27 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 5: 22 VS 16. Parte 2.

Carlos, que así se llamaba, sabía perfectamente a dónde me llevaba. Debía tener allí su particular sitio de recreo a donde llevaba a sus ligues. Una zona dentro de la pinada de difícil acceso por donde nadie solía pasar. Estaba rodeada de arbustos y algunos árboles más altos y había algunos pañuelos usados en el suelo.

- Para que queden las cosas claras, tengo 16, una polla de 19cm y muchas ganas de chupártela- dijo Carlos.

El chico fue claro y parecía que le gustaba dejarme con la boca abierta. Se notaba que no era su primera vez, ni mucho menos. Y a mí me estaban temblando las piernas. Se quitó la camiseta y el bañador, se acercó e hizo lo mismo conmigo. Cuando me empezaba a desatar el bañador, se acercó a mi boca y me besó sin parar, mientras que con la otra mano empezaba a masturbarme. Así que hice lo mismo y cuando vi que lo de los 19 cm era cierto, no me faltó tiempo para agacharme y meterme esa polla en la boca. La tuvo todo el rato con una erección impecable, muy dura siempre y nos tomamos varios turnos para hacernos felaciones. Lo hacía de maravilla. Le sobé el cuerpo fibrado todo lo que pude, desde sus pectorales hasta sus abdominales, por los que pasé mi lengua en repetidas ocasiones. Cuando estaba a punto de correrme con mi polla en su boca, se la sacó y no paró de pajearme hasta me corrí en su cara. No me hizo falta decirle nada. Se le veía una cara de disfrute bestial, así que una vez terminé, hice lo mismo con él.

Nos limpiamos y nos sentamos un rato en el suelo a hacernos las típicas preguntas. Carlos veraneaba en una urbanización cercana al pueblo y venía con su prima a la playa en moto, mientras su familia se quedaba en la piscina.. Su prima era la única que sabía lo suyo y por eso le traía. Me dijo que le gustaba más ligar en la playa que en los sitios de cruising, porque le suponía un reto y que su primer polvo fue con 13 años. Me dijo que los sábados por la mañana se quedaba sólo en su chalet y que le gustaría montárselo conmigo en la cama, así que me dio las señas y quedamos el sábado. Ya era tarde y al salir de la pinada allí estaba su prima con la moto esperándole. La chica me dio dos besos, me sonrió y me dijo: "por tu cara veo que lo habéis pasado muy bien en vuestro... paseo... ¿no?" Y se echó otra sonrisa. Carlos y yo nos despedimos con un apretón de manos, se montó en la moto y antes de irse me dijo: "no me vayas a dejar con hambre todo el fin de semana, ¿eh?".

Así que me fui a casa, comí y me eché una de las mejores siestas que recuerdo. Había sido la primera vez que había ligado allí y me había encantado. Me pasé toda la tarde deseando que llegara el sábado y me bajé al ciber a ver cómo se llegaba a la urbanización.


Me olvidé del cruising hasta que el jueves por la tarde me acordé de que Dani volvía el fin de semana.

1 comentario:

  1. Bueno... No hay mal que por bien no venga.
    Saliste con el rabo entre las piernas el día anterior por los pescadores, y a dia siguiente te pesca uno con un rabo de 19 entre las piernas.
    :-)

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