9 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 89: DE VUELTA CON EL NIÑATO

Desde los primeros días que habíamos regresado, no me había vuelto a encontrar demasiadas veces con Óscar, lo cual me suponía un alivio porque sabía que si alguna vez se ponía tontorrón, no iba a tener la fuerza suficiente para no caer en sus garras de niñato calentón. Además, estaba contento porque parecía que ese verano volvía a ser lo que todos, o al menos Dani yo, habíamos querido que fuera, para lo que habíamos estado esperando todo el año: playa, cervezas, sol, fiesta y cruising. 

Solía hablar con mis padres a menudo y la mala noticia es que el día anterior me habían comentado que se venían ya de vacaciones a la playa; mala noticia no por ellos, sino porque se me acaba estar solo en casa y Sergio y Dani tendrían que irse a las suyas. Así que la noche anterior habíamos estado llevando las cosas a casa de Sergio, donde se quedaría Dani hasta que la familia de Sergio también llegara. Pues bien, esa mañana cuando hablé con mis padres, me dieron un recadito: había un problema eléctrico en casa de Óscar y me pedían que subiera a echar un vistazo. Estaba claro que Óscar había hablado con sus padres del problema y los suyos con los míos, y ahí estaba Marcos que le tocaba subir a casa del niñato, pero bueno... como estaba con la novia, tampoco sería una situación muy complicada. Además, ya habían acordado una hora aproximada en la que yo subiría... con lo cual, no había un factor sorpresa.

Al medio día toco el timbre de su puerta y, tardando más de lo normal, me abre Óscar la puerta sólo vestido con unos boxers azules ajustados. Mierda. Había pasado un año desde que no veía ese cuerpo, pero estaba mucho más formado y mejor que el año anterior y el bulto que marcaban esos boxers me daba una tentación brutal de apoyarle contra la pared y quitárselos a mordiscos. En el transcurso que pasó desde que abrió la puerta, pasé, la cerró y empezó a contarme lo que ocurría, no podía parar de recordar cuando el año pasado le había desvirgado en esa misma casa, ese culo tan prieto que se tragaba mi polla, esa energía follando... Pero... un momento:

- ¿Dónde te has dejado a la churri? -dije al ver que allí no había nadie.
- ¡Ah! Se marchó ayer a Madrid, se iba al pueblo con sus padres -dijo con naturalidad.
- Pues no ha estado mucho, ¿no? -pregunté.
- Que va, pero así me puedes ayudar en todo lo que quieras -dijo, ya zorreando.

Mierda, mierda, mierda. Encima estábamos solos. Se le había quemado el enchufe donde estaba la televisión y, claro, los plomos saltaban, así que le pedí la caja de herramientas de su padre y lo quité de la pared. 

- Voy a bajar a comprarte uno nuevo para ponértelo, no tardo -dije.
- Espera, hay otra cosa que también está apunto de quemarse -dijo él desde una habitación.

Me apresuré a la habitación desde la que había escuchado la voz y me lo encontré a cuatro patas en la cama de sus padres, con el ojete totalmente abierto, y sus dedos pringados en lubricante, entrando y saliendo de aquel agujero. Me quedé de piedra, sin saber qué hacer. Si irme de allí como si no hubiera pasado nada o sacarme la polla y follármelo sin piedad. 

- ¿Han pasado más pollas por ese agujero Osquitar? -le dije.
- No, pero cuatro dedos me caben perfectamente ya... contestó demostrándomelo. 

En ese momentó sentí como un ser irracional y los más primitivos instintos se apoderaban de mi: me quité la camiseta, los pantalones y los calzoncillos y me lancé a aquella cama a enrollarme con él. Óscar estaba muy deseoso, se notaba que los polvos con aquella chica no le eran suficiente porque nos enrollábamos como dos auténticos animales: muerdos, lenguas, sobeteos... Sorprendentemente llevó la iniciativa y, tumbándome boca arriba con el encima de mi, se dio la vuelta colocándome su polla en la boca y cogiendo la mía con la suya. Un auténtico 69 de dos personas que tenían unas ganas brutales de polla y que nos las estábamos tragando enteras, hasta la laringe. Además, como yo estaba boca arriba me follaba la boca apretando el culo y eso hacía que mi polla se pusiera más dura todavía, y aprovechando que le tenía de esa posición, le bajé un poco y le hinqué mi lengua en ese agujero sin pelo que sabía a gel lubricante. Esto produjo el primer gran gemido de Óscar, que ni corto ni perezoso, me apretó los huevos para hacerse camino e hizo lo mismo con mi culo, me lo empezó a comer de una forma brutal. Cuando la posición comezó a ser incómoda, Óscar se incorporó y, sentándose sobre mí, empezó a pajearme lentamente con una mano, mientras que con la otra se untaba dedos en el lubricante y se los metía... mirándome fíjamente a los ojos con una cara de diablillo que me flipaba. Empezó a untarme gel en la polla con suaves pajas, me parecía mentira que del verano pasado se acordara tan bien de cómo funcionaba mi rabo, ya que justo cuando me quedaba poco para correrme, sin yo decir nada, me hacía la paja mucho más lenta:

- Tú hoy te vas a correr en mi culo... y tranqui, no me eches la charla que con ella siempre uso condón y se que tu no lo usas con Sergio, pero con el resto sí, así que disfrutemos... -dijo con voz de actor porno.

Vaya tela con el niñato, se acordaba de todo. Se incorporó ligeramente acercándose a mi, y cogiendo mi rabo con fuerza se lo colocó en el agujero y empezó a bajar lentamente metiéndoselo, a la par que su cara cambiaba mostrando gestos de dolor y placer combinados. Como aquella primera vez, se la metió entera en menos de 3 minutos, y cuando estuvo listo empezó a cabalgarme. Era, para follar, de las posturas que más me gustaban como activo, tener al tio cabalgándome la polla, mientras que le pajeo y le sobo el torso con mis manos. Parecía que estaba en un paraíso sexual. Le tuve que pedir que bajara el ritmo varias veces para disfrutar más de aquel polvo, de su cara de disfrute, del placer de aquel culo tan prieto, de entrar y salir de su ser, pero
llegado el momento ninguno pudimos aguantar más y Óscar, cabalgando mi polla con mucho ritmo, provocó que me corriera dentro de su culo y ante mis gemidos de placer y mi mano en su polla me echó un chorro de leche espesa sobre mi pecho. Estuvo todavía un rato cabalgándome sensualmente hasta que mi polla, ya más flácida, se salió; momento que aprovechó, cual cachorrillo, para hacerse un ovillo y quedarse abrazado a mi lado con la leche de ambos escurriéndose a las sábanas:

- Vas a tener que cambiar las sábanas antes de que vengan tus padres...-le dije sonriendo.
- No quiero tener que esperar otro año a que me folles así...-dijo con cara de felicidad. 
- Anda, vámonos a dar una ducha -le dije cogiéndole de la mano y llevándole a la ducha de su casa.

Nos duchamos juntos y le hice prometer que fuera un niñato cabrón y no le contara nada a Sergio ni insinuara nada, me dio su palabra. Sin embargo, esa mismo día, horas más tarde ya por la noche, recibiría un Whatsapp suyo:

- A Sergio tb le va hacer de act? Molaría q m follarais ls 2... Un lametazo.

No contesté, ni recibí más mensajes. Pero ahora debería afrontar un dilema: ¿contarle a Sergio que me había vuelto a tirar a Óscar un año después? ¿O proponerle plan con él y que no se enterara de mi polvo a solas con él?

7 comentarios:

  1. Bufff, tu relato ya me ha puesto cerdo para todo el día, cabron.
    q raro, tu, follar sin condon.

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    1. Solo lo he hecho con Sergio y Dani, por el pacto que alcanzamos, con este que era prácticamente virgen y en mi primera vez. El resto siempre con condón.

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  2. La verdad que no tiene nada que ver follarte un culo con condon o sin el, verdad ? No crees q preñarle a un tio el culo es lo mas?

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    1. Es lo más, siempre que ambos estéis sanos y no juguéis con fuego. Condón SIEMPRE.

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  3. mira q cerdete. sigues por Alicante o ya volviste definitivamente a Madrid? voy a alicante unos dias y quisiera verte. tienes algun mail o whatsapp de de contato?

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    1. Ya estoy en Madrid, lamentablemente y no se cuándo podré volver. Tienes mi e-mail en la parte derecha del blog ;)

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  4. Ay, el osquitar, siempre queriendo ampliar horizontes y tú, como buen samaritano, ayudándole, jejeje....

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