19 de noviembre de 2013

CAPÍTULO 26: LA HISTORIA DE MARIO (Parte 2)

Sergio y yo estábamos con un calentón tremendo, con nuestras pollas totalmente empalmadas y muy visibles, ya que íbamos con bañador; esto dio pie a que, una vez se había marchado nuestro hombre, bajaran tíos que habían estado mirando y que querían hacernos un trabajito. Pero Sergio me cogió de la mano y me llevó a un sitio más escondido. Se bajó el bañador y se apoyó en uno de los pinos, con las piernas abiertas, ofreciéndome su perfecto culo en el que se podía ver ya cierto grado de dilatación, imagino que fruto de lo cachondo que estaba:
- Fóllame, joder- dijo, entre severo y excitado.
- No traigo condones...- contesté.
- Da igual, métemela coño - dijo Sergio, como rogándome.

Estaba tan cachondo que, apenas un par de dedos para jugar con su culo y se la metí de golpe con no más que un poco de saliva y tan siquiera se quejó. Aquello estaba muy dilatado y entraba y salía con una facilidad tremenda. Empecé a bombearle sin tregua y con fuerza, mientras Sergio gemía sin callarse. No tardé en correrme dentro de su culo, para después, sin sacarla, y sin apenas tocarle, correrse Sergio a chorros. Nos limpiamos con un par de pañuelos de papel y volvimos a casa.
Cuando nos acostamos para dormir, Sergio dijo:

- ¿Sabes que creo que le conozco?
- ¿A quién?- contesté.
- Al pollón de hoy.

Entonces Sergio me explicó que unos años atrás, cuando bajaba a la playa con su familia, había un hombre muy parecido a él que solía ponerse en las inmediaciones.

- Lo que si realmente es él, tiene hijos. Al menos un par - siguió explicando, hasta que nos quedamos dormidos.

Nos pasamos los días siguientes visitando la zona por si se volvía a dar la casualidad de que él apareciera y así lo hizo, al tercer día desde nuestro encuentro. Sergio y yo estábamos sentados a la sombra debajo de la caseta cuando apareció por el mismo sitio de la otra vez. Estaba claro que dejaba el coche en la urbanización de al lado y subía por el corto pero empinado camino de arena:

- Hola... - dijo él, bajito y arqueando la ceja sin parar de andar.
- ¿Te apetece repetir? - dije yo.
- Claro. Venid. - respondió.

Nos llevó al mismo sitio de la primera vez, pero le pedí que buscáramos algo un poco más discreto. No le hizo mucha gracia, por lo visto le daba morbo que le vieran, pero aceptó. Se conocía aquello bien, sabía por donde nos llevaba ya que andaba a paso rápido y con un lugar en mente. Era un lugar en la pinada, cercano a la caseta, donde había un montón de restos de pañuelos, condones y un viejo armazón de una televisión, que hoy en día sigue allí. Colgó las llaves de su coche en una rama de uno de los pinos y se bajó el bañador-slip rojo que llevaba y que ya dejaba intuir la grandiosidad de su polla. Así que volvimos a hincar las rodillas y comenzamos a mamar su polla, primero despacio hasta conseguir que se pusiera bien dura y luego con más ansia. Era difícil tragársela entera, siempre me he considerado buen mamoncete, pero meterse aquello entero me era imposible, sin embargo, Sergio lo conseguía, se la tragaba completa. Y a Mario le volvía loco, nos decía que nadie nunca se la había metido entera en la boca. Esta vez estuvimos como 25 minutos pasándonos su polla de una boca a otra; no se cansaba y nosotros tampoco. Venía perfectamente aseado, con olor a jabón, perfectamente depilada. Era una polla que suponía un verdadero placer meterse a la boca. Y aunque pasado un rato notaras como la mandíbula empezaba a dar signos de cansancio, el empezar a notar las primeras gotas de líquido preseminal me subía a tal grado la excitación que volvía  a mamar con ganas renovadas y con sus manos en mi cabeza.

Esta vez, cuando estaba a punto de correrse, le pedí que se corriera en mi pecho desnudo. Siempre fue algo que me había dado morbo, y así fue, estalló en mi pecho embadurnándolo Después nos quedamos charlando de diversos temas durante unos cuantos minutos. Nos íbamos conociendo un poco más. 

1 comentario:

  1. Entrada calentita, perfecta para estos fríos días :-)
    Bueno, y era el tío casado que Sergio conocía?

    ResponderEliminar