6 de marzo de 2014

CAPÍTULO 57: EL PEQUE

Desde que comencé el blog siempre he querido contaros como fue mi primera experiencia sexual, ya que tiene mucho que ver con el cruising, claro que de una manera un poco más inocente. 
Tuvo lugar entre las paredes de mi colegio concertado hace ya casi quince años, así que disculpad si no detallo las cosas excesivamente, pero la memoria ya va fallando. Tenía 13 años y creo recordar que estaba en 2º de la ESO, curso en el que dábamos tecnología en unas aulas minúsculas que habían improvisado en el gigantesco cuarto de baño de los gimnasios. Eran unos baños grandes, con salas que nunca sirvieron para nada y que partían del largo pasillo que conducía a las duchas, lavabos y urinarios. Siempre que bajábamos estaban los chicos de 4º de ESO duchándose después de su clase de educación física, con lo cual había bastante vapor y hacía calor. 

Uno de esos días llegué tarde a clase porque el profesor me había encargado ir a buscar unos materiales al almacén y al entrar al pasillo del baño, vi cómo al fondo del mismo venía él: un chaval bajito, muy moreno, con el pelo rizado, fibrado y con un rabo que se tambaleaba de un lado a otro según andaba. A pesar de que no tenía muy clara mi sexualidad por aquel entonces, me quedé embobado mirando cómo se movía su gran polla. 

-      ¿Qué miras mariquita? – gritó este chico desde el fondo, mientras se metía a una sala para cambiarse.

Desperté de mi letargo y me metí a clase. A partir de ese día, este chico, al que todos llamaban el peque, me miraba por los pasillos cuando bajábamos a tecnología y se encargaba de pasar semidesnudo delante de la clase donde estábamos. Pensé que lo hacía por cachondearse, por pavonearse, qué se yo.

Semanas después, ya entrado el invierno, al terminar la clase de tecnología nos íbamos a casa. Al salir del cole me di cuenta de que me faltaba el estuche  y bajé a buscarlo a clase. No quedaba casi nadie, salvo los pocos chicos que acababan de ducharse, entre ellos el peque. Me vieron entrar y salieron 3 chicos entre los que no estaba él. Cuando cogí el estuche y me decidí a irme una voz me llamó:

-      Ehh chaval, perdona, ¿me echas una mano? – dijo el peque.
-      ¿Qué pasa? – acerté a gritar yo.
-      Nada tío, que estos cabrones me han dejado el champú encima de la ducha y no llego, como eres altote, pues a ver si llegas tú – explicó en la distancia.

Así que me acerqué, giré el pasillo y allí estaba el peque, en medio del vaho de la calefacción y el agua caliente, con una toalla enroscada a la cintura y el fibrado torso descubierto, que miré embobado de nuevo…

-      Tío está allí, en la del final, a ver si llegas. Pasa – dijo, dejándome pasar.

Y efectivamente, allí en la última ducha, dentro, estaba arriba del todo, en el muro que separa una ducha de la otra, un bote de champú amarillo Johnson. Tuve que esforzarme para cogerlo, pegar varios saltos, pero al final lo conseguí. Cuando lo cogí y salí de la ducha para dárselo, la toalla del peque estaba en el suelo y tenía la polla empalmada. Era gruesa, con pellejo y de unos 17 centímetros, bastante bien para ser la primera que veía de un chico de 16 años en vivo y en directo. Me quedé sorprendido mirándola y mirándole a él seguidamente.

-      ¿Te gusta? Puedes hacerle lo que te apetezca – dijo, mientras se metía en la ducha y se apoyaba en la pared tocándose.
-      Qué dices tío, toma tu champú y vámonos – contesté, nervioso.
-      Mírame y dime que no te apetece tocármela, hazlo y aquí no ha pasado nada – contestó.

No fui capaz, claro está:

-      Es que yo nunca he tocado otra polla… - cedí.
-      Ven – dijo cogiéndome la mano y poniéndola en su polla – piensa que te estás haciendo una paja – añadió.

Y empecé a tocarle la polla y a pajearle todo lo bien que los nervios y la tembladera de manos que tenía me permitían. 

-      ¿Quieres chupármela? – preguntó con severidad.
-      No se tío… - dije, dudando, mientras me ponía de rodillas empapándome los vaqueros.
-      Piensa que es un helado que te tienes que comer con mimo y ganas… - dijo el peque.

Cerré los ojos y me la metí en la boca de forma brusca y un tanto compulsiva, hasta que sentí sus manos en mi cabeza y su voz:

-      Relaja un poco… acuérdate, un helado, con ganas y mimo, no dejes que se derrita fuera de tu boca…

Y seguí chupando utilizando más la lengua y los labios y acelerando el ritmo según aceleraba su respiración y sus gemidos. No hubo más indicaciones y puedo decir que tras 5 o 6 minutos mamando empecé a disfrutar como un enano que era de aquella polla. Hasta que me volvió a coger de la cabeza forzándome un poco más:

-      Me corro tío, no pares, me corro, joder…

Y noté como un chorro de líquido caliente invadía toda mi boca. Era amargo, abundante y espeso. Me lo tragué.
-      Joder, te lo has tragado, que morbaco chaval… Para ser el primer rabo que te comes ha estado muy bien – dijo - ¿Tampoco has follado todavía?

Qué iba a haber follado, ¡si tenía 13 años! Siempre aparenté más, pero aún así…
No hicieron falta amenazas. Yo sabía que no tenía que contar nada y él tampoco lo haría si quería mantener su reputación de machote. Se vistió y salimos juntos del colegio hablando de fútbol.Al llegar a casa lo primero que hice fue irme a mi cuarto con la excusa de que tenía muchos deberes, pero la verdadera razón era que necesitaba hacerme una paja. Me senté en la silla del escritorio, bajé los pantalones, saqué mi polla del calzoncillo, la cogí con la mano, cerré los ojos y no hicieron falta más de 2 minutos para correrme mientras en mi mente pasaban imágenes de lo que acababa de pasar. No fue la única paja que cayó aquel día recordando lo que había pasado, tenía tal subidón y exitación que con una no fue suficiente.



9 comentarios:

  1. Me encanta!!!!! No te digo más!!! Imaginarte me hizo mucha gracia como lo cuentas. Me hace recordar cuando tenia yo los 13 años.Me gustó mucho tu relato creo que hasta ahora de los que más me han gustado.

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    1. ¡Gracias por tu comentario! Espero estar a la altura para las siguientes entradas y contar con tu veredicto ;)

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  2. Todos recordamos nuestra 1º vez. Lo que no entiendo es como te podés olvidar de los detalles. Yo me acuerdo de todo, de lo que hice, de lo que dije, de lo que pensé, de los olores, de los sabores, de los rumores y los ruidos que percibía. De todo, exactamente de todo. Y obviamente, no fue aquella 1º vez el causal de una paja sino de muchas pajas que me hecho en mi vida.
    Besos!

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    1. Entonces es que tienes una gran memoria, amigo. Creo que me acuerdo de bastantes cosas de aquel día, pero si que es cierto que no lo recuerdo con tanta nitidez como hace algunos años.

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  3. Hola
    Igual que Luckitas me hiciste acordar de mi primera vez , el tenia 13 y yo 11. El tenía la pija mas grande del colegio, fuimos al cine y terminamos en el baño pajeandonos, la película era Esplendor en la Hierba.
    Al día siguiente en el laboratorio de química nos besamos y se la mamé, igual que vos tragando , así todos los días, tres meses después me rompió el ojete. Duró cerca de 15 años, la pasábamos haciendo cruising en cualquier lado. El se decía hetero y andaba con chicas y yo no le perdonaba a ninguna pija que se me pusiera a tiro, pero siempre volvíamos .On en revient toujours au premier amour.
    Hace mucho que no lo veo, leyéndote me dieron ganas de buscarlo ¿será lo mismo?
    Osvaldo

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    1. ¡Hola Osvaldo! Gracias por compatir tu experiencia. Pues si que duraste tiempo con tu priimer chico y si fue el que te desvirgó pues imagino que es una persona de la que conservas un fuerte recuerdo. Si lo buscas y te reencuentras con él, déjame saber ;)

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  4. Que bonito tener un recuerdo agradable como primera experiencia sexual a edades tan tempranas, en plena revolución hormonal de la juventud, jejeje...
    Yo tuve que esperar a los 21 años para mi primer contacto. Para un tío muy reservado, apocado y feíllo como era yo entonces, con pocos amigos, con lugares de ambiente que existian pero era complicado saber donde estaban ( no existia internet ) solo si a través de las pocas revistas gays.
    En fin... mi primera vez fue una mamada (breve y obviamente inexperta) a un tio en el cine Carretas de Madrid (a 600 km de casa), y unos cuantos toqueteos en las butacas del mismo con 5 o 6 que se fueron sentando junto a mi. Tras la mamada salí casi corriendo y me tomé un cubata de ron en un bar cercano a la Pza.España para quitarme el gusto a polla, ya ves !.
    No conservo un grato recuerdo, supongo que por los nervios que llevaba encima, aunque tampoco estrictamente un mal recuerdo. Los siguientes ( escasos y ya en bcn), y una vez roto el tabú y dar mis primeros pasos tampoco fueron especialemente memorables. Tuve que esperar 7 meses para tener mi primer noviete. :-)

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    1. La verdad es que me estrené pronto, pero para temas más delicados tuve que esperar un tiempo más... ya os contaré cuando haga más retrospectivas de estas. Imagino que con tu primer noviete las experiencias fueron mejores que las primeras ;)

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