1 de febrero de 2016

CAPÍTULO 142: BÁJATE AL PILÓN

Sergio y yo estamos unidos por muchas conexiones e ideas comunes, pensamos parecido en varios aspectos de la vida y, aunque tenemos un carácter distinto, nos compenetramos bastante bien. No solemos discutir demasiado, más allá de los roces normales de dos personas que lo comparten absolutamente todo y quitando también los momentos en los que confundimos sentimientos. A la hora de elegir chicos yendo de cruising tampoco tenemos problemas porque, más o menos, coincidimos en el ideal de chico u hombre que nos atrae y nos excita. Y digo 'hombre' porque si hay otra cosa que compartimos es que desde siempre nos han atraído también los maduros; esos maduros que están en la cuarentena, pero que se cuidan, se preocupan por su forma física, por resultar atractivos y tener las ideas bastante claras. Vamos que, saben lo que quieren, cómo lo quieren y cuándo lo quieren. También aprendimos juntos a dar más importancia al morbo de una situación que un tío buenorro de por sí. Además, Sergio y yo también coincidimos en que nos gusta llevar la iniciativa. Tras los primeros años en los que éramos más cortados, tímidos y nos dejábamos llevar, ahora nos gustaba eso de ser nosotros los que dieran el paso adelante con los tíos que nos gustaban. Por todo esto es quizá por lo que lo que ocurrió en esta historia nos acabó chocando.


Animado por lo que me había sucedido dos días atrás, mi reencuentro con Vicente diez años después sin reconocerle, Sergio me pidió pasar aquella tarde en la playa del Moncayo. A mi me apetecía ir a Calblanque con el coche, justo después de comer, pero Sergio me convenció para dejar la excursión para el fin de semana. Nos preparamos y a eso de las 5 de la tarde salimos camino a una de nuestras playas favoritas, con la salvedad de que al llegar nos encontramos con la sorpresa de que 'nuestro sitio' estaba ocupado por un grupo de cuatro o cinco chavales evidentemente gays, de entre 18 y 22 años. Desde que habíamos pasado el último chiringuito ya nos miraban a lo lejos y no dejaron de cuchichear y de hacer gestos exagerados mientras poníamos nuestras cosas unos metros más allá, dejando el suficiente espacio para estar todos cómodos. No se si creían que no nos dábamos cuenta o realmente su plan era pasar lo menos desapercibidos posible. Ajenos a la situación, nos tumbamos en las toallas frente al sol en aquella tarde despejada para broncear nuestros cuerpos y pusimos un poco de música en un altavoz bluetooth que solíamos llevar. En qué hora se nos ocurrió: el grupito de chavales empezaron a hacer el ganso mucho más que antes y a bailar y gritar (si es que podemos decirlo así) con cada canción que sonaba en nuestro altavoz. Primero, bajamos el volumen. Y la consecuencia fue que cogieron sus bártulos y se acercaron un poco a nosotros. Lo segundo fue quitar el altavoz. Y en qué hora se nos ocurrió. En un atisbo de buen rollo generalizado pusieron las toallas a poco menos de un metro nuestra y nos empezaron a dar conversación sobre la música que poníamos, la zona, si estábamos en el hotel, si éramos de por allí y para terminar si sabíamos qué ocurría en la caseta derruida que se veía más arriba. Me dan rabia estos encuentros forzados en los que la gente se ve obligada a poner la mejor de sus sonrisas y dar cháchara; llamadme borde o antisocial, pero mis ganas de seguir hablando con aquellos chavales eran nulas y en ningún momento lo disimulé. Sergio en eso era distinto, le gustaba más dar coba. Para ese momento los dos chavales más habladores del grupo me habían dicho que era muy serio, así de coña y a mi el temperamento me subía por momento, pero me dije: Marcos respira y vete a nadar.

Dejé a Sergio como nuestro relaciones públicas y aprovechando la calma del mar me fui nadando hasta las boyas y allí me hice unos cuantos largos para descargar tensiones. Al volver me quedé secándome al sol en la orilla del mar, mientras oía cómo charlaban animadamente y uno de ellos se tomaba la licencia de darle al 'play' de nuestro altavoz. Me dirigí hasta allí y me tumbé boca abajo en mi toalla, sin prestarles mucha atención:

— ¡Vaya paquete nene! —dijo uno de ellos, con risa histriónica, a la que me agachaba para tumbarme.

Pasé de hacer comentario alguno y giré la cabeza para el otro lado sintiendo cómo los rayos del sol calentaban mi espalda. Minutos después le pedí a Sergio que me echara un poco de crema solar:

— ¡Ya se la doy yo! —dijo el mismo chico que había exclamado antes por mi paquete.

Sergio me miró con cara de gato que quiere subirse al regazo de su dueño. Esa mirada que decía que me dejara echar la puta crema y mantuviera el buen rollo. Pero no. 

— Tu a mi no me vas a echar nada, así que quédate donde estás o, mejor, vuélvete donde estabas antes, que allí estabais muy bien —dije de forma serena, lanzando la crema a Sergio.

Sergio les miró, cogió la crema, se tumbó encima de mi culo y empezó a restregarme la crema mientras los chavales, en silencio y serios, se levantaban y recogían sus cosas:

— ¡Hasta luego Míster Simpatía! —me dijo el mismo chico, con la misma vocecilla que taladraba la cabeza.

— Déjalo ya —le dijo uno de sus amigos.

— Que te den chaval —dije yo. 

Se marcharon rumbo al hotel. No soporto que la gente se tome licencias que no tiene para tocar cosas que no son suyas, hacer comentarios que nadie les pide y creerse con una confianza que nadie les ha dado. Y no soporto la pluma exagerada, lo siento de veras por ser políticamente incorrecto, pero es algo que me saca de mis casillas. Respeto la pluma natural, la que sale del cuerpo con total naturalidad, ¿pero esta gente que la exagera tanto a propósito? Bien por ellos si así se sienten felices, pero conmigo no va.

Sergio se ocupó de relajarme con un masaje con crema que empezó por la espalda y me acabó dejando en bolas en aquella playa textil. Esta zona de la Playa del Moncayo fue mixta hasta mediados de los 90, cuando las urbanizaciones y la gente empezaron a quejarse y la moda acabó. Y allí tenía a Sergio sobándome el culo, las piernas y los huevos con total naturalidad, como quien no quiere la cosa. Lo cierto es que nadie nos miraba y como estaba boca abajo no se veía lo dura que tenía la polla en aquel momento. Le dije a Sergio que recogiera todo y en un momento que apenas paseaba gente por delante nuestra, me levanté y a paso rápido cogimos la rampa de madera y nos subimos a la pinada. No me vestí y la dureza de la polla no me bajó del todo. Cuando estábamos cerca de la caseta, entre los pinos en cuesta, apareció un hombre con gafas de sol, camiseta ceñida de deporte Kalenji y unos shorts azules oscuro que le hacían un culo y un paquete tentadores. Sería un hombre de unos 40, atractivo, varonil, de facciones marcadas, no muy alto y de cuerpo cuidado. Me cogí la polla y la meneé en el aire para llamar su atención, mientras Sergio se bajaba también el bañador. Una mirada rápida entre ambos fue suficiente para confirmar que aquel tío nos molaba a los dos y que nos apetecía tenerle de rodillas comiéndonos las pollas. El hombre se acercó, nos saludó con voz grave y con ambas manos nos cogió a cada uno de nuestras respectivas pollas y nos empezó a pajear con suavidad:

— Qué buenas pollas tenéis, estáis bien buenos —jadeó en un susurro.

Soltó mi polla aguantando la de Sergio y con la mano libre se la llevó a su paquete para restregárselo, una vez la tuvo dura se la sacó bajándose aquellos shorts azules y dejó vernos una polla de unos 17 centímetros, gorda, muy morena, sin circuncidar y con un pellejo que subía y bajaba sin problemas, finalizando en unos buenos cojones apretados con forma de melocotón. Se soltó la polla y con esa mano libre me acarició la cara y me metió uno de sus gruesos dedos en la boca para que, sensualmente, se lo chupara. Después me cogió del cuello y haciendo una ligera fuerza hacia abajo dijo:

— Bájate al pilón guaperas, mamanosla a los dos.

Me quedé un poco desubicado porque en la mayoría de los casos este tipo de hombres buscan ser ellos los que se bajen al pilón a mamar y era lo que en principio me apetecía, pero la situación y el morbo habían cambiado rápidamente y mi boca salivaba como la de un perro con hambre al ver una buena salchicha. Así que mirándole a los ojos me arrodillé en la arena abriendo bien las piernas y se la fui a chupar, pero no me dejó:

— Abre bien la boca, que te la vamos a follar.

Se acercó a mi un poco más y me introdujo su dura y caliente polla poco a poco en la boca, haciendo él todo el movimiento de meter y sacar mientras que yo solo daba forma a aquello y usaba la lengua todo lo que podía. Puso a Sergio a su lado cogiéndole de la cintura, pegándole a él, y le invitó a que también me follara la boca e hicieran turnos. A mi aquello de estar de rodillas con aquel tío tan varonil y Sergio al lado, ambos follándome la boca, sin


poder decir nada me puso burrísimo y empecé a tomar la iniciativa y comerles bien a los las pollas. Cuando aquel hombre estaba cerca de correrse, porque no dejaba de soltar líquido preseminal, me cogió de la cabeza con las dos manos y dando buenas embestidas me folló la boca rápidamente, bajando de vez en cuando a sobarme el culo con su mano derecha. Sergio se pajeaba y dijo estar apunto de correrse:

— ¡Espera! —dijo el hombre.

Me sacó la polla de la boca:

— Échate para atrás —me ordenó.
— Me corro —susurró a Sergio.

El hombre de nuevo cogió a Sergio de la cintura y empezaron, justo encima de mi, la paja final. Se corrieron prácticamente a la vez pringándome la cara y el pecho de su caliente leche, la del hombre bastante más espesa y abundante. El ver cómo aquella polla expulsaba aquellas ráfagas de semen fue lo que me hizo alcanzar el clímax y con una breve paja me corrí allí en suelo arenoso, pringándole al hombre parte de su pierna izquierda. 

Me ayudaron a levantarme porque estar tanto rato con las piernas en aquella posición me resultaba imposible y nos ofreció un par de toallitas húmedas que llevaba en pequeños sobres individuales, para limpiarnos.

— Qué bueno chavales —dijo jadeando, aún.
— Ha estado bien —dije yo, sonriendo.
— Me gustaría repetirlo con más calma... ¿Folláis también o solo mamadas? —preguntó.
— Él es versátil y yo soy más pasivo —dijo Sergio.
— Vamos, que sí —dijo el hombre sonriendo.
— Sí —dije yo.
— Escuchad, si os parece intercambiamos teléfonos y cuando mi mujer se vaya por allí os venís y follamos más cómodos, si os apetece —se ofreció.

Así que eso hicimos. El hombre nos ponía cachondos y nos apetecía tener una segunda parte con él. Se marchó hacia el aparcamiento de la caseta y nosotros nos pusimos el bañador para ir a la playa. 

De vuelta a casa pasando por los chiringuitos vimos al grupo de chavales de antes, ahora vestidos de fiesta, tomando unos mojitos con abundante escándalo. Al pasar por delante nos señalaron y empezaron a cuchichear, así que les saludé con la mano con total normalidad y se quedaron en silencio. No les volvimos a ver.

16 comentarios:

  1. Coincido totalmente, no soporto a la gente que fuerza las gracias (no dejan de ser unos attention whore) ni los que se cogen confianzas que no se les han dado. Y en cuanto a la pluma creo que no has podido expresarlo mejor.

    Me ha hecho gracia lo de antisocial y borde, en mi caso soy bastante sociable pero también tremendamente ácido, irónico y borde, vamos, que puedo ser muy desagradable.

    El encuentro con el madurito muy morboso como siempre, si es que escribes genial.

    Abrazotes.

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    1. Te digo de verdad que no los soporto, nunca lo he hecho y creo que nunca lo haré. Ya digo que distingo lo que puede ser una pluma natural con respecto a este tipo de chicos que la exageran demasiado por llamar la atención, como tu bien dices.
      Gracias por tus palabras!

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  2. Coincido con Christian. Hay que ver qué manera de relatar tienes tan supermorbosa.
    Para que te hagas una idea, desde que te sigo no dejo de pensar que menuda lástima que no me haya dado a mí por el cruising, porque vaya tela, tengo la impresión de que me he perdido mucho en esta vida.

    Saludos Marcos.

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    1. Pues, Pablo, la cosa es que... ¡nunca es tarde! Yo descubrí el cruising con poco más de 21 años... Y bueno, hay de todo, ¿eh? Si echas la vista atrás en mi blog verás que hay historias aburridas, épocas de no comerse un colín, de no conseguir lo que uno quiere... No obstante es una experiencia que recomiendo a todo el mundo que le de morbo, hay que probarlo.

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  3. Con las locas todo es peligro: si eres gay y no les sigues el juego eres una maricona reprimida y aburrida; y si eres hetero a aguantar comentarios e insinuaciones constantes con sonrisa forzada por miedo a que te acusen de homófobo. Básicamente el refrán de "dar la mano y llevarse el brazo". Y sé de lo que hablo que he sufrido esto a diario en el trabajo mucho tiempo y me he tenido que aguantar porque no hay otra. Si a ello le sumamos el carácter de enorme corrala de vecinos que es España pues caldo de cultivo para estos personajes...

    Respecto a los maduritos no puedo ser objetivo porque son el único tipo de hombre que me mola y con el que me he enrollado. Puedo apreciar el cuerpo de un chaval joven y su actitud, pero siempre me acaba faltando algo...la masculinidad en estado puro solo te la puede dar un tío en la cuarentena en mi opinión. Cuando ves levantarse de tu cama a un cuarentón cachas empapado en litros de sudor ya luego todo se sabe a poco ... Besos Marcos cuídate.

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    1. Coincido plenamente con tu primer párrafo. Con respecto a lo de los maduros, pues como he dicho siempre en el blog lo que busco es morbo. No me fijo, ni pregunto de primeras la edad; me fijo en una actitud, un cuerpo, una forma de actuar, de moverse, de mirar... Es todo un conjunto y me lo he pasado en grande con chavalines de 18-19 años hasta con maduros de 45, cada uno te aporta algo distinto.
      ¡Gracias por comentar!

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  4. Hace una semana descubrí tu blog por casualidad. Leí una de tus últimas publicaciones y me gusto bastante tu manera de escribir y contar los hechos morbosos. Así que comencé a leer el blog desde el inicio.
    Y la verdad que me engancho bastante. En muchos aspectos me he sentido totalmente identificado con tu blog. Mi primera experiencia con un chico fue de cruising en el parque de Atenas de Madrid, aunque entre los nervios que tenia y mis dos copas de más que llevaba solo le hice una paja. A partir de ahí, pues mis experiencias de cruising fueron aumentando y también habría para escribir un blog.
    También identificado en que el mundo esta lleno de casualidades.... y cosas que uno jamás creía que podría hacer; como el comerme la polla de un agente comercial que toco el timbre de mi casa para venderme una tarjeta (ME comí la polla y me lleve una tarjeta de crédito).

    A medida que iba leyendo el blog, pues en el fondo me hubiera gustado que tú y Sergio fuerais una pareja formal (típica de novios), pero he de comprender que yo el primero en hacerlo que me encanta vivir situaciones bastante morbosas, salir de caza, el sexo en general y que uno no puede cambiar eso.
    Yo soy un chico normalito físicamente pero con bastante actitud, y casi siempre uno encuentra un buen resultado, o como yo suelo decir. "Cada persona tiene su público".

    Vuelvo a repetir que me ha encantado tu blog y que escribes muy bien. Y has ganado un nuevo seguidor.

    Mi firma:
    Roberviajero.



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    1. ¡Bienvenido al blog, Rober! Te agradezco muchísimo tus palabras, si no fueran por los comentarios que me dejáis quizá no seguiría compartiendo mis aventuras. Fíjate que El Parque Atenas es uno de los sitios de Madrid que me quedan por descubrir en cuanto al cruising se refiere, pero dicen que desde la remodelación del río la cosa ha decaído bastante, ¿no?

      Coincido plenamente en eso de que cada persona tiene su público y, como he dicho en varias ocasiones, la actitud y el morbo muchas veces suman más que un físico.

      Un placer tenerte por aquí y espero que sigas comentando tanto como te apetezca. ¡Un abrazo!

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    2. La verdad que en el Parque de Atenas ya no queda apenas nada de cruising. Después de la remodelación de la m-30 decayó bastante y ya no se ve nunca a nadie las últimas veces que he pasado por allí. Para mi fue una de las mejores zonas de cruising de Madrid, sobre todo la parte que estaba pegada al río. Pero hoy en día no merece la pena ir desde mi punto de vista.

      Roberviajero

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    3. ¿Y cuál dirías que es hoy en día la mejor zona de Madrid? Porque bueno, el Cerro de los Ángeles está difícil últimamente con tanto control policial, la Finca de Papá siempre me ha parecido muy sobrevalorada para lo que realmente tiene, en el callejón de Legazpi no queda nada de nada, la Casa de Campo en invierno pues como que no... Y el rollo centros comerciales o estaciones no me va nada. ¡Espero tus recomendaciones, Rober!

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    4. Yo creo que las zonas de cruising ha disminuido bastante en Madrid.
      - El cerro de Los Ángeles, no esta mal, pero ojo con los controles policiales. De todas formas no suelo ir bastante desde que un día estaba en la caseta con los pantalones recién bajados e iniciando el miramiento con otro chico, y apareció por allí un compañero de trabajo, el cúal no me cae muy bien. Así que me subí los pantalones y me fui. He vuelto pocas veces por allí desde ese episodio.
      - La zona de Polvoranca de Alcorcón, suelen encontrarse bastante gente joven a veces. Yo a la zona de los caminos de tierra no me entro con el coche por allí, no vaya a salir con un pinchazo en la rueda. ME suelo quedar en una calle cerca del colegio y desde que anochece suele haber movimiento. Problema principal: Que mucha gente se queda en el coche, sin abrir ventanillas, y no se como quieren ligar asi.
      - El parque de Atenas y su zona pegada del rio. Para mi fue la mejor zona de cruising en su día que conocía. Como comente antes tras la remodelación de la m-30 ya no queda absolutamente nada.
      - LA zona del Templo de Deboh, siempre te puedes encontrar algo, pero ojo con posibles ladrones. Tampoco es que sea una maravilla.
      . En la casa de campo de campo hay dos zonas, la del cerro de garabitas (que en el verano puede estar bien, pero hay que hecharse una buena caminata) y la zona del metro de casa de campo (que puedes darte una alegría, aunque las veces que he ido el público no es del otro mundo)
      - La zona de la finca de Papa no la conozco
      - Ventas fui solo una vez hace 7 u 8 años porque me pilla mal de casa, y lo que vi fue mucho cruising de coche aquel día.
      - Zona de la complutense cerca de una facultad de informática que existe allí. Suele haber poca gente las veces que he ido. Es tener suerte

      A lo mejor ahora se lleva más los sex-clubs tipo Ring.

      En conclusión, de las zonas que conozco me quedaría con el cerro de los Angeles y Polvoranca, pero creo que el cruising de MAdrid ya no es lo que fue.
      Espero poderte ayudado.
      Un Saludo,
      RoberV

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  5. Hola Marcos.
    Seguro que me encantará tu proxima entrada, ya tus experiencias con hombres, maduros, masculinos y casados, como con el ejecutivo, me ponen a cien. Quizá será porque me identifico con ellos. Un saludo.

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    1. ¡Gracias por comentar! Que sepas que aún quedan aventuras con el ejecutivo pendientes de contar, pero mis encuentros con él son bastante espaciados en el tiempo, así que habrá que esperar un poquito.
      Un saludo!

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  6. Tranquilo Marcos,
    Soy igual de antisocial que tú, jajaja, y borde porque no me dejan ya que con la cara que normalmente pongo ya no se me acercan demasiado, aunque siempre hay algún plasta que no entiende mucho de lenguaje corporal y facial.
    Tampoco soporto ninguna de las actitudes que comentas. Ufff...
    Bueno, tu historia muy morbosa. Me hubiera costado nada y menos bajar al pilón, clavar las rodillas y ...
    Bien, que te voy a contar que no sepas ;-)

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  7. He entrado bastantes veces a tu blog desde distintos sitios (porque te "he visto" bastantes veces por ahí, :-) ), la última vez creo que fue desde "El viaje bisexual de un casado" y en aquella ocasión leí una entrada -buscando he visto que fue de primeros de Octubre- que trataba sobre un individuo llamado Mario que por lo visto ya había aparecido por aquí en ocasiones anteriores...y bueno, si me ha echado para atrás otras veces comentarte algo es porque parece que hay una línea argumental con personajes que vienen de antes y no me parece prudente opinar sin tener ni idea de los antecedentes ni "conocer" a los participantes. Además, aunque te reconozco mucha habilidad y talento para narrar situaciones de alto voltaje erótico, yo en esto del cruising tengo experiencia cero -no es que me sienta orgulloso de ello, para bien o para mal es así- y me resulta un poco dificil decir nada sobre una manera de interactuar y relacionarse sobre la que no tengo ni idea...pero como te digo lo que escribes lo escribes muy bien, y se te lee casi sin querer.
    Si tengo que decir algo es que es cierto que como a algún comentarista anterior, los hombres dentro de la misma franja de edad que el que aparece en este relato me resultan muy atractivos sexualmente y por eso no me cuesta nada entender tus reacciones, jaja....pues nada, un saludo y ¡encantado de habernos conocido!

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    1. ¡Gracias por pasarte por aquí y comentar! Tómate este blog como una guía de experiencias sobre ese mundo del cruising que no conoces mucho, siempre podrá ayudarte a entender otras formas de interactuar. Y sí, lo de los personajes es cierto, tengo pendiente crear una sección donde resumo algunas cosas para los que entráis de primeras al blog no os sintáis perdidos. Aún así, hay entradas en las que los nombres dan igual. Otras, está claro que no.

      Un placer leerte por aquí!

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