21 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 37: LA AGRESIÓN

Desde que había iniciado mi andadura en estos mundos del cruising jamás había tenido en cuenta que fuera algo que llegado un determinado momento pudiera ser peligroso. Si que es cierto que tenía cierto cuidado de no sacar mucho el móvil, ni de exhibir nada, ya que no dejan de ser lugares retirados donde te puede pasar algo.

Meses atrás, cuando os conté que realicé aquella pequeña investigación sobre la formación deeste tipo de lugares, uno de los hombres que más información me dio, me habló de que tiempo atrás solía haber redadas en la caseta por parte de grupos neonazis, sobre todo a finales de los años 90 y principios de los 2000. De hecho, me llevó a un lateral de la caseta donde podían verse esvásticas dibujadas con grafiti y algunos mensajes, ya prácticamente borrados por la erosión del viento y agua, haciendo apología nazi: “la última vez que los vi por aquí fue un mes de junio de 2005, no se si han vuelto o no, pero desde luego, y gracias a Dios, no es lo de antes”- me contaba este hombre. También me contó que estos grupos solían venir en motos, preparados con bates y cadenas y embestían y perseguían entre los pinos a todo aquel que vieran por allí. Sin embargo, llegó un momento en que la gente asociaba el ruido de motos con los nazis, de tal modo que la caseta y sus alrededores se quedaban vacíos, y empezaron a venir en coches, haciéndose pasar por curiosos para luego dar palizas. Este hombre también me contaba que en los últimos tiempos habían proliferados chavales de origen magrebí que o bien ofrecían sus servicios previo pago o bien atracaban.

Lo que a mi me tocó presenciar no tuvo nada que ver con esto. Era un sábado del mes de julio en el que, para mi sorpresa, había bastante más gente buscando tema de lo habitual. Sergio y yo subimos desde la playa sólo con el bañador puesto, ya que además hacía un calor asfixiante y, ante la afluencia de tanta gente, comenzamos a movernos por la zona para ver si había algo interesante. Entre todo lo que había por allí, nos llamó la atención un hombre de unos 35 años, tumbado en el asiento delantero de su coche, con el pelo casi rapado, moreno, definido y bastante atractivo. Así que empezamos a tantearle, hasta que decidió salir del coche. Erróneamente, nos lo tomamos como una señal y emprendimos camino por delante suya en dirección a la pinada, para buscar un sitio discreto. Podía notar como el tío en cuestión me seguía con prisas, casi me pisaba los talones: “qué ganas tiene”- pensaba yo. Pero no, nos adelantó, se dirigió a un corrillo de 4 hombres y propinó un impactante y fuerte puñetazo en la cara de uno de ellos. Produjo un sonido seco que aún hoy recuerdo con nitidez. El agredido cayó fulminado al suelo y el resto nos quedamos atónitos sin saber bien cómo reaccionar. La gente empezó a correr, mientras sacaban los móviles para llamar a emergencias y Sergio y yo nos fuimos deprisa hacia la caseta. Mientras, se les oía discutir acaloradamente, tanto al agresor como al agredido.

Por lo que pudimos escuchar, debían de tener alguna historia pendiente o debían de haberse conocido por el chat o página de contactos, ya que uno de ellos se mostraba muy enfadado y el otro no hacía más que decir que iba a llamar a la policía. Como el escándalo entre ellos dos seguía, y había mucha gente, decidimos irnos ante el mal rollo que había allí. Se nos había cortado todo. Jamás pensamos que un sitio como este podría haber agresiones de esta forma.

En los días siguientes no volvimos a ver al agredido, al que imagino le quedaron pocas ganas de volver por allí, pero sí volvimos a ver al agresor. Y no sólo nosotros nos fijábamos en él, sino que cuando hacia acto de presencia, la gente se metía entre los pinos o se alejaba y aquello se quedaba casi desierto. La historia había corrido como la pólvora entre los “cruisineros” y nadie quería nada con él, así que harto de venir para nada, dejó de aparecer por allí. Desde entonces, tengo que decir que me ando con mucho más cuidado de como lo hacía antes. De todo se aprende una lección, aunque sean duras como en este caso.

¿Habéis presenciado alguna situación similar yendo de cruising o de ligoteo? Dejadme vuestras experiencias en comentarios.

7 comentarios:

  1. Que mal rollo, desde luego.
    Hasta ese extremo de violencia, no.
    Como mucho unas subidas de tono y expresiones chulescas, que para mi ya es suficiente para cortar el rollo.
    Normalmente de algún tipo que es rechazado por un tercero que esta enrollándose con otro.
    Una breve escena la comento precisamente en el último párrafo de mi post: http://en-la-penumbra.blogspot.com.es/2013/08/el-holandes-el-vasco-y-los-albaricoques_17.html , y este porque era parte implicada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que ha sido de lo más fuerte que he vivido en primera persona. Pero mi lugar de "la caseta" salió hace dos años en las noticias locales porque en septiembre un hombre se dedicó a tirar piedras a la cabeza a quienes iban de cruising, dejarles semi-inconscientes o atontados, lo suficiente para robarles la cartera y el móvil. A pesar de esto, juro que es un lugar tranquilo xD

      Eliminar
  2. En Chile no se da mucho eso de las redadas (por suerte).

    Aunque si un grupo (sea nazi u otra índole), con alguna idea homofóbica se topa con un gay, cualquier cosa puede pasar. Han golpeado y dejado tirados a varios por la calle a punto de morir y otros ya pasaron a mejor vida. A causa de esto es que se implementó la ley Zamudio, en honor a un joven gay que murió a manos de una brutal golpiza propinada por un grupo de jovenes borrachos.

    No a cualquier tipo de violencia!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde luego, hay que acabar con estos actos violentos en cualquier parte. No llevan a ningún lado.

      Eliminar
  3. Pues va mal el tema con la crisis ya me han robado dos veces, lo mejor es no ir con nada de valor claro, nos exponemos a una situación muy vulnerable, nos bajamos los pantalones, nos vamos a lugares apartados donde pueden estar los compinchados escondidos esperando, metemos a desconocidos en nuestra propia casa... Hay que pedir skype, red social o número de móvil a la gente con la quedamos (en zonas de cruising esto no funciona claro pero si has quedado antes por chat) y llamar al número como quien no quiere la cosa para comprobar que es real...no llevar o esconder cosas de valor (el carnet de conducir cuesta unos 50 pavos renovar así que es de valor jaja), evitar comunicarse por whatsapp (garantiza que vas con un teléfono bueno).... Si metéis a un sumiso en casa, no le dejaría "limpiarme" la casa.....Si quedas con alguien, que sea en sitio público con cámaras, si te han robado, intenta que la policía tome huellas si le has dado un vaso para que beba o algo así(aunque esto es difícil que suceda jaj)
    Y si me daís más consejos los expertos os lo agradecería, jajja pero eso por mucha paranoia que tengo, van a robar, hay q asumirlo como normal y ya está.

    SUERTE con la lotería!!! espero que os toque el décimo que hayáis comprado en vuestro lugar de cruising (si no lo has comprado muy mal! Imagina que les toca a todos los cruiseros que van allí y a ti no jaja).SUERTEEE

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ahh y no fiarse de las apariencias, hasta el español con pinta de "pijo" puede necesitar robar estas cosas.... Bueno dejo de escribir ya que me emparanoyo.

      Eliminar
    2. La verdad es que suelo tener cuidado en los casos cuando me traigo alguien a casa, no suelo hacerlo demasiado porque siempre acabas pensando si pasará algo. Pero si, está claro que no se debe bajar la guardia nunca.

      Eliminar