23 de noviembre de 2013

CAPÍTULO 27: LA HISTORIA DE MARIO (Parte 3 - Última)

Con las conversaciones que íbamos manteniendo empezamos a saber cosas de él y él de nosotros. Se llamaba Mario, tenía cuarenta y pocos años (muy bien llevados), 3 hijos y estaba felizmente casado. De hecho, por las mañanas le veíamos en playa con su familia. Sí, era el chico que Sergio creía.

Mario era un hombre de una ciudad cercana que solía veranear por allí, desde joven había tenido impulsos hacia los hombres y nosotros no habíamos supuesto una excepción. Quedábamos cada 2 días, a veces tenía prisa y sólo podía dedicarnos 15 minutos y otras veces llegamos a estar hasta 2 horas con él. Según la excusa que pudiera dar en casa. Durante todo el mes de agosto estuvimos manteniendo encuentros en los que al final sólo llegó a haber un espacio de un día de por medio. Le encantaba que se la chupáramos, no se cansaba de decírnoslo y aguantaba la erección el tiempo que fuera. Estábamos encantados con él y él con nosotros. Con el paso de los encuentros empezó a haber un poco más de interacción: Mario comenzaba a comernos la boca, besarnos el cuello y el pecho y acariciarnos el cuerpo con ternura y deseo. Pero de ahí no pasaba. Nunca nos la tocó, pajeó ni nada por el estilo. Él mismo confesaba que buscaba dejarse hacer y para nosotros era un placer. El morbo con él era completo, no ya sólo por su herramienta y sus huevos, que eran de los más grandes con los que me he encontrado nunca, sino por su cuerpo, actitud, forma de ser y por la conexión que habíamos creado.

Puedo aseguraros que llegó a haber mucha complicidad y confianza entre nosotros, teníamos nuestro rato de sexo y nuestro rato de charla donde compartíamos confidencias e intimidades que, por respeto, no voy a contar aquí. Hasta que el verano llegó a su fin.
Para nuestro último encuentro nos dedicó algo más de dos horas de sexo y charla en la pinada. Como parecía estar tan encantado con nosotros, le camuflé en un flyer de un pub mi número de teléfono e e-mail y se lo di. La verdad es que no pensé que ese sería, hasta la fecha, el último día que le vería. Tras toda la complicidad y el buen rollo que había surgido entre nosotros, di por hecho que tendríamos "amante" para una larga temporada.

Mario me llamó en diciembre varias veces, ya que le había comentado la posibilidad de que fuéramos en Navidad, pero finalmente no pudo ser por el trabajo que Sergio había encontrado. Las conversaciones estaban llenas de cordialidad e incluso me llamó el 25 de diciembre para desearme felices fiestas y decirme que me seguiría llamando periódicamente: "Acuérdate, si puedes, las vacaciones pídelas en agosto", me decía, como ya me había dicho varias veces en la pinada. Fue en esa conversación donde le confirmé que en Semana Santa iríamos seguro por allí. Pero nunca más se volvió a saber de él. No recibí ninguna llamada ni le volvimos a ver por la playa en los veranos siguientes. Incluso habíamos averiguado donde se alojaba el verano de nuestros tórridos encuentros, pero nunca hubo señales de él ni de su familia por allí.

Sabíamos que se había quedado en paro, pero... ¿era esa razón suficiente para no volverlo a ver por allí? Total, su ciudad no estaba más a 25 km de allí y sus suegros vivían en nuestro destino playero. ¿Le habrían pillado? ¿Le habría pasado algo? ¿Y si realmente hubiera tenido que elegir mis vacaciones en agosto? Aún hoy en día me sigo haciendo alguna de esas preguntas por lo raro que nos parecía el asunto.

Lo único de todo aquello es que el verano que pensábamos sería de lo más aburrido con la caseta cerrada al tráfico, resultó ser de lo más entretenido. Incluso pensábamos que ya teníamos un ligue por allí con el que disfrutaríamos más veces. No pudo ser, pero confío en volverle a ver algún día por la playa, aunque simplemente sea para saber que está vivo. 

1 comentario:

  1. Es lo que se diría: Fue bonito mientras duró.
    Lo que pasa es que es una historia, de las tantas en la vida, que no tiene ha tenido un final. Que se ha quedado suspendida en el aire, en standby. O mejor dicho, que han tenido un final abierto y que no sabes muy bien cual es.
    Afortunadamente no son de aquellas que sin final, te impiden avanzar.

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