12 de marzo de 2016

CAPÍTULO 147: ONE STRIKE - HISTORIA DE UN ACCIDENTE AL VOLANTE

Nuestro regreso a Madrid aquel verano se iba a producir antes de lo previsto por situaciones personales y familiares urgentes, que ahora no vienen al caso. La cuestión es que nos vimos obligados a adelantar nuestra fecha de regreso en unos diez días con respecto a la fecha inicial y desde que supimos que teníamos que irnos, apenas tuvimos un par de días para organizar la vuelta. El tener una casa abierta durante casi dos meses no te hace fácil recoger todo en una hora y salir. Parecía que este verano no íbamos a tener uno de esos finales apoteósicos que habíamos disfrutado otros anteriores para despedir la etapa veraniega, es lo que tienen las urgencias. No obstante, si ya de por sí aquella mañana nos sorprendió el hecho de tener que volver de forma adelantada, cuando bajé a la calle a correr aquella mañana me encontré con otra desagradable sorpresa según regresaba a mi edificio. Un día en el que desde luego las sorpresas y los golpes de mala suerte no faltaron.

Apenas habíamos vuelto a tener contacto con mi vecino Óscar desde que quedamos y nos montamos aquel trío que disfrutamos bastante. Los días y semanas siguientes a nuestro encuentro, Óscar nos dio mil excusas para no volver a vernos. Incluso viviendo en el mismo edificio se hacía difícil coincidir o escucharle a través de la ventana del patio, siquiera respondía los mensajes del móvil y cuando lo hacía, lo hacía tarde y con evidente desgana. Nos quedaba claro que algo ocurría, pero su desgana en contactar con nosotros provocó el mismo sentimiento por nuestra parte y nos dedicamos a vivir el resto del verano como siempre lo habíamos hecho: a nuestro rollo. El caso es que aquella mañana, cuando regresaba de correr mis 10 kilómetros diarios, miré al edificio y vi que acaban de colgar un cartel de "SE VENDE/SE ALQUILA" en una de las terrazas. Justo la que correspondía al piso de Óscar y sus padres. Nada más subir a casa lo comenté con mis padres por si ellos sabían algo al respecto, a fin de cuentas su amistad con los padres de Óscar se remontaba años atrás. Pero no, a tenor de la expresión de sus caras no sabían nada. 


Los padres de Óscar acababan de decidir que se divorciaban. Bueno, más que acabar de decidirlo, habían decidido que ya era hora de hacerlo público porque su acuerdo estaba firmado y sellado desde antes del verano y ahora que éste llegaba a su fin y habían disfrutado de las vacaciones, tocaba el momento de poner a la venta el piso. No voy a entrar en lo extremadamente complicado que les iba a resultar sacar un precio aceptable en plena crisis, si es que finalmente conseguían venderlo. Era curioso que en plena crisis la oferta de venta de apartamentos en aquella zona hubiera aumentado como la espuma, apenas veías edificios por las calles en los que al menos uno de sus pisos no tuviera el cartelito.

Precisamente el drama del divorcio paterno fue lo que tuvo a Óscar tan distante aquellos días, imagino que se acababa de enterar oficialmente hacía poco. Lo más complicado de todo es que su madre le culpaba abiertamente a él por "sus vicios de desviado" y la situación se había vuelto más tensa de lo que parecía, tanto que Óscar tenía claro que, a pesar de ser mayor de edad ya, quería vivir con su padre. La cosa es que al día siguiente de enterarnos de todo esto, Óscar me escribió y me pidió hacer algo juntos para despedir el verano, ya que sabía que debíamos adelantar nuestra vuelta a la rutina con respecto a lo previsto inicialmente. Me preguntó si se podía venir con nosotros a esa playa de la que tantas veces le había hablado, al Rebollo. Y por supuesto que acepté. No recordaba si Óscar ya había venido a la playa, pero creía que era su primera vez allí porque él no tenía coche y aparte de la caseta, no creo que conociera muchos sitios de cancaneo más. 

Dani, Sergio, Óscar y yo pasamos un agradable día de playa, quizá demasiado ventoso, pero eso ya no era nada sorprendente para nosotros. Enseñamos a Óscar las maravillas de aquella playa, los secretos escondidos de la pinada y, aunque tuvimos varias oportunidades, lamento deciros que en esta entrada no hay sexo. De hecho ya a finales de agosto la afluencia de gente decae bastante. Los ánimos de Óscar no estaban para andar follando entre los pinos, ya sabéis que los adolescentes se toman las cosas mucho más a la tremenda de lo que realmente son, cosa que nos ha podido pasar a todos, así que ponérsela dura a Óscar para marcarnos un polvo de despedida fue misión imposible. Sí, reconozco que lo intenté. 

Después de comer en uno de los bares que están camino de la playa, Óscar propuso pasar la tarde en las lagunas de Torrevieja y La Mata. Tenía tan asumido que no quería sexo, que propuso un plan algo más turístico. Bajamos a la playa a tomar el sol un rato y ya entrada la tarde recogimos el chiringuito, nos despedimos de unos amigos y cogimos el coche en el aparcamiento. Óscar quería ir de copiloto, le empezaba a coger el gustillo a esto de los coches, y Sergio y Dani se colocaron en la parte trasera. Normalmente era Sergio quien viajaba a mi lado. La carretera N-332 a esas horas, en verano, suele estar bastante cargada de coches de gente que vuelve de las playas a sus casas, apartamentos u hoteles, así que hay que andarse con ojo porque tiene varios puntos negros hasta llegar a las salinas de Torrevieja. No importa, no soy de los que corren.

A veces no hay nada que tu puedas hacer. No te queda tiempo de reacción. Ves cómo el coche que circula en el otro sentido se piensa que le da tiempo a adelantar al que tiene delante sin chocarse contigo. Todo pasa muy rápido. Ves que hay línea continua, que no está permitido adelantar, pero ves que está pasando realmente. Miras al retrovisor. Gritas desde lo más profundo de tu interior una palabrota con mala leche que capta la atención de tus amigos y compañeros de viaje. Se hace el silencio. Miras por el retrovisor. Si frenas a 70km/h, el coche de detrás se te empotra. Dejo pulsado el claxon. Y Sergio y Dani van detrás. Todo esto pasa por tu cabeza en cuestión de segundos, no más de 10 o 15, que es lo que tarda el infame conductor del coche que circula en el otro sentido en tomar la errónea decisión de adelantar. Mis padres siempre me decían eso de que las prisas no son buenas compañeras. Frenas, viendo la intención, queriendo que no pase nada, intentando evitar el accidente, y das un volantazo a la derecha para salirte con el coche a la zona de campo. 

No es suficiente. No hay tiempo para evitarlo.

Es que, joder, entre el coche de delante y el mío no había tantos metros. ¡No te da tiempo, payaso! ¡No adelantes! ¡Está prohibido! ¡La puta carretera va llena, ostias! ¿Es que no lo ves, grandísimo hijo de puta? No hay tiempo.

Crash.

El verano había terminado.


Aparatoso accidente en la variante de la N-332. Cinco personas heridas, de distinta gravedad, es el balance de un accidente de tráfico ocurrido esta tarde, sobre las 19 horas, en la variante de Torrevieja, en la carretera nacional N-332, en un tramo en el que está prohibido el adelantamiento en las inmediaciones de Las Lagunas. Cuatro vehículos se han visto afectados y las causas se están investigando.
(Así recogía el accidente un medio de comunicación local de la zona)

Stone cold
You wake me when the phone vibrates
Your voice sounds dulled, but loud enough to hear you
Distant, echoes of my heart unbreak
Silently now, I'm waiting for this storm to come
I'm waiting for this this storm to come
Wuth One Strike


16 comentarios:

  1. :-( Me has dejado sin palabras :-(

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    1. Dudé si contar esta historia o no. Normalmente la gente no viene a este blog a leer este tipo de anécdotas, pero al final lo creí necesario.

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    2. A veces resulta necesario contar historias colaterales para explicar y entender partes de la trama, del tema principal en este blog, y en este caso, un accidente de los protagonistas ocurrido en la zona donde sucede gran parte de la historia.
      No me parece fuera de lugar, en absoluto. ;-)

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  2. ¡Hostias! No hace falta que pregunte si estáis bien pero ¿fue algo grave el accidente?

    Cuando vivía en San Sebastián me llevé un susto de muerte una tarde de temporal que cayo encima del coche una rama enorme que me rompió varios cristales. Pero normalmente no cojo el coche para moverme por la ciudad, en Madrid sólo lo cojo para ir al trabajo o a ensayar porque en ambos casos tengo que salir de la ciudad y cuando salgo y no hay metro a esa hora o nadie me puede llevar a casa.

    Abrazotes.

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    1. Ya lo contaré más adelante, pero el mayor afectado fue el conductor que quiso adelantar y se empotró contra mi puerta. Su coche quedó siniestro y el mío tuvo solución. Pues en Madrid lo cojo todos los días, no le cogí miedo tras el accidente la verdad, tengo por seguro que conduzco bien y que la culpa no fue mía. Y eso ayuda. ;)

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  3. Buenas, no esperaba una entrada tan rápido. Al leerlo me ha dejado :O. ¿Cómo acabó todo? Aunque ya lo han preguntado ¿estáis los cuatro bien? Con la curiosidad y sabiendo cómo es la red he buscado tus palabras finales antes del vídeo, veo entonces que... esto ocurrió hace poco.

    Aun no conduzco y mis padres y amigos nunca han tenido un accidente de este tipo. Como tú, "no son de ir rápidos", aunque haya veces que se salten muuy por arriba el límite de velocidad :S.


    Un saludo.


    P.D. Antes de darle a publicar he visto entre paréntesis tu frase bien pequeña, jajajaja. Sí, es el mismo sitio de donde lo he leído.



    James

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    1. James, como le digo al chico que escribe abajo, esta noticia no es la que sale en el Información del 2015. Si que es cierto que la debieron copiar o tener presente a la hora de redactarla, pero lo que yo pongo es un recorte que tengo de La Verdad y de hace más tiempo.

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  4. Yo creía que esta historia era de hace 2 o 3 veranos. Siento como que hay demasiados veranos entre esta historia y la del cuarteto con Óscar o cuando te lo montabas con él en su casa y no me cuadra el tiempo. Doy por hecho que estáis todos bien actualmente porque ya han pasado muchos meses aunque ocurriera el pasado verano.

    La verdad es que casi todos hemos pasado rachas de mierda. Y tú y Óscar estábais en una y el accidente fue la guinda. Suele pasar. Afortunadamente el ir a 70 hizo que no pasara nada grave. A 120 hubiera sido todo peor.

    No entiendo por qué no se pone una valla en medio de las carreteras en los tramos en los que está prohibido adelantar ya que hay tantos imbéciles que se saltan las normas. Así nadie podría adelantar cuando está prohibido.

    Mención de honor para ese conductor y para la madre de Óscar por llamarle desviado y culparle de su divorcio. Luego dirá que su hijo no va nunca a verla y que la tiene abandonada...

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    1. Extrañado por tu comentario y por el de JAMES, he buscado la noticia en internet y, efectivamente, hay una noticia muy similar de agosto de 2015. Esto que cuento no ocurrió el pasado verano, ni se publicó en el Información. El recorte de prensa que aún conservo es del diario La Verdad, edición Alicante. No es de extrañar, porque todos los veranos hay como una decena de accidentes en ese tramo entre Santa Pola y Torrevieja, es una carretera que soporta una cantidad de tráfico brutal y, salvo tramos contados, no está desdoblada, vamos, que hay un único carril por sentido en su mayor parte.

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    2. Ya decía yo que no me cuadraba el tiempo. Es de hace 3 veranos, ¿no?

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  5. Madre mía Marcos.
    Lo has descrito de una forma que parecía que iba yo mismo de copiloto al lado tuyo en el coche. Qué mal rollo.
    Espero que no fuese demasiado grave lo que pasó. Ya contarás.

    Un saludo.
    Pablo G.

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    1. Gracias, Pablo. Se trataba de ser capaz de narrarlo para que pudierais sentir algo parecido a lo que sentimos en aquellos segundos. Si lo he conseguido, me doy por satisfecho. ¡Un saludo!

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  6. Me has dejado con un mal cuerpo que no te puedes ni imaginar... :(

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    1. Bueno, Diego, te comento que nada demasiado grave nos pasó a nosotros. Ya lo contaré más adelante. Era necesario contar esta historia para comprender algunas cosas que vienen después. ¡Gracias por comentar!

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    2. Ya. Luego he pensado que no debía haber secuelas demasiado graves (aunque también podría ser que estuvieses escribiendo este blog desde una silla de ruedas y no hubieses dicho nada hasta ahora). A mí el coche me da un respeto brutal, básicamente pienso que es una máquina de matar gente, aunque, como casi todos, cuando tengo que conducir, conduzco. De todas formas, también es que me has pillado en un momento en el que estoy especialmente sensible (por motivos que no vienen al caso) y, como creo que ya te he dicho alguna vez, escribes muy bien; júntalo todo y entenderás mi comentario anterior.

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  7. ¡Menudo susto! espero que no os quedaran secuelas graves. A mí las carreteras de un solo carril y doble sentido me dan mucho respeto, son un auténtico peligro. Yo soy el clásico friki al que se acumulan bastantes detrás pero yendo deprisa creo que pierdo el control del coche. No sabe uno cómo acertar. Menos mal que en Madrid no lo tengo que utilizar mucho, definitivamente no me gusta conducir.

    La canción es muy pegadiza ;) Besos cuídate

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