Presa
de los nervios y a la vez encandilado por el morbo, me decidí a descubrir el
lugar buscando por internet primero. Fue fascinante descubrir la cantidad de
entradas que devolvía el buscador hablando de este sitio, y yo que nunca había
encontrado nada. Había comentarios dando mucha información: que si se
practicaba nudismo en las dunas de la zona, que si por las noches el tema
llegaba hasta casi la playa, que si se pillaba fijo...
Pues
nada, esa misma noche me decidí y dije en casa que iba a dar un paseo por la
playa viendo la luna y que no me esperaran despiertos. Iba confiado. "Soy
un caramelito", pensaba. Y es que siempre me lo habían dicho: con esa cara
de niño bueno que tienes ligas mucho. Nunca pensé que pudiera haber un
contratiempo que me impidiera llegar a mi destino.
Así
que bajé por la calle principal, salí al Paseo Marítimo, me descalcé y me
interné en playa paseando con calma al lado de la orilla en sentido sur. Era
una noche totalmente despejada, la luna brillaba, aunque no con la intensidad
que lo hacía en días anteriores. Cuando había recorrido algo más de un
kilómetro y las luces del pueblo ya apenas llegaban, me encuentro con que toda
la orilla está repleta de pescadores y se hace complicado andar. Así que, me
fui unos metros por detrás para no estorbar. Esto fue un incordio, ya que por
la arena se anda muchísimo peor que por la orilla.
Según
voy avanzando me doy cuenta de que los pescadores y sus amigos o familiares con
los que están sentados esperando a que algún pez pique, se giran para mirarme.
Pensé: "Marcos, son cosas tuyas, tu sigue hacia delante, tranquilo, estás
dando un paseo por la playa. No es tan raro". No obstante, debió resultar
que un veinteañero andando solo por allí no era lo más común. De pronto, me
pareció oír cuchichear a un grupo de pescadores que se giraron y me pareció
entenderles una palabra: maricones. Seguí
hacia delante, un poco más nervioso, y otro pescador que estaba acompañado
también, se gira y se dirige en voz bastante alta hacia mí:
-
¿Qué? ¿Vas donde los maricones? ¿A comerte unas cuantas pollas? Pues qué asco!
Los
pescadores que estaban cerca de él se giraron y se pusieron de pie. El miedo
invadió mi cuerpo y decidí darme la vuelta. No me salieron las palabras.
Simplemente me giré y me fui directo a casa. Di por hecho que iban a venir a
por mí o algo similar.
Llegué
a casa y me acosté. Sólo quería dormir y que un nuevo día empezara.
¿Primer
intento? Fallido.
Putos homófobos de mierda (con perdón).
ResponderEliminarAunque se ve que lo conocían bien, lo que me da a pensar que más de uno se habría dejado perder por la zona. :-)