25 de noviembre de 2015

CAPÍTULO 135: DOS CHICOS Y UN AGUJERO

He de confesaros que el porno ha jugado una parte importante en mi vida, sí, ahora está muy de moda renegar de ello, hacer como si no existiera. Me recuerda mucho a esas personas que cogen el tren cada mañana camino del trabajo y en medio de la conversación uno de ellos se decide a preguntar: ¿vistéis Gran Hermano anoche? Normalmente la respuesta, salvo entre adolescentes, suele ser: "¡uy! qué va, yo esas cosas no las veo". Sin embargo, la conversación sigue y si prestas atención te darás cuenta de que esas personas que dicen no ver jamás ese tipo de programas se conocen, seguramente, el nombre de todos los concursantes; por no mencionar las audiencias, que indican todo lo contrario. Pues bien, con el porno es lo mismo. Nadie admite verlo, pero las páginas web de su temática son las más visitadas, con diferencia, en todos los países. 

Casi desde que me instalaron internet teniendo alrededor de 14 o 15 años recuerdo que aparte de los programas mensajería instantánea, el correo electrónico y otras cosas básicas, una de las primeras cosas que busqué fueron videos porno gay. En mi casa había películas eróticas hetero, de estas que regalaban con una conocida revista, convenientemente escondidas; o eso se pensaban mis padres. Fueron mi primer contacto con el mundo del porno: cuando me quedaba solo en casa ponía una de esas cintas y me pajeaba deseando ser yo quien se comía ese gran rabo en vez de la chica pechugona de la película. Me corría y después de limpiarme guardaba corriendo la cinta en su escondite, asegurándome previamente de dejarla rebobinada, para no levantar sospechas. Internet lo cambió todo. Simplemente tenía que esperar a que mis padres se acostaran para poner la página que usaba entonces y dar rienda suelta a mi mano.

Aquella mañana de agosto estaba en mi habitación de la casa de la playa respondiendo unos e-mails en el portátil, ya desde primera hora de la mañana hacía bastante bochorno y como mi habitación da a un patio interior no hay mucha corriente en días como aquel. Respondía un e-mail con concentración cuando empecé a escuchar gemidos en la distancia. Rápidamente comprobé si es que tenía abierta alguna web de estas de publicidad, pero no, no era de mi ordenador de donde procedían aquellos gemidos. Venían del patio y cada vez se escuchaban más altos, para más inri, los gemidos eran únicamente de hombres. Asomé la cabeza por la venta y pude identificar que el sonido procedía de los pisos superiores. En ese momento, con la cabeza fuera, entró mi madre en la habitación:

- Marcos, hijo, ¿qué es lo que se oye? -preguntó mi madre con cierto apuro.

Estoy casi convencido de que pensaba que esos gemidos procedían de mi habitación, no porque nunca me hubieran pillado viendo porno, sino porque solo se escuchaban hombres.

- Joder mamá, me has asustado -dije metiendo la cabeza en la habitación.

Lo cierto es que la ventana de la cocina también daba al patio y por eso se había dado cuenta.

- Algún vecino se lo está pasando bien, ¿no? -dijo mi madre, ya con media sonrisa, marchándose de nuevo. 

No se si mi madre pensaba lo mismo que yo, pero tenía claro de dónde procedía el sonido. De casa de Óscar, estaba claro. Era de su habitación de donde venía el jaleo, así que le puse un whatsapp sacando de nuevo la cabeza por la ventana: ¿qué tal la pajilla? A ver si te corres ya. A los 30 o 40 segundos el ruido cesó y Óscar sacó tímidamente la cabeza por la ventana de la habitación, me sonrió y me contestó: ¿tanto se oía?

Durante los últimos días en los que había subido a darle clase no había pasado nada entre nosotros porque su madre no nos quitaba ojo, pero ese día, el día del porno a todo volumen, Óscar me dijo que se había quedado solo en casa durante 5 días. Era la primera vez en años que se quedaba solo y sus padres no nos pedían que hiciéramos de canguro. Sí, Óscar era ya mayor de edad, pero esa no era la razón por la que sus padres no nos decían nada. Tuvimos una conversación bastante calentorra por el Whatsapp, Óscar tenía unas ganas de follar increíbles y me empezó a calentar contándome algunas escenas de pelis porno que veía que le gustaría hacer conmigo y con Sergio o Dani, le daba igual cual de los otros dos fuera. Me la había conseguido poner dura, no ya solo por lo que contaba, sino porque no es ningún secreto que a mi Óscar me ponía muchísimo... 

- Bueno, déjate de tonterías que tengo el rabo que me va a estallar. Simplemente dime cuándo -le escribí.
- ¿Cuándo qué? -contestó.
- Cuando probamos a meterte dos rabos por tu culito -respondí.

Sí, esa era la fantasía oculta de Óscar. Esos eran los vídeos que veía continuamente. Como un tío pasivo era capaz de cabalgar dos rabos a la vez, cómo un tío pasivo servía de relleno de sandwich entre dos activos que le metían sus pollas a la vez. Algo que en mi caso ya había intentando con Sergio anteriormente y no había salido bien. Óscar estaba convencido, así que ahora tocaba convencer a Dani. Sí. Óscar quería dos buenos activos y aunque Sergio hubiera sido la primera opción, sus dotes de activo eran limitadas, puesto que el se definía como pasivo, vamos, que si había que meterla la metía, pero prefería ser él quien pusiera el culo de disfrute. Lo hablé con los dos, para no causar enfados, y a Sergio no le hizo mucha gracia. Siempre le tuvo tirria y un poco de manía a Óscar, a pesar de que en los últimos encuentros que habíamos tenido los 4 habían congeniado. Sergio siempre supo que Óscar me ponía muy burro ("lo veo en tus ojos", decía) y en cierta parte tenía celos, pero la forma en la que a mí me ponía Sergio era mucho más intensa, claro que por entonces yo no le decía nada.

Óscar había propuesto quedar en tres días. Cuando sabía que quedaba con antelación para pasar una buena noche de sexo me gustaba prepararme a conciencia y eso suponía que en esos tres días tenía que hacer lo imposible por no pajearme ni follar con nadie. Me gustaba reservarme para esas buenas ocasiones, ya que me proporcionaba más deseo y más morbo aún. Además, había echado un polvo con Sergio la noche anterior y me encontraba muy capaz de aguantar tres días sin nada. Tan sólo tenía que depilarme los huevos y el culo, el resto del cuerpo estaba listo. Para tener la cabeza entretenida esos tres días desconecté las apps y me iba a hacer deporte, un poco más del habitual: running por la playa dos veces al día y nadar en la pisicna municipal todas las mañanas. Con el deporte se mantiene la cabeza más despejada. Claro que, era difícil continuar así cuando tenías a un niñato como Óscar mandándote fotos al móvil de cómo se estaba preparando para "la gran noche"...

Esa noche llegó rápidamente. Hice el paripé de arreglarme como si fuera a salir de fiesta, avisando en casa de que llegaría, seguramente, por la mañana. Tenía confianza con mis padres, pero no tanta para decirles que me iba a pasar la noche en casa de Óscar, en el mismo edificio, y con los 'antecedentes' que teníamos. Esperé a que Dani llamara al telefonillo, respondí con "ahora bajo", que en realidad significaba "sube". Me asomé a la ventana de la cocina y vi que Óscar había cerrado la ventana y bajado la persiana. Perfecto. 

Al entrar a su casa nos dimos cuenta de que el niñato se había currado mucho lo que allí iba a pasar. Había poca luz, estaban todas las ventanas y persianas cerradas, el aire acondicionado puesto a una temperatura agradable y las pocas lámparas que había encendidas estaban cubiertas con una rudimentaria tela roja que, sin embargo, daba un ambiente oscuro y a su vez embriagador a la casa. Antes de terminar de cruzar el pasillo que conducía al salón encontramos una nota en un post-it amarillo que decía que allí habríamos de quitarnos la ropa ya que el dress-code solo permitía seguir avanzando en calzoncillos. Fijo que Óscar había visto esto en alguna de las pelis porno que veía... Dani y yo intercambiábamos miradas de incredulidad, pero bueno, tratamos de meternos en aquello lo mejor que pudimos. Nos desnudamos entre las estrecheces de aquel pasillo y dejamos nuestras ropas tiradas en el suelo. No se si por las ganas de sexo o qué, pero me quedé unos segundos contemplando a Dani allí frente a mí en calzoncillos tipo slip, con la luz roja reflejándose en ese bronceado de ensueño que siempre conseguía, con su pelo rubio y su cuerpo fibrado... Tanto que se me acabó poniendo morcillona, le miré a los ojos y también le descubrí mirando mi cuerpo a la par que se llevaba la mano al paquete para apretárselo. Nuestras miradas coincidieron y se dibujó una tímida sonrisa en nuestras caras. Me pregunté por qué Dani yo no follábamos más, si estaba claro que siempre había habido una atracción, pero la voz de Óscar nos llamó y salimos de nuestro embobamiento pasajero.

A pesar de que esperábamos encontrarle en el salón, tuvimos que atravesarlo porque no había ni rastro de él por allí. Seguimos avanzando y le encontramos en la habitación de sus padres: había quitado todas las fotos que adornaban la estancia, así como descolgado los crucifijos e imágenes religiosas que su madre tenía colgadas en el cabecero. Óscar nos esperaba en la cama de matrimonio, rodeada por dos mesillas con dos velas redondas encendidas en cada una de ellas que otorgaban la luz necesaria para ver lo imprescindible. En la mesilla derecha, además, había un importante consolador, un tarro de lubricante tipo hospital, un pequeño bote oscuro con el símbolo de un rayo y parecido a los antiguos botes de mercromina, y una caja de condones. Me sorprendió ver los condones, porque podríamos decir que follar con Óscar se había convertido en parte del pacto que teníamos los tres, pero bueno, no cabe duda de que así sería más seguro. Óscar esperaba allí totalmente desnudo y empalmado, boca arriba, con las piernas flexionadas dejándonos ver bien sus huevos y el agujero ya dilatado que estaba debajo. Hicimos algún comentario jocoso e inmediatamente nos quitamos los calzoncillos y saltamos a la cama, rodeando a Óscar uno por cada lado. El niñato estaba desatado: empezó a comernos la boca con desenfreno y a sobarnos las pollas con sus manos hasta conseguir que las tuviéramos bien duras. Aquel desenfreno nos contagió y me sumergí en esa sensación que a veces tengo cuando follo de estar en una especie de ensoñación y desconectar totalmente del mundo real. Lenguas por allí y por allá, jadeos constantes, sobes de pollas, huevos y culos, olor a sudor y sexo, miradas perdidas... Y ya por aquel momento tenía tres dedos dentro del culo de Óscar, que mamaba la polla de Dani como niño que come su primer helado. Aquel culo estaba mucho más dilatado de como yo lo recordaba y caí en la cuenta del consolador que descansaba en una de las mesillas, seguro que había estado "entrenando". Óscar se incorporó y me tumbó boca arriba, con cierta dominación y fuerza que me sorprendió. Se montó sobre mi rabo y se tumbo sobre mi como un gatito dócil para comerme la boca y restregar su ojete por mi rabo y mis huevos. Dani se colocó sobre mis piernas, detrás de Óscar y cogiendo el bote de lubricante comenzó a comerle el culo, meterle dedos y pajearme a mi con suavidad... 

- Bajad el ritmo, tíos... que llevo 3 días sin correrme y quiero aguantar... -susurré.

Óscar me miro, sonrió y siguió comiéndome la boca, ahora ya más suavemente, tomando aire para jadear debido a la comida de culo que le estaba haciendo Dani, para pringárselo con lubricante después. En ese momento, Óscar alargó el brazo y cogió los dos condones para lanzárselos a Dani. Escuchaba cómo Dani los rompía con los dientes y  cogía mi rabo con fuerza, limpiaba el líquido preseminal llevándoselo a la boca y deslizaba con delicadeza el condón sobre mi polla. Dani agarró a Óscar de la cintura, por encima del culo, cogió mi rabo y lo fue introduciendo poco a poco hasta que Óscar se sentó completamente en el tras un leve suspiro. Empezó a cabalgarme lentamente, mientras yo controlaba la respiración al máximo y me concentraba para no correrme anticipadamente. Oía cómo Dani se ponía el condón y cogía de la mesilla el bote tipo mercromina, que le pasó a Óscar. Con cuidado para que no se saliera mi rabo de su culo, Óscar se tumbó de nuevo sobre mi para comerme la boca un poco, mientras Dani trataba de introducir su rabo por el mismo agujero que ocupaba el mío. En ese momento, justo cuando la punta de la polla de Dani quería hacerse hueco, Óscar destapó el tarro y se lo llevó a la nariz aborbiendo profundamente. Recuerdo que durante unos pocos segundos se le perdió la mirada y se dibujó en su cara una pequeña mueca de relajación. Claro, eran poppers. Dani hizo fuerza y noté como su polla se deslizaba sobre la mía y una sensación de rasgado que provocó un chillido por parte de Óscar. Dani se detuvo sin mover el rabo, Óscar volvió a esnifar de aquel tarro y Dani continuó muy muy lentamente metiendo su rabo. Así, unas cuantas veces hasta que Dani jady Óscar volvió a chillar. Pero ya tenía las dos pollas dentro. Se le caían las lágrimas al chaval, pero nos pidió no parar. Nos resultó muy difícil follarle a la vez, era casi imposible encontrar un ritmo adecuado para los tres, así que era Óscar el que movía el culo pausadamente haciendo que nuestras pollas se rozaran dentro de aquella estrecha cavidad. En ese momento noté que algo caliente inundaba mi abdomen, miré a Óscar y su cara de felicidad me confirmaba que se acababa de correr sin tocarse si quiera. Dani, que también se dio cuenta, pues chorreaba por un lateral de la cantidad, tomó el mando y empezó a bombear lentamente. Yo empecé a jadear con intensidad, Dani también y Óscar se enganchó a mi cuello. Me corrí sin remedio y Dani me siguió más o menos cuando yo expulsaba las últimas gotitas. Siempre había tenido más aguante que yo.

Los tres chorreábamos sudor. Dani sacó su polla con cuidado, pero a Óscar le dolía, y le dolió más cuando saqué yo la mía. Decía que no podía moverse, así que entre los dos le tumbamos boca arriba en la cama. Dani y yo nos fuimos al baño a limpiarnos y comentamos el morbazo de aquello, ya que era la primera vez que conseguíamos hacer una doble penetración. Volvimos a la habitación con papel higiénico y toallitas. Dani empezó a recoger y yo me quedé limpiando a Óscar, que seguía con una cara de relax total, pero sin moverse.

- Marcos -me llamó Dani.

Me acerqué al quicio de la puerta y me enseñó los condones ensangrentados, nada exagerado, pero aquello era sangre. Me acerqué a Óscar sin decirle nada, con la excusa de limpiarle y me alivié al ver que su culo no estaba echando sangre, tan solo alguna gotita cuando pasaba el papel... 

Cogí una toalla grande, la puse en el sofá del salón y entre Dani y yo llevamos a Óscar allí, que se quedó sobado inmediatamente. Dani y yo empezamos a recoger todo aquello en silencio, ya en calzoncillos, y puse una lavadora con las sábanas, quité todas las velas, retiramos todas las telas rojas, nos cogimos una cerveza y nos quedamos en el otro sofá comentando lo que había pasado, mientras Óscar dormía.

Seguíamos hablando al terminar la cerveza, recordando la sensación de nuestros rabos juntos en el culo del chaval y me fijé en que Dani la tenía dura, me acerqué más a él y le empecé a sobar el paquete, lo que provocó que se me pusiera dura a mi también. Nos bajamos los calzoncillos y allí, medio sentados en el sofá, comenzamos a pajearnos el uno al otro jadeándonos dado la cercanía de nuestras bocas y mirando como la mano del otro pajeaba nuestro rabo.   Dani empezó a gemir diciendo: "oh, tío, sí, joder", cerró los ojos y se corrió en mi mano, al minuto después era yo el que se corría en la suya.

- ¿En serio? -se oyó una voz ronca.

Miramos a Óscar, que nos contemplaba, y nos echamos a reír los tres.    

8 comentarios:

  1. Ay Marcos qué aventuras vives! Pero si soy sincero me había hecho ilusiones al leer el título, pensé que eras tú al que le follaban el culo dos maromos a la vez. Me mola verte de pasivo, qué le vamos a hacer ;) Besos cuídate.

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    1. Tengo mi lado pasivo porque me considero totalmente versátil, pero dudo mucho que por mi agujero pudieran caber dos rabos como el de Dani y el mío juntos, que tampoco son súper gordos... Nunca digas nunca, pero me temo que de momento te defraudo, nunca lo he intentado ;)

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  2. ¡¡GOOD!! ¡¡GOOD!! ¡¡GUD!! Al fin llegó esta historia, esta entrada, esta situación, esta fantasía que cualquier pasivo puede que tenga (me incluyo a mí, sí, me encantaría hacerlo), ¡¡esta doble penetración!! Lo llevaba esperando meses, como bien sabes Marcos ^^. Me lo supuse tras ver lo que ha dado Óscar, me ha encantado que fuera él ese afortunado de conseguir la doble. ¡¡"A partir de aquí" a ver qué viene!! Porque con esto ya no me imagino que más historias te han podido pasar, ya que ¡¡has hecho todo!!

    Grande sois por todas estas cosas que has contado jejeje :).

    P.D. ¿Queda "mucho" para llegar a este año o el año anterior?



    James

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    1. Muchas gracias James! Sí, aún queda para llegar a la actualidad, creo que es algo difícil que pase, aunque quién sabe.

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  3. Jajaja...Que graciosa la situación de tu asomado a la ventana, tu madre preguntando que pasaba y tú enviando un wassap a Oscar para que se relajara, que se estaba enterando todo el vecindario. :-)
    Y que bien montó la ambientación. Como aprende el nene.
    Estar con dos activos y que te manejen a su antojo es supermorboso, e incluso que te follen alternativamente, pero al punto de los dos a la vez por el ojete, ni lo he probado ni me apetece. Bastante tengo con conseguir meter una, jajajaja...
    Por la boca, no hay problema ;-)

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    1. Ya te digo, es algo que no contemplo tampoco para mi, como bien dices, si a veces con una ya cuesta... Pero el chavalín tenía su morbo y no quería renunciar a él, además que después de esto pidió más.. :P

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  4. Madre mía, que buen blog, no?

    Acabo de entrar hoy y me ha dejado sin habla. Creo que me lo voy a tener que leer de cabo a rabo. Saludos.

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