19 de junio de 2015

CAPÍTULO 125: LA TERCERA PARTE CON EL SUPERSTAR

La historia del Superstar es de esas que sabes que no se van a volver a repetir por varias razones:

1º. Fue fruto de la más estricta casualidad.


Me limité a quedarme con la experiencia de aquella primera vez con un actor joven relativamente famoso y a no hacerme ilusiones con que me fuera a llamar, total, había pasado más de un año y no había vuelto a tener noticias... más allá de las que podía ver en televisión o en alguna de las redes sociales en las que aumentaba su número astronómico de seguidores. Las noticias que circulaban sobre el seguían sin incluir ningún tipo de romance con actrices o chicas del mundillo, algo que sí era y es habitual ver en sus compañeros de profesión. Y, a pesar de que esto ha cambiado recientemente por indicación de sus representantes, no soy quién para juzgar las actitudes que deben tomar en este mundillo para que sus proyectos sigan adelante.

Estando en medio de una batalla con mi mejor amigo y su novio, recibí una llamada de número oculto que no respondí por tener el móvil en silencio. Afortunadamente volvió a insistir y cuando descolgué el teléfono, pronunció la típica palabra que ayudaba a identificar a los tíos que conozco del cruising y que se quedan con mi número:

- Mmmm... ¿Marcos? -preguntó una voz al otro lado del teléfono.

- Sí, soy yo. ¿Quién eres? -pregunté al desconocer totalmente su voz.
- ¡Soy el Superstar*! ¿Te acuerdas de mi? -dijo, visiblemente feliz.

Pues claro que me acordaba de él, cómo olvidarlo. Además, tengo que confesar que desde que estuve con él le había idealizado mucho más. Siempre me pareció atractivo, quizá un poco bajito para mí, pero tras estar con él le veía muchísimo mejor de lo que quizá era, y no es por desmerecerle, ya que el chico es guapo a rabiar.

La cuestión es que Superstar estaba en Madrid para acudir al rodaje de exteriores de un nuevo proyecto, que no mucho tiempo después se estrenaría con éxito en una de las grandes cadenas privadas. Era buen actor, también había posado alguna vez y había hecho algún pinito en el mundo de la música. Quizá, lo peor, es que estaba un poco encasillado en un tipo de papel que ya había hecho antes. Como ya os he dicho muchas veces, la casualidad ha formado parte de mi vida desde que tengo uso de razón, y esta vez no iba a ser una excepción:

- Estoy en el hotel de Méndez Álvaro. ¿Crees que podríamos planear algo discreto aquí, tío? Me gustaría volver a verte y no sólo para ponernos al día - explicó.

El hotel de Méndez Álvaro, no me lo podía creer. El que hacía esquina, un cuatro estrellas. ¿El por qué de mi sorpresa? Fácil. Las oficinas donde trabajaba por aquel entonces estaban a menos de cinco minutos andando de aquel hotel. Vamos, que me venía de lujo quedar con él, nunca mejor dicho. 

Como conocía el hotel y el tipo de gente a la que veía entrar y salir, decidí ir vestido de traje para no desentonar y no llamar la atención, a fin de cuentas había que ser discretos. Cuando llegué a la puerta noté algo que era diferente a la primera vez, cuando me llevó al hotel de Alicante. Había periodistas, al menos tres. Claro, que no sabía si estaban ahí por él o por algún otro huésped. Había quedado con él en el hall del hotel a una hora concreta, llegué 5 minutos tarde y al entrar me sorprendió no verle; así que por no llamar la atención me senté en uno de los sofás de la sala de espera y cogí un periódico para entretenerme mientras hacía acto de presencia. A los diez minutos entró vociferando a la sala desde el ascensor. Discutía con el que después supe que era su representante y la discusión claramente estaba motivada por mí. El Superstar venía vestido con sus ropas habituales, entre las que destacaba una gorra, le encantaban, de estas anchas, como digo yo, muy americanas. Bajó el tono, se acercó a mi y con disimulo me dijo que le siguiera. 

- A mi luego no me digas que no te lo advertí - le recriminó el representante mirándome con cara de asco.
- Ya hablaremos luego - contestó Superstar.
- Los tienes ahí fuera encima, al menos cierra las cortinas - respondió el representante.
- Pasa de mí - dijo él en voz baja, sin que pudiera escucharle.

Llamó al ascensor, miró al recepcionista del hotel, ambos asintieron y me monté en el ascensor con él. Me miró sonriéndome y se llevó los dedos a la boca en señal de silencio, así que no hablamos nada hasta que entramos a su habitación y cerró el pestillo, tras lo que cerró todas las persianas. 

- Es gilipollas tío, es que es gilipollas. ¡Pues no me dice el notas que te cachée para ver si llevas alguna cámara o micro! Luego me dicen mis amigos que me emparanollo.
- ¿Pero el sabe que vengo aquí a darte candela de la buena? -dije, tratando de sacarle una sonrisa.

Se empezó a reír. Objetivo conseguido. Se acercó a mi y comenzamos a morrearnos como quien acaba de ligar con un tío de nuevas en una discoteca y sientes un impulso irrefrenable de comértelo entero. En poco menos de 5 minutos estábamos totalmente desnudos: mi corbata colgaba del pomo de un armario, mi camisa en la cama y mis pantalones, calzoncillos y calcetines por el suelo. Él no llevaba calzoncillos y eso me puso muy bruto, porque además estaba mucho más definido que antes, con las facciones de la cara más duras, totalmente depilado, bronceado y con algún tatuaje nuevo en el cuerpo. 

- Ven, que vamos a recordar viejos tiempos - ofreció.

Me dirigió al cuarto de baño y si bien es cierto que no había jacuzzi como en el hotel de Alicante, la bañera era enorme y ya estaba preparada para meternos dentro. Así que yo me senté en un extremo y, entrelazando sus piernas con las mías, él se sentó en el extremo de enfrente. Nos juntamos para seguir comiéndonos las bocas y tardó menos de lo que imaginaba en agarrarme la polla, que ya estaba dura como una piedra. Hice lo mismo con la suya y a la par que nos morreábamos y jugábamos con nuestras lenguas, nos pajeábamos muy lentamente, con mimo, con suavidad, con roces. Trató de tumbarse encima de mí y estuvimos sobándonos el torso hasta que se bajó y empezó a chupármela debajo del agua. No era algo que me entusiasmara, quiero decir, es algo que siempre te han vendido como "lo más" y yo le encontraba el mismo placer que sin agua, que ya de por sí era bastante. Estaba siendo toda una sorpresa encontrarle tan participativo, en comparación con nuestro último encuentro y mucho más aluciné cuando dejó de chuparme la polla, sacó la cabeza, me miró con cara de vicio, se metió un dedo en la boca y lo bajó para empezar a trabajarme el culo:

- ¡Mucho has aprendido tú, eh! -le dije.
- Ya ves tío - contestó llevándose dos dedos a la boca y haciendo la misma acción.

No estaba muy cómodo y en la bañera resultaba difícil, así que nos secamos y pasamos a la cama de 1,50 que era parte fundamental de la habitación. Me tumbé boca arriba y Superstar me abrió de piernas, las puse en alto y empezó a comerme el ojete con frenesí.

- ¿Hoy sí me vas a follar? - le pregunté con voz de peli porno.

Levantó la cabeza, me guiñó un ojo y siguió metiéndome la lengua y comiéndose todo. Cuando terminó, se incorporó, abrió un cajón de la mesilla y cogió un condón de una marca conocida y un gel lubricante que también venía ensobrado. Se untó bien los dedos y me clavó tres dedos, lo que pensé que me dolería más, pero con los dedos de la bañera, el trabajito oral y la excitación del momento, mi culo se los tragó pidiendo guerra. Superstar se incorporó dejándome ver su fibrado cuerpo, lo que me puso burrísimo, se puso el condón en esa polla de alrededor de 17cm, colocó mis piernas sobre sus hombros y comenzó a follarme. Este había ganado muchísima experiencia en este tiempo, ya te digo que sí. Me follaba con tranquilidad a la par que me pajeaba:

- Como sigas dándole al manubrio me voy a correr en nada de tiempo... - le avisé.

Así que, sin sacarla, se tumbó sobre mi y empezó a comerme la boca con mucho morbo:

- Buah, tu quieres que yo me corra ya.

No contestaba. Solo sonreía. Me siguió besando mientras seguía follándome hasta que apartando las piernas, que tuve que dejar en el aire, me cogió con ambas manos de la cintura y comenzó a follarme como una bestia, con fuerza, hasta el fondo y contundencia. Me fui a agarrar el rabo y nada más tocármelo dos segundos me corrí en mi tripa. Superstar se fijó mucho en cómo mi rabo echaba leche y gimiendo como no había hecho en todo el rato, aceleró el ritmo y la fuerza y se corrió en mi ojete. Sacó el rabo, se quitó el condón, lo ató, y se tumbo encima de mi. 

Le cogí de la cabeza acariciándole mientras ambos tratábamos de recuperar el aliento:

- Ha estado bien, ¿eh? -dijo él.
- Ya te digo. Tu a mi me tienes que contar muchas cosas - respondí.
- ¿Nos vamos a la bañera? - propuso.

No tenía ni que preguntarlo. Volvió a encender el agua caliente dado que ya se había quedado fría, y acto seguido nos metimos allí en medio de sales minerales para relajarnos. Él se encendió un cigarrillo de tabaco de liar y me explicó el por qué del cabreo de su representante. Por lo visto, hacía algún tiempo había salido de marcha por la discoteca Cool de Madrid, de ambiente, con un amigo suyo de la capital. Este amigo escribía con frecuencia en un foro de internet de un conocido grupo británico, que tenía varios apartados, como todos los foros. En un apartado que era más social y en el que se hablaba de mi Superstar, habían salido los comentarios sobre su sexualidad y este amigo había puesto un comentario en el que afirmaba que salían de marcha juntos por Cool y que hasta ahí podía contar. Se hacía el interesante a la par que dejaba abierta cualquier opción. Y su representante había recibido las primeras preguntas sobre la sexualidad de su representado que no se habían producido hasta el momento. Y es que aquel foro tenía una cantidad de visitas y usuarios increíble, según me contaba él.

Nos empezamos a enrollar otra vez en la bañera cuando la puerta de la habitación sonó con insistencia. Superstar miró al reloj y se dio cuenta de que era más tarde de lo que pensaba y tenía que ir a rodar. Salió en bolas, abrió la puerta en bolas y su representante entró. 

- Vaya confianzas -pensé.

Me lanzó una toalla al baño y salí con ella atada a la cintura. De nuevo, el representante me escrutó con la mirada y dijo:

- Al menos está cachas. 

Dejó unos papeles encima de la mesa y se marchó sin despedirse. Empezamos a vestirnos, nos despedimos con un morreo largo y prometió volver a llamarme cuando volviera.

Era una auténtica putada que viviera en la provincia de Barcelona por defecto. 

*Superstar, por supuesto, no es más que un apodo que le puse para preservar su intimidad. 

9 comentarios:

  1. Jodeer tengo una curiosidad enorme por saber quien es el famoso bfff muy buena la entrada aunque yo estaba moriendome las uñas esperando la continuacion de lo de miguel y sergio pero de todas formas muy buena entrada y con muchos detalles! Enhorabuena

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  2. Hola Marcos , muy bueno el encuentro con el actor.En ascuas me tienes con el Miguel, no tardes con contar lo que paso. Un saludo Marcos. Carlos

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  3. Vaya, vaya. La verdad que no me esperaba que volvieses a encontrarte con el actor. Ha sido casualidad total :O. Me hago aun la pregunta de quien puede ser pero bah! Es difícil imaginárselo. Contar esto justo después de lo de Miguel... jajajaja bien pensado o, como dijiste, fue mucha casualidad.

    Tampoco me esperaba que escribieses tan pronto. Gracias por ello :).



    James

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    1. A mi con la descripción que da solo se me ocurre que pueda ser Adrian Rodriguez(Dani el del Chiringuito de Pepe)

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    2. Amigo anonimo, el Adrian Rodriguez creo Yo que tiene todos los numeros de la rifa. El chaval esta para mojar y no parar

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    3. Yo creo que es el famoso youtuber Dalas review

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  4. Has jodido esta buena historia al ponerla justo después del Miguel

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    1. Joderla tampoco,solo que todos estamos queriendo leer que paso con lo de sergio y miguel,la historia es cojonuda

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  5. Sin palabras...que luego me critican, jejeje... :-)
    Estupenda como siempre la entrada. Saber el nombre del actor quitaría morbo al relato.
    Por cierto que ni viendo fotos del actor que en los comentarios se menciona no sé quién es. Muy pocas series y tele veo.

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