22 de marzo de 2016

CAPÍTULO 149: AHORA DESPIERTA

El olor de los hospitales es algo tan característico que parece que todos los limpian y los rocían con los mismos productos de limpieza, ese ambiente embriagador se te mete en los pulmones desde que cruzas por la puerta de Urgencias y no se te va hasta pasados varios días fuera del mismo. No tengo mucha experiencia en esto de pasar días en un hospital, afortunadamente para mí, pero esta vez iba a ser una que no podría olvidar nunca.

Su mirada penetrante cada vez que venía a interesarse por el estado de Óscar y Sergio, la forma de dirigirse a mi, su mano casualmente por mi cintura para dejarle paso... Un cúmulo de muchas pequeñas cosas que me llevaron a seguirle por aquellos estrechos pasillos del Hospital de la Vega Baja. El doctor Martínez llevaba apenas un par de años trabajando allí desde que se sacó el MIR y obtuvo la plaza, era un doctor alto, delgado, con abundante pelo negro rizado, ojos claros, barba recortada, voz penetrante y mirada de estas que intimidan, algo que solucionaba con una amable forma de hablar. He de decir que no me cortaba, le seguía el rollo, el juego, las miradas, los disimulados roces... ¿Qué pensarían los demás y las familias? La verdad es que me la soplaba... Era una auténtica fantasía poder hacérselo con un médico y, si podía, no pensaba desaprovecharla. 

Aquel día, tras unos cuantos de estar allí, llovía fuertemente para tratarse de primeros de septiembre. Los alicantinos de por allí comentaban que esas lluvias no eran, todavía, habituales, pero que solían ser así al finalizar el mes. El doctor llegó puntual a su hora, me observó más que de costumbre y al salir de la habitación fingió un tropiezo y me sobó el culo. Me quedé un poco estático, ya que no había sido precisamente disimulado, pero le agarré del brazo con suavidad y le ayudé a erguirse. Nadie pareció sobresaltado por aquello en la habitación, su mal disimulado tropiezo había colado. Le miré y me guiñó un ojo con un esbozo de sonrisa. Joder, pensé, tiene que llevar meses sin follar para arriesgarse así en su puesto de trabajo. Salió de la habitación y al sentarme oí como si me sentara encima de algo. Me levanté, miré la silla y no vi nada, así que me volví a sentar y volví a escuchar ese pequeño ruido anormal al sentarme. Me metí la mano en el bolsillo trasero y descubrí un papel doblado que yo no había puesto allí. Entonces entendí todo: el doctor no me había sobado el culo por casualidad:

Consulta 317, planta 3ª. Termino a las 20:00h. Ven a verme. 

Un mensaje neutro, sin ninguna intencionalidad. Era más precavido de lo que podía parecer, ya que ese mensaje escrito en aquel folio doblado no presagiaba ningún tipo de propuesta más allá de la relación entre paciente y doctor. Por supuesto que subí. Pasados cinco minutos de la hora indicada, bajé a la planta 3 y busqué la consulta indicada. Vaya jaleo que es esto de los hospitales. Tratando de encontrarla me retrasé más de la cuenta y cuando doblé el pasillo, me topé con el doctor en cuestión saliendo de la consulta con el maletín en la mano. Se marchaba. Miré el reloj y pasaban doce minutos de las 20h, imagino que pensaba que no iba a aparecer. Me vio inmediatamente y con disimulo volvió a entrar en la consulta cerrando la puerta detrás suya. Me acerqué, llamé con los nudillos y esperé hasta que dijo: "Pase, por favor".

Entré en aquella amplia consulta. Había dos escritorios equipados con ordenador, lámpara de mesa, impresora, diversos folios y bolígrafos; por lo que entendí que aquella consulta la ocupaban dos doctores. Había un pequeño biombo tras el cual se escondía una camilla. El doctor estaba detrás del biombo poniéndose unos guantes de látex blancos. Me quedé esperando alguna instrucción, puesto que no sabía bien qué decir, hasta que el doctor salió del biombo y se dirigió a mi:

- Buenas tardes. Llega usted tarde.
- Si, disculpe.
- He revisado su historial y veo que necesita un chequeo completo, así que por favor, pase tras el biombo, desnúdese y siéntese en la camilla.

No sabía de qué iba aquello, imagino que algún tipo de fantasía a la cual yo, desde luego, me iba a prestar. No respondí y me fui detrás del biombo, mientras el doctor cerraba la puerta con llave y rebuscaba en su papeleo. Me desnudé hasta quedarme en calzoncillos dejando mi ropa en un perchero y me senté en aquella camilla de la que me colgaban los pies. El médico pasó a la zona, me miró, pareció sonreír y me empezó a auscultar con el estetoscopio. Seguí sus indicaciones sobre cómo debía respirar mientras me ponía el aparato en varias partes de mis pectorales y espalda, a la par que depositaba su inocente mano libre en mi pierna. Me midió la tensión, me pesó, me midió, me comprobó la vista... Todo ello siempre con sugerentes roces y magreos en mi culo y paquete que podrían pasar desapercibidos. Cuando acabó de anotar datos de mis mediciones, volvió a pasar tras el biombo:

- Debido a los antecedentes familiares que tiene, he de revisarle el abdomen, vejiga, testículos y ano en búsqueda de nódulos. Por favor, bájese la ropa interior y túmbese boca arriba en la camilla. 

Esta vez no se marchó, ni se dio la vuelta. Se quedó estático mirando cómo me bajaba los calzoncillos, me los quitaba y me tumbaba recostado boca arriba abierto de piernas. Se acercó, se cambió de guantes, me dijo que me relajara y me empezó a realizar una exploración intensa en el abdomen, rozándome la polla disimuladamente cuando podía. Bajó a la vejiga, donde no se entretuvo mucho y enseguida se puso a tocarme los huevos con una suavidad y mimo que estoy seguro no eran propios de situaciones cómo aquellas. Cuando vio que mi polla se empezaba a poner morcillona dijo:

- Antes de que sufra una erección involuntaria, que por otra parte es normal en estas situaciones, voy a comprobar si su prepucio se retira con normalidad. 


Asentí para dar confirmación y cogió mi polla con su mano izquierda, mientras la derecha tenía bien cogidos mis huevos. Me bajó y me subió el prepucio por lo menos una decena de veces hasta que tuve una erección completa y empecé a segregar cierto líquido preseminal:

- Veo que tiene potentes erecciones y su prepucio sigue retirándose con normalidad. Seguro que goza de una excelente vida sexual -dijo, sin poder apartar su mirada y su mano de mi polla.
- Sí, no me quejo, la verdad -respondí.
- Por favor, ahora levántese y arrodíllese en la camilla apoyando sus manos en la camilla, en paralelo con sus hombros, le voy a realizar una exploración anal superficial.

Vaya, nunca había oído una forma tan fina de decir a alguien que se pusiera a cuatro patas.

Hice lo que me indicó, pero la anchura de la camilla resultó no ser suficiente y al final acabé con las piernas abiertas apoyadas en el suelo, y de la cintura para arriba tumbado en la camilla, boca abajo. El doctor se untó el dedo con abundante gel lubricante que sacó de un armario cercano a la camilla, se arrodilló detrás de mi, me dijo que abriera más las piernas y con la mano que no tenía gel me abrió los cachetes y se quedó contemplando mi agujero:

- ¿También se depila usted el ano? Espero que lo haga con cuidado, es una zona delicada.

Seguidamente empezó a introducirme un dedo que no tardó en meter, ya que con la excitación del momento mi culo lo absorbió con ganas. Era mi momento de calentar la situación:

- Puede meter otro dedo si quiere, para mejorar la exploración -dije.

Noté una pequeña carcajada e introdujo otro dedo. No se movían en el interior, solo los introducía y los sacaba. Dejando dos dedos dentro, me cogió de la polla con la mano libre:

- Veo que mantiene una excelente erección -dijo.
- ¿Cuándo me vas a follar? -dije, ya con ganas de algo de acción.
- ¿Cómo dice? -dijo, metiendo un tercer dedo que me dijo gemir.
- Sí, bájese la bragueta, póngase un condón y explóreme el culo con su mejor herramienta.

El doctor me sacó los dedos con suavidad, se puso de pie, se quitó la bata, se desabrochó el pantalón y junto con los calzoncillos se los dejó por los tobillos. Me giré, pero solo pude ver cómo sacaba un condón y se lo ponía en lo que parecía una generosa polla. 

- Sí, ahora introdúzcamela. Fólleme -dije.
- Marcos -dijo una voz.
- Sí, fólleme -contesté.
- Marcos, joder, cállate. 
- Sí, pero métamela ya -dije, sintiendo como si la vista se me nublara y todo aquello se desvaneciera por momentos.
- Marcos. Despierta. Ahora. Despierta.

Abrí los ojos con dificultad y vi la cara de Sergio encima de la mía. Miré a los lados y a la puerta y vi que estábamos solos en la habitación.

- Joder, Marcos, estás empalmado y es más que evidente... contrólate antes de que lleguen tus padres o alguna enfermera.
- Chúpamela...-susurré.
- ¿Qué? -dijo Sergio con expresión de sorpresa.
- Chúpamela, joder... -dije, levantando el brazo derecho con dificultad y cogiéndole de la cabeza. 
- ¿Pero es que estás loco? -insistió.
- No me jodas, Sergio. Chúpamela, coño, no voy a tardar en correrme...

No rechistó más. Se acercó a la puerta, la abrió, comprobó que nadie viniera, la volvió a cerrar, metió su cabeza por un lateral de la sábana, me bajó el pantalón de pijama y notar cómo su húmeda boca envolvía mi polla por completo me hizo cerrar los ojos y volver a aquella fantasía en la que el doctor me estaba apunto de follar. Me la comió un par de minutos, tantos como fui capaz de recrear en mi cabeza cómo aquel doctor me follaba y me corrí tanto que el pobre Sergio se atragantó. Se tragó toda mi leche, me la limpió con la lengua y justo cuando me subía el pantalón  y sacaba su cabeza de la sábana, entraba Dani por la puerta.

- ¡Hombre Marquitos! ¿Ya se te ha bajado la hinchazón? -dijo acercándose a mi y dándome un abrazo, mientras se reía.
- Sí, tío... -dije mirando a Sergio.
- ¿No me jodas que le has cascado una paja? -dijo Dani.
- No exactamente... -dijo Sergio.
- ¿Una mamada? ¡Joder! ¡Me podríais haber esperado, aquí con el morbo del hospital! -dijo Dani.

Después entraron mis padres. Llevaba ingresado allí 5 días. Se suponía que había estado despierto antes, pero no era capaz de recordar nada. En ese momento me volvieron todas las imágenes del accidente. Hostias. Me quedé muy serio y me miré para comprobar por qué estaba allí y mis amigos no: moví los brazos y las piernas. Perfecto. ¿Entonces? Me llevé las manos a la cabeza y la tenía completamente vendada. Había sufrido un traumatismo leve, heridas algo escandalosas, pero a tenor de las pruebas, nada de lo que preocuparse. De hecho, mi alta estaba prevista para aquella misma tarde. El cinturón funcionó, saltaron los airbags frontales pero estampé mi cabeza contra la ventanilla por el golpe y ésta quedó destrozada. 

- ¿Y el hijo de puta ese? -pregunté, en referencia al conductor que hizo aquel adelantamiento indebido.

- Está muy grave, hijo, no saben si saldrá de la UCI. La familia está destrozada -dijo mi madre.
- Ahora vendrá la Guardia Civil a tomarte declaración, están esperando abajo, a que estuvieras plenamente consciente -dijo mi padre.

No tardaron mucho en subir desde que la enfermera avisó de que estaba plenamente "en mis facultades". Di mi versión y me aseguraron que si el conductor aquel salía de la UCI le iba a caer una gorda. 

Me fijé más detenidamente y vi que Dani tenía la mano izquierda vendada y Sergio me enseñó unos cuantos moretones y heridas sin importancia provocadas por el cinturón y el impacto. Cuando vi entrar al doctor por la puerta no me lo podía creer. Era el puto doctor de mis sueños. Vaya, lo que quería decir que sí, que había estado consciente antes, pero no recordaba nada. 

Nada más revisarme y ver que estaba bien a la espera de unos resultados que determinarían mi alta, algo me hizo click en la memoria. No había pensado en él hasta ese momento.

- ¿Y Óscar? -pregunté.

Mis padres se miraron el uno al otro y Dani cogió a Sergio de la mano con preocupación evidente en sus caras. 

17 comentarios:

  1. Menos mal que terminasteis bien (aunque nos queda Óscar), de hecho hasta te dio para montártelo con el médico aunque fuera en tu cabeza. ;) La verdad es que el rollo sanitario da para mucho, te lo digo por experiencia...

    Abrazotes.

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  2. ¡¡GUAU!! Al fin aquí este momento. Por un momento pensé que de verdad había ocurrido algo con el doctor. "No me hizo mucha gracia" que fuera en el propio hospital xD.

    ¿Y Óscar? Mira que nos haces sufrir hasta el final. Me estoy esperando lo peor :/.



    James

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  3. Como siempre tus relatos magníficos. Aunque estos últimos me han llegado al alma. Me has impresionado como has contado el accidente. Que se te tiene cariño y te he visto en ese momento. Puffff! Y encima sin saber que le ha pasado a Oscar. Gracias por estar ahí.

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  4. Estaba leyendo tu post y pensando: esto que está contando no puede ser verdad... esa situación tan directa y hablando así de buenas a primeras con el médico es imposible, parece sacado de una película porno... (y lo dice una persona que sí que ha hecho algo similar con un médico pero con el que lo había hablado todo previamente, claro).
    Así que he respirado aliviado al llegar a la parte que te despiertas, mas que nada porque sino ya hubiese pensado que el blog completo formaba parte de una fantasía (supermorbosa, eso sí). Supongo que la paja te aliviaría el calentón del sueño, jeje.

    Saludos Marcos.

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    1. Cuando estoy tiempo sin hacer nada la imaginación se me dispara en los sueños, me ha pasado muchas veces. El sueño fue tan real y me desperté tan duro que al ver a Sergio solo pude pensar en que me hiciera una buena mamada...

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  5. Joder, menos mal.
    Estaba empezando a desconfiar ya de este blog, todo me parecía muy de peli porno. Así me quedo más tranquilo.
    La verdad que hay cada médico y cada enfermero que dan un morbazo de la hostia.

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    1. Pues no desconfíes tío, lo que es fantasía (esta entrada) se dice, el resto son historias de mi vida.

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  6. Joder, menos mal que por lo que parece los 3 salisteis mas o menos bien, menuda fantasia te pillaste estando convaleciente en el hospital.

    Lo peor es lo de Oscar que tal y como lo has dejado, pienso en lo peor joder...Nos has dejado con la intriga.

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    1. Ya ves tío, es que estar tantos días sin nada hace que mi imaginación se dispare ;)

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  7. Habéis estado los tres hoy en el moncayo? .. a eso de las 20? O estáis jajaj

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    1. Hola! No, hoy no hemos estado allí, en Calblanque por la mañana y con un par de chavales hasta hace un ratito ;)

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    2. Ok esquema han ido tres juntos y eran jóvenes como nosotros y tal y he dicho... serán ellos.. jaja y luego unos por grindr me han dicho oye.. luego hablamos que hemos quedado con uno que tiene un currado por wapo, que tiene un blog de cruising de la zona.. y he dicho... ellos.. jauja bueno tocará ir esta noche al Boys. A ver si algún día coincidimos hoy es la1 vez que hemos ido.. ja ja un saludo

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  8. Ey, ¿entonces sigues por la zona? Mañana es domingo así que imagino que volverás a Madrid... Qué pena tío! Si lo sé hago más horas en El Moncayo! Pero es que sólo hay maduros, alguno que otro que sólo sabe marear la perdiz y una parejita que siempre esta por allí. Hoy vi a un grupo de chavales que bien podríais haber sido vosotros Eran 5 (Sergio, Dani y tú y los dos de los que dices en el comentario de antes) así que creo que os he fichado. Qué morbo! Me encantaría hacer algo con vosotros. Pero tienes una mirada tan penetrante que acojonas y todo.

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    1. Sí, ayer sí que estuvimos en el Moncayo con unos amigos. La próxima vez saluda, hombre, que no muerdo ;)

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  9. Jejeje... No ha colado desde bastante el principio.
    Eso que ya aparentemente se te insinuara ya me daba algo en el hocico que como que no, pero bueno, que aún podría ser, pero que te citara en su despacho, como que ya se me estaba haciendo cuesta arriba, y que dijera lo del chequeo, lo remató, jajajaja...
    Pero que ha estado muy bien, sobretodo la mamada de Sergio.
    Que atrevidos !!! :-O

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  10. Me ha calentado muchisimo este relato, se me ha puesto durisima y no voy a tener mas remedio que pajearme ahora mismo.Me encanta tu blog
    Un abrazo

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