, tan malo no podría ser aunque yo me pusiera a chupársela y se supiera. Así que me levanté, bajé la persiana de su habitación y le dije:

- Cierra los ojos.

- ¿Y eso? -contestó.
- Siempre propones tú las pruebas o jueguecitos, ahora me toca a mí... -dije tembloroso.

Cuando vi que cerró los ojos, me puse en la cama con mis piernas por fuera de las suyas, cogí su polla con la mano y me la metí en la boca. Habían pasado más 3 años desde aquella mamada al peque, pero chupar una polla es como montar en bici: una vez se aprende, no se olvida. Empecé a chupársela despacio, acariciándole los huevos, de arriba a abajo, metiéndome todo lo que me entraba, entre pequeños susurros de: oh tío, si, joder, ufff, por fin, dios, esto es el paraíso, joder, sigue, más rápido, más rápido... Notaba como las venas de su polla se endurecían y aceleré el ritmo, ya sudando como un cerdo, hasta que me llenó la boca de su lefa pastosa. Tardé en soltar aquella polla y cuando lo hice, fui al baño, escupí y pude ver como El Cata seguía en la cama. Me hizo un gesto para que me tumbara, y ni corto ni perezoso, me casqué una paja para que el viera cómo me corría. Por alguna circunstancia le daba morbo. 

Me levanté de nuevo a limpiarme y me soltó una cachetada en el culo: 

- Tampoco me importaría follarme un culo que un coño, total, son agujeros -dijo.

Toda una declaración de intenciones. Lo se.
(To be continued)


8 comentarios:

  1. Jajaja... que cabroncete el Cata, que no Pola. ;-)

    ResponderEliminar
  2. Markos... solo te dire una cosa: a mi tampoco me importaria follarme TU culo que un coño, total, son agujeros... jajajajajajaja lo as pillao? :P pues eso tio... cuando kieras tienes nabo pa ti... y lo digo mu en serio tio

    ResponderEliminar
  3. Joder vaya morbazo, ya tuviste con 13 con el "Peque" lo que muchos hasta ya la adolescencia larga casi mayoría de edad no tuvimos. Y lo del "Cata" a mi me paso con un amigo hetero de mi hermano.

    Y una pregunta con el "Peque" no volvió a pasar nada? Y sabe si es gay o que solo quería que se la comieran? Es que me asaltan las dudas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues yo por aquel entonces era de los pocos vírgenes que quedaban en clase, sobre todo entre los chicos. Con el peque sí pasó algo más, todo a su tiempo ;)

      Eliminar
  4. Hola Marcos, descubrí tu blog hace unos pocos días y me lo he leído enterito: ¡muy interesante! Sobre todo porque conozco bien los escenarios playeros de tus aventuras, tanto el Moncayo como el Rebollo, y me vienen a la memoria momentos muy calientes que viví allí... también dignos de ser contados en un blog, desde luego. ¡El caso es que nunca me puse manos a la obra! Por circunstancias varias, hace siglos que no voy por la zona, igual ahora con el calorcito ya instalado, me animo a volver y empiezo a escribir algo... ¡Ya veremos! Te felicito por tu iniciativa, a partir de ahora espero seguirte regularmente. ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por tus palabras, especialmente me alegra que conozcas los escenarios y que también hayas vivido allí buenos momentos. Quien sabe si quizá alguna vez habremos coincidido, aunque no se los años que hace que no vas por allí. Te ofrezco mi blog por si quieres enviarme alguna experiencia redactada y que se publique aquí, con los créditos pertinentes. La única condición es que sea 100% real y yo me ocuparé de depurar errores ortotipográficos y de estilo, si es que los hay. ¡Saludos!

      Eliminar
  5. Qué gracia cuando dices "televisor-combi" hahaha, trae recuerdos

    ResponderEliminar