30 de junio de 2015

CAPÍTULO 126: LA FIESTA DE CUMPLEAÑOS DE SERGIO

A primera hora de la mañana siguiente me planté en el portal donde sabía que vivía Miguel, aún no había la confianza suficiente para subir a su piso y aporrear la puerta, como sí habría podido hacer con Sergio. El reloj aún no marcaba las nueve de la mañana y apenas había dormido nada, teniendo en cuenta que la discusión de la noche anterior se había producido bastante tarde. Entré al portal para averiguar en qué piso vivía y volví a salir para freir el telefonillo hasta que alguien respondió:

- ¿Si? -dijo una voz de mujer adulta, aparentemente adormilada.
- Pregunto por Miguel, soy un amigo -dije.
- ¿Y no es un poco pronto para visitas? Miguel está durmiendo -dijo la mujer, amablemente.
- Mi intención no es subir, prefiero que le despierte diciéndole que Marcos está en el portal y que aquí le espero, por favor. Es importante -expliqué. (Podría ser realmente encantador cuando me lo proponía)
- ¿De verdad que no puedes venir más tarde? -insistió la mujer.
- De verdad que no, aquí me voy a quedar hasta que baje -insistí.
- De acuerdo, pero no te aseguro que baje de muy buenos modos... 

A los cinco minutos me llega un Whatsapp de Miguel preguntando con palabras malsonantes si de verdad estaba abajo o se trataba de algún juego. Bajó a los 25 minutos, nos fuimos a un bar a desayunar y estuvimos charlando. Miguel estaba muy a la defensiva, como era lógico, pero al disculparme de la forma más sincera que pude y darle un listado de regalos que podrían gustarle a Sergio acabamos dándonos un abrazo admitiendo que era una situación complicada. Mi objetivo estaba cumplido: Sergio no se enteraría de la discusión de la pasada noche y tampoco se enteraría de mis recomendaciones a Miguel (aunque iban a ser evidentes). 

Su cumpleaños se acercaba, quizá el cumpleaños más trascendente e importante de los que estaban por venir. A Miguel le había dado una lista de cosas que a Sergio, sin duda, le harían ilusión, pero para mi regalo me había reservado algo que Sergio llevaba queriendo mucho tiempo, pero no tenía pasta comprar: el nuevo iPhone. Y ya no sólo eso, sino que entre Dani y yo le estábamos preparando una fiesta en un garaje del padre de Dani y habíamos conseguido reunir a sus mejores amigos y primos con los que se llevaba muy bien. Llevábamos semanas trabajando en el garaje: una buena limpieza, desalojo de trastos, compra de bebidas, instalación de un equipo de música mediante bluetooth e iluminación un tanto rudimentaria, pero apañada. Además, el garaje tenía un pequeño aseo con un mini lavabo y WC que lo hacía perfecto para la fiestecilla. Iba a ser su primera fiesta sorpresa... Obviamente informamos a Miguel de ello para contar con su complicidad, eso sí, lo hicimos cuando todo estuvo bastante atado...

Lo último que preparamos un día antes de su cumpleaños fue un pequeño proyector de estos que tienen una pantalla blanca desplegable, que habíamos pillado a buen precio en una tienda de segunda mano, para reproducir un vídeo con sus canciones favoritas e imágenes de momentos destacados de su vida. Para todo ello contamos con la colaboración de sus padres. Ahí hubo una pequeña fricción entre Dani y yo: si bien Dani quería que la última foto fuera de Sergio y Miguel por haber sido el último acontecimiento importante en su vida, yo me negué rotundamente y opté por poner una foto del verano anterior en la que salíamos Sergio y yo en un pub sentados y mirándonos frente a frente con media sonrisa en nuestras caras... Una foto muy... digamos, emotiva. 

Había costado convencerle de que no hiciera planes aquel sábado... pero finalmente conseguimos que todo fuera una auténtica sorpresa. No os imagináis la cara que puso cuando, acompañado por Dani y por mí entró a aquel garaje y vio a toda aquella gente dentro... De modo que la noche transcurrió con la más absoluta normalidad: todo el mundo bailando, hablando, comiendo, bebiendo, Sergio como centro de atención, Miguel haciéndose notar y yo como segundo centro de atención: al fin y al cabo los amigos y primos de Sergio me conocían a mí y no a él. Estaba en mi salsa y eso se notaba, además había elegido la más provocativa de mis ropas y la que sabía que le encantaba a Sergio. Sopló las velas de la tarta, aplaudimos y llegó el momento de reproducir el vídeo. Fue acompañado por interjecciones de los participantes del tipo: ¡oh! ¡qué mono! Y cuando llegó a su fin con esa foto nuestra seguida de la frase: Ours is a never-ending friendship which will face the challenges that may appear [la nuestra es una amistad interminable que enfrentará todos los retos que puedan aparecen]. Y puse 'retos' en vez de 'problemas' por consejo insistente de Dani. Tras esa última foto y frase se hizo un silencio sepulcral: Sergio me miró con los ojos mojados, Miguel tenía cara de perro rabioso y yo dedicaba la mejor de mis sonrisas. Sergio se acercó a mi y nos fundimos en un abrazo que acabó en un pico de varios segundos. 

La cosa es que ahí no terminaba todo, ya que aún quedaba el momento de los regalos para el que, una vez más, quise quedarme con el último turno. Entre los regalos destacados, el de Dani: un DVD de coleccionista de un grupo musical al que Sergio seguía de hacía años; el e-book y los calzoncillos de marca australiana de Miguel y... el iPhone que le había comprado yo. Todo le hizo ilusión, pero huelga decir que mi regalo fue el 'rey' de la fiesta, que además llevó a Miguel a poner esa cara de perro rabioso. 

Lo que no sabía es que Miguel no se iba a rendir tan fácilmente. Había decidido plantar cara y a eso de la 1 de la madrugada se quiso llevar a Sergio, ya una vez buena parte de los amigos se habían marchado:


- Marquitos... de nuevo muchas gracias por todo esto, no sabes lo que significa para mí -me dijo Sergio.
- Tú te mereces todo lo mejor que te pueda pasar y yo quiero ser parte fundamental de ello, si es que me dejas -dije.
(Tras unos segundos de meditar, con la mirada perdida):
- La cosa es que me tendría que ir ahora con Miguel... -explicó, no muy convencido.
- ¿Ya? ¿A dónde? - pregunté.
- Por lo visto ha reservado una habitación doble en un hotel...-dijo mirando al suelo.
- El polvo de cumpleaños, ¿no? -le dije.
- Sí... bueno... dice de darnos un baño, relajarnos...-explicaba.
- No te veo nada convencido, ¿eh? - le dije.
- Es que... quizá me gustaría que tu también vinieras -dijo.

Nos cortaron la conversación unos amigos que venían a despedirse. Sin embargo, a pesar de las dudas de sus palabras, Sergio y Miguel vinieron a despedirse poco después. Antes de salir del garaje, Miguel se dio la vuelta y me hizo un gesto de chulería. Un gesto que parecía decir: "al final he ganado yo". Y quizá era verdad.

Con lo que no contaba Miguel, o al menos no en el momento de salir del local, es con el Whatsapp que Sergio me mandaba poco más de 40 minutos después de marcharse:

- Haz que nunca olvide esta noche. Oblígame. C/ Josephine Cochrane. Aparcamiento 6. Entra con el coche directamente, el código de acceso es XXXXX.

Me despedí de Dani y de la gente que quedaba y me marché rumbo a esa dirección que Sergio me enviaba por algo.

Cuando tras unos 35 minutos conduciendo accedí a aquel extraño y, desde luego, íntimo hotel, envié un Whatsapp a Sergio para indicarle que ya estaba accediendo con el coche. Lo dejé en una especie de estrecho aparcamiento pensando para no más de dos coches, subí unas escaleras, volví a marcar el código en una segunda puerta y accedí a una habitación lujosa, con una ténue luz roja, hilo musical encendido a volumen ambiente, un espejo encima de la cama de matrimonio y... a Miguel desnudo boca arriba en la cama, con una venda negra en los ojos y una especie de tela en la boca que no le permitía hablar. Estaba con el rabo duro y... joder... desde luego que Sergio no mentía cuando decía que estaba bien dotado. Tenía un buen rabo de unos 19 centímetros, de ancho proporcionado, circuncidado y unos buenos huevos redondos y gordos. Y ahí estaba yo contemplando con cierta incredulidad aquella escenita y poniéndome a tono viendo a un Miguel que me la estaba poniendo dura. Sergió me sorprendió por detrás e indicándome que no hiciera ruido, me fue desnudando hasta quedarte sin nada de ropa, me ofreció una copa cargadita de alcochol, se arrodilló y me la empezó a mamar para ponérmela dura:

- ¿Tú estás seguro de lo que estás haciendo? -le pregunté, susurrando.
- Más que nunca -dijo con cara de vicio.

Mientras me la mamaba podía ver como Miguel se pajeaba lentamente para mantener la erección y ver aquel rabo con la mamada de Sergio me estaba poniendo a tope. Sergio se levantó, se colocó al lado de de Miguel, le agarró de las manos reteniéndole y me hizo un gesto, que capté inmediatamente. Me situé al otro lado de la cama y comencé a mamársela muy lentamente a Miguel, lo que provocaba gemidos intensos por su parte. No se si aún sabría que allí estaba acompañado de dos tíos. Llegado un momento, Sergio me dijo de parar; sacó un condón de la mesilla, se lo enfundó a Miguel y empezó a cabalgarle muy lentamente mientras yo miraba como aquel pollón destrozaba el culo de Sergio. Con la facilidad con la que se la metió di por hecho que habían estado practicando, sobre todo cuando vi un bote de poppers en la otra mesilla. Me senté en la alfombra apoyado contra la pared y empecé a trabajarme el culo mientras contemplaba aquella follada. Creí saber a donde quería llegar Sergio. 

Cuando creí estar listo me levanté y Sergio descabalgó a Miguel, que se retorcía de placer. Manteniendo el máximo silencio posible traté de meterme aquel nabo que me había estado comiendo unos minutos atrás. Me dolía bastante, así que Sergio trajo esa botellita de la cual suspiré unas pocas veces hasta que tuve todo el rabo de Miguel dentro. Empecé a follármelo tratando de que no se corriera, pero como resultaba difícil, Sergio se puso a mi lado y dijo:

- ¿Te vas a correr? 

A lo que Miguel contestó con un gemido. Aceleré el ritmo de la follada y Sergio se acercó a Miguel, de tal forma que cuando fue evidente que empezaba a correrse le quitó la venda de los ojos y flipó con lo que vio. Pero no, no se detuvo. Con una mano empezó a pajear a Sergio mientras terminaba de echar su leche en mi agujero. Sergio se corría poco después viendo la imagen de los dos y mirándome a los ojos. En un momento de susto, Miguel se abalanzó sobre mí quitándose la tela que tenía en la boca, empezó a morrearme efusivamente, me colocó con fuerza encima de la cama boca arriba y entre él y Sergio me la comieron a dúo hasta que me corrí en sus bocas pocos minutos después.

Me quedé tumbado encima de la cama, Sergio se echó sobre mi y Miguel cruzó una puerta en la que no había reparado hasta el momento. Estábamos allí los dos en estado de éxtasis mirando el techo de la habitación sin decir nada, cuando Miguel salió de esa puerta totalmente vestido y peinado:

- ¿Sabéis qué? Sois unos putos enfermos los dos. Quedaos con vuestro rollo raro, quedaos con vuestras orgías, vuestros tríos... pero hacedme un favor. No jodáis a la gente así.
- Anda Micky, no te piques, que me la has chupado como si jamás te hubieras comido un rabo... -dije.
- Sí. Que estás bueno es un  hecho. Que tienes un morbazo de la ostia también. Que competir con un tío como tu y todo lo que tenéis detrás era misión suicida, también lo sabía. Pero ya puestos, quería probar eso tan adictivo que dicen que tienes.
- Tu tampoco has estado mal... -dije.
- No os confundáis. Esta es la última vez que me veis, no quiero saber nada de vosotros nunca más. ¿Sabéis? Los que hay que aún creemos en relaciones normales sin vicios, ni historias raras.
- ¿Vicios? Pero si la botellita negra la has traído tu, hipócrita -le dijo Sergio a Miguel ante mi sorpresa.

Miguel puso cara de no esperar esa respuesta, suspiró, cogió las llaves del coche y se marchó.

- Tú me tienes que explicar a mí muchas cosas. Y no solo de hoy -le dije a Sergio poco antes de quedarnos dormidos.



8 comentarios:

  1. Bua increible, llevaba esperando la continuacion con ansia y sinceramente has superado mis expectativas! No me esperaba que Sergio hiciera eso aunque estaba claro que seguia queriendote a ti,pero me ha gustado mucho y me alegro de que al final saliera "todo bien" pa ti y para tu amistad con Sergio.

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    1. Reconozco que soy muy competitivo cuando me tocan lo mío ^_^

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  2. Ohhhh. Menuda forma de seguir con esta historia y de acabar el mes, también lo increíble como va esto ^^. ¡¡Lo siguiente ya pero ya!!



    James

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  3. Por historias como esta sigo adicto a tus relatos Marcos, de verdad aparte del morbo que produce y tal, es la historia que hay detrás, muy bien redactada y que te mete en el papel.

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  4. Pobre Miguel :-(
    No quiero pensar en su dolor y frustación que tuvo que pasar en los días posteriores.
    Mi pregunta, cuya respuesta no es tan obvia sería: Lo que hiciste era para ocupar el lugar de Miguel, o sea tener una relación de compromisos con Sergio o volver a vuestra relación de amigos que tenías?.
    La intención de Sergio cuando quiso involucrarte en aquella noche era romper la relación con Miguel o ampliar la relación a tres?.
    Curiosidad, eh?. No juzgo ;-)

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    1. Perro. Tus preguntas son difíciles de responder. ¿Ocupar el lugar de Miguel? No, por aquel entonces, más bien recuperar lo que éramos hasta ese momento y tratar de cuidarlo mejor, pero sin ataduras brutales de relación clásica. Y la intención de Sergio era ver la reacción de Miguel ante una aventura con protagonistas externos, si Miguel hubiera estado de acuerdo... no se quizá donde estaríamos ahora, quizá con Miguel como cuarto protagonista de estas historias, pero no. Sergio y yo teníamos y tenemos una atracción enorme el uno por el otro, no limitada solo a lo físico ni al sexo, que crea un vínculo difícil de romper. Y Sergio por aquel entonces lo quería todo... Y todo no puede ser.

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  5. WTF pobre Miguel. Si los dos estabais felices con eso vale, pero no se, pobre, supongo que él iba enserio con Sergio... En fin

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