20 de febrero de 2015

CAPÍTULO 112: MORBO ARRIESGADO

No quedaban demasiados días de aquel verano y cada vez tenía más dudas acerca de si mis amigos iban a volver de Madrid o no. Sergio no había terminado de solucionar los temas por los que se marchó y Dani parecía no tener demasiada prisa por volver, y quizá darse la paliza de hacer casi 500 kilómetros para pocos días tal vez no les compensara. Para mi era una situación extraña: hace algunos años había cambiado a mis amigos de la playa de toda la vida por mis escapadas con Sergio y Dani y la estrecha relación que nos unió. Y, ahora, me daba cuenta de que estaba más solo que la una allí. ¿Qué pasaría el día que por determinadas razones no pudiéramos coincidir? Tampoco me parecía de recibo, ni legal, escribir a mis amigos de toda la vida... este año tan siquiera me habían invitado a la tradicional cena que hacíamos siempre. No había sabido nada de ellos, tras el enfado del año anterior de Pascual y toda la movida con Santi. Y volver, de nuevo, a irme a la playa con mi familia no me seducía lo más mínimo. Así que, equipado con mi iPod, me iba con el coche al Rebollo y mataba dos pájaros de un tiro.

Sin embargo, a finales de agosto, pasado el puente del día 15, el rollo siempre decae y los días se van haciendo más cortos, con lo cual una tarde después de comer, siesta y gimnasio, me fui al Moncayo con el coche a ver qué se cocía por allí. No había mucho movimiento, la verdad, y el ambiente se enrareció mucho más cuando apareció aquel chaval joven en una potente y ruidosa moto. Vi como según aparecía la gente cuchicheaba e iban desapareciendo pinada adentro, carril bici o metiéndose en sus coches y marchándose. Me llamó la atención porque a pesar de que no fue una espantada exagerada, sí que es cierto que desapareció todo el mundo y quedábamos el chico de la esterilla en la pinada y yo sentado en un bordillo pegado a la caseta. 

El chico de la moto aparcó a unos 5 metros de mí, apoyó la moto con el pie metálico, se quitó el casco y la chupa de cuero que llevaba y las metió en una especie de pequeño maletero con llave que iba en la parte trasera de la moto. Antes de cerrarlo, se quitó las gafas de sol, se quitó la camiseta, la guardó y se encendió un cigarro mientras se dirigía al mirador con calma. En ese momento lo entendí todo. El chico estaba totalmente depilado, tenía un cuerpo marcado y fibrado de gimnasio y en su pectoral derecho llevaba tatuado el símbolo de las SS, sumado a la esvástica que decoraba su bícep izquierdo justo por encima de una cadena tatuada alrededor del músculo de su brazo. Su escultural cuerpo encajaba perfectamente en esos vaqueros Levi's ajustados y ligeramente desgastados que le sentaban como un guante, marcando buen paquete y culo prieto, para terminar en esas fuertes botas que con el calor debían estar cociéndole los pies. Por supuesto, el pelo rapado, diría que lo llevaba al uno.

Mi instinto en ese momento fue el de permanecer tal y como estaba mirando al horizonte, agudizando mis sentidos por si comenzaba a escuchar más motos acercándose, mirando con serenidad a izquierda y derecha por si empezaban a aparecer más como él de la nada. El corazón me latía con intensidad y el instinto me decía que me largara de allí, que no era seguro. Ya me habían contado en más de una ocasión que la Caseta del Moncayo fue objeto de múltiples redadas de grupos skins a finales de los años 90 y principios de los 2000, e incluso por aquel entonces todavía era visible una esvástica situada en el lateral derecho de la caseta, el que mira hacia el gran hotel. Los minutos pasaban y nadie más venía: ni motos, ni gente apareciendo de la nada, ni cosas aparentemente extrañas; lo que sí estaba claro que quienes estaban en el Moncayo aquel día sí sabían de quién se trataba y huían. 

Decidí quedarme. Llegado ese momento me parecía más llamativo marcharme que quedarme, así que allí seguí sentado observando al skin que fumaba delante a 3 metros de mí observando el mismo mediterráneo que yo veía. Quizá estaba de viaje y había hecho una parada, mucha gente lo hace, sobre todo caravanas. Quizá solo quería cotillear. U observar el ambiente por ver si a su pandilla le convenía organizar algo allí. La cosa es que cuando se fumó un par de cigarros volvió hacia la moto, abrió el maletero, cogió el paquete de tabaco y se internó en la pinada. No me dedicó apenas ninguna mirada y a pesar de que era tentador seguirle para ver qué hacía, opté por ser precavido y seguir sentado allí donde estaba. Pasados unos minutos me levanté harto de estar sentado y me puse en el mirador
, más o menos en la misma posición que él ocupaba antes. Me permitía ver distintos recovecos de la pinada que yo mismo había utilizado con varios chicos para buenos ratos, ahora vacíos. No había movimiento de ningún tipo, tan solo el de las banderillas con la imagen de la bandera de España franquista que colgaban de la moto del chaval. Permanecí mirando al horizonte durante largo rato pensando qué invitaría a un skin a parar por allí solo, divagando sumergido en mis pensamientos, hasta que me percaté por el rabillo de mi ojo derecho que había alguien en el recoveco de debajo del mirador a la derecha. Uno de los sitios más visibles de todo aquello. Tengo que confesar que me provocaba cierto temor mirar claramente y ver a la persona que, obviamente, estaría allí. Con tan solo una mirada a la derecha nuestras miradas se cruzarían, porque yo sentía la suya mirándome fíjamente. Antes de mirar, decidí jugar. Y lo hice quitándome la camiseta de tirantes que llevaba aquel día para quedarme a pecho descubierto. La reacción a aquello fue escuchar una cremallera, cómo quien allí estaba se acababa de bajar la cremallera de la bragueta. No quedaban más dudas, el único con vaqueros allí era él.

¿Mirar o no mirar? ¿Caer en la tentación o no? Por supuesto que... sí. Decidí mirar y me encontré de bruces con los ojos del skin escrutándome y pude ver como se escupía, sin quitarme vista, en su mano derecha y se pajeaba esa polla dura que salía de la bragueta de sus vaqueros. Una buena herramienta de unos 18 centímetros muy paliducha de color, como él, con un glande rosita y grosor justo. Apetecible, desde luego. Con el corazón saliéndome por la boca me decidí a bajar con paso firme hasta quedarme prácticamente pegado a él. Soltó su polla y con esa misma mano pegajosa de saliva y líquido preseminal me sobó los pectorales y los abdominales, echando aire por la boca que indicaba que le gustaba. Me empecé a empalmar y decidí sobarle sus músculos de la misma manera en la que él lo hacía conmigo, como un entrenador de gimnasio puede hacer... quizá a eso me recordó. 

- Quítate el bañador, tío. -dijo con firmeza.

Me lo desabroché sin rechistar y lo colgué en una rama de los pinos que nos cubrían, quedándome totalmente desnudo.

- Cuerpo currado y buen rabo, ven aquí. -ordenó.

Volviéndose a escupir en la mano con rudeza me cogió la polla y empezó a pajearme sin perder en ningún momento la erección, así que comencé a pajearle yo también.

- Mójate la mano, tío. -dijo.

Me escupí como había hecho él y seguí pajeando aquella polla que estaba más dura que el hierro. Llegado un momento de morbo, me soltó el rabo y aproveché para ponerme de rodillas. Se la quería mamar. 

- ¿Qué haces, tronco? No, no quiero que me la mames... ponte de pie, acércate. -dijo.

Volvió a sobarme todo el torso, pegó su cuerpo con el mío, juntó nuestras dos pollas, la suya por encima de la mía, y con su mano derecha comenzó a pajearlas con firmeza y buen ritmo, mirando la escena. Parecía ponerle muy cachondo ver los dos rabos juntos y a veces levantaba la mirada, me miraba a los ojos y podía respirar su aliento perfectamente. Si hubiera sido otro tío le habría comido la boca, pero con el no iba a arriesgarme. Así que decidí disfrutar de aquello. Cuando comenzó a aumentar su respiración y el ritmo de la paja supe que se iba a correr. No me avisó, no dijo nada. Simplemente ambos miramos como su capullo echaba una cantidad importante de lefa sobre mi pubis y mi polla y el lo esparcía y seguía pajeando, más lento ya, como si se tratara de un gel lubricante. 

- ¿Quieres correrte? -me preguntó antes de separarse de mi.
- Pfff no tío, me queda un rato, tranquilo. -respondí.

Echó una leve sonrisa mientras sacaba un par de pañuelos de papel del bolsillo de atrás. Me ofreció uno para limpiarme su lefa. Lo hice y me di la vuelta para coger el bañador y ponérmelo, aunque torpemente se me cayó y tuve que agacharme a recogerlo. Prometo que no fue aposta. 

- Tío, otro día te reviento el culo. -dijo de pronto.

Giré la cabeza y estaba mirándome el culo absorto.

- Vaya, no quieres que te la chupe, pero sí metérmela. -dije sin tiempo de controlar ese exceso verbal de chulería.
- Pues ya ves tío... así son las cosas. -dijo, subiéndose la bragueta con otra tímida sonrisa.

No sabía muy bien cómo actuar. Así que le estreché la mano como despedida, y correspondió:

- Me has caído bien, tío, por eso te aviso. No vengas este sábado por la noche por aquí, y avisa si tienes amigos, ¿vale? Que no vengan. 
- Captado. -dije.
- Me cuesta mucho hacer esto... y que quieran hacerlo conmigo más. Eres de los pocos que no asusta y sale corriendo. -explicó.
- Hombre, qué esperas... -dije en otro exceso verbal.
- Ya...-dijo, medio sonriendo otra vez.
- ¿Te veo el domingo por la mañana por aquí? ¿Cómo te viene? -propuso, para mi sorpresa.
- De lujo. ¿Sobre las 12? -dije.
- Va. -dijo, guiñándome un ojo y marchándose. 

Me quedé ahí abajo hasta que arrancó la moto y se marchó. Me senté en una rama gruesa, me saqué la polla y me acabé de pajear reviviendo mentalmente lo que acababa de suceder. 

Antes de irme fui consciente de su advertencia. Algo iba a pasar allí el sábado y ahora quedaba la pelota en mi tejado para ver cómo conseguía avisar al mayor número de personas para que evitaran pasar por allí. 


12 comentarios:

  1. Vaya, vaya., menuda historia esta tan guay. Mientras lo leía he pasado algo de "miedo" por si al final ocurría algo, alguna pelea o si venía más gente. A saber qué es lo que pasará el sábado y si lo contarás en el siguiente capítulo u.U.




    James

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    1. Pues si tú pasaste miedo, imagínate el que pasé yo... ;)

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  2. Gran relato, entre el morbo y el acojone, hacía el final del relato no se porque pero esperaba que te pegara..tenía esa sensación. Y si la pelota y muy gorda en tu tejado, hombre para avisar a gente...a todo aquel que estuviera ese día podrías decírselo. Y ya que corriera al vuelo.

    Con ansias de tu siguiente relato y si nos cuenta algo de dicho "Sábado".

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    1. Fue una situación muy arriesgada, casi de las más que he vivido nunca yendo de cruising...

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  3. También tuve una historia con un skinhead en el Moncayo, hace bastante más años claro... quien sabe, quiza hasta hayamos compartido al mismo, pq con quien me lie tambien buscaba pajas nada mas... A un amigo mio le curraron alli hace muchos años, me da pena que sigan ocurriendo esas cosas.
    por otra parte, muy bien escrito Marcos. Sigue así.

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    1. Gracias por tu comentario! Pues sí, además que la entrada no es de hace demasiado tiempo, de hecho. Pero afortunadamente son cosas que cada vez van a menos, o eso quiero pensar.

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  4. Historia con mucho morbo.
    Y un final con muy, muy mal rollo.
    Menuda papeleta. Avisaste a amigos? Denunciaste a la policia, si es que se puede algo que no ha ocurrido?...Ufff...

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    1. Lo explico en la próxima entrada... lo de denunciar no se me pasó por la cabeza:
      - Si mire, es que me han dicho que unos nazis van a agredir a personas en un sitio que le llaman El Moncayo...
      - Ahá.

      No se, digamos que no lo veía. Al margen de toda la formalidad que supone denunciar algo así... Pero hice lo que pude para avisar a todo e mundo.

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  5. Mira, yo soy gay pero me muevo mucho por medios de derecha y incluso algo que muchos ven como de extrema derecha. Nada ni nadie en plan de redadas a gays o inmigrantes (yo mismo no soy Español de origen) o lo que sea, incluso no mirando con demasiados buenos ojos a esas salvajadas. Te puedo decir que no es nada raro gente de extrema derecha y homosexual y que planes de esos no son poco comunes. Tampoco decirte que hay homosexuales por doquier pero hay más que lo que la gente se imagina. De hecho yo mismo soy muy de derechas, aún que no franquista (vamos, a estas alturas ya esta un poco pasado de moda, no?) tengo mis simpatías por el Franquismo y lo veo en su contexto histórico, los motivos por los cuales existió, etc, etc. Y soy homosexual! Una buena parte de mis amigos es algo homofobo, sí, pero de normal conmigo no hay malos rollos más que nada porque muchos lo que piensan (algún que otro lo dice incluso) que los maricones son los maricones pero que ...minombre... es nuestro ...minombre.... Eso sí, lo saben de siempre.

    Puedo entender lo que te dijo el chico de sus dificultades pa ligar y todo lo demás. Lo peor, te digo, es cuando intentas hablar después de follar. Más que uno después de coger algo de confianza me ha dicho que de primeras intimido un poco... aún que sea bajito.

    Ahora, en cuanto a lo que te dijo de que no te acercaras el sábado por la noche, hombre, lo suyo me parece que sería denunciarlo (aún que en plan anónimo) a la Benemérita, no? No estoy cierto si el Moncayo está en el término municipal de Guardamar del Seguro pero en todo caso hay en Guardamar un puesto de la Guardia Civil y podrías perfectamente reportar el aviso allí. No se deben hacer denuncias anonimas pero, vamos, cuando pasa algo así entre nada y hacerlo de manera anonima, pues eso... Por si mas moscas.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, tío, y sobre todo por aportar tu punto de vista sobre la situación de homosexuales en contextos de "extrema" derecha. Sobre lo de denunciar formalmente, no se me pasó por la cabeza. Creo que no se puede denunciar algo que no ha ocurrido, ¿no? Y tú imagínate la de explicaciones que tendría que dar al agente de turno y responder a sus preguntas. Aparte, llevo toda la vida en Guardamar no solo veraneando y no deja de ser un pueblo donde todo se acaba sabiendo... En fin, hice todo lo que pude y creí que estaba en mi mano hacer.

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  6. Un chico con la ss tatuada en su pecho ¿enserio? diablos donde yo he visto nunca he visto eso, y menos grupos así en México. Tendria que buscar e investigar si existen aquí. Sin embargo fue un golpe de suerte tu sensate te dio la llave con uno de esos chicos y te advirtio del posible peligro al que pudiste estar expuesto. Creo es imposible avisar a gente extraña que no conoces y solo va a esos lugares.
    Espero todo no pase a mayores, te mando un abrazo enorme y nos leemos :3

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    1. Sí, hay grupos más o menos organizados que siguen fielmente los dictámenes de la nacional-socialdemocracia más radical y van con tu típica indumentaria y sus convicciones...

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