10 de mayo de 2016

CAPÍTULO 154: UNA JOVEN PROMESA CAÍDA EN DESGRACIA (Parte 2)

Una de las habitaciones que nunca conocí de casa de Fabián fue, precisamente, la habitación de matrimonio. Cuando me quedaba a dormir en su chalet, me llevaba a un cuarto de invitados decorado con gusto, dotado de cama de matrimonio, que estaba en la segunda planta y allí dormíamos juntos. Para mi desgracia, aquella primera noche, después de la paja mutua en el sofá, no pasó gran cosa. Nos dimos una ducha, cada uno en un baño diferente, cenamos algo, vimos la tele y nos fuimos a acostar. Nos metimos en la cama en calzoncillos y Fabián conectó el aire acondicionado a la mínima potencia, mientras nos arropábamos hasta la cintura con aquellas sábanas de seda. Me llamaba la atención que aquel cuarto de invitados fuera casi el doble de grande que mi habitación en casa de mis padres. Se quedó dormido enseguida, mientras yo miraba al techo tratando de pensar en cosas que me quitaran la excitación que llevaba encima. Aquella noche dormí mal, es horrible tener unas ganas enormes de sexo, dormir empalmado y no poder calmarte. Una de las veces que conseguí quedarme dormido, al despertarme, me di cuenta que tenía los calzoncillos por los tobillos, a Fabián abrazado a mi desnudo y su polla colocada en la parte exterior de mi culo. Me tenía cogido con su brazo derecho como si fuera un peluche, colocando también una de sus piernas por encima de las mías. Mi erección al despertarme y encontrarme con aquello fue inmediata, además de cuando en cuando, en sueños, a Fabián se le ponía morcillona y se restregaba sutilmente contra mi cuerpo y mi culo buscando el agujero, pero pronto se detenía y su sueño volvía hacerse profundo. Miré el reloj y tan solo eran las 5 de la madrugada, así que con sigilo me desprendí de su brazo y pierna y me dirigí al baño de esa planta. Abrí la taza, me senté y empecé a pajearme frente al espejo del lavabo. Necesitaba correrme para poder dormir algo, si no, iba a ser imposible. No me costó demasiado tiempo alcanzar el orgasmo recordando cómo Fabián se frotaba contra mi minutos antes y justo cuando mi polla expulsaba chorros de lefa que se estrellaban contra el suelo, Fabián abría la puerta del baño y contemplaba fíjamente cómo terminaba de escurrirme la polla. No dijo nada, me miró una vez hube terminado, sonrió, se lavó la cara, bebió agua y volvió a la cama. Me quedé recogiendo aquello, me lavé las manos y regresé junto a él. 

Al despertarme, vi que el reloj marcaba las 11 y que Fabián no estaba mi lado. Y, así, en calzoncillos bajé a la planta baja y él me esperaba en la cocina con un desayuno abundante preparado y listo para comer, mientras leía dos periódicos, uno nacional y otro regional:

- Pensé que no te ibas a despertar nunca, marmota -dijo, con sorna.

- Si, bueno, es que he dormido algo... regular... -expliqué.
- Ya me di cuenta, pero si te pasa otra vez, no hace falta que vayas al baño, si no que me despiertas y...

Una llamada telefónica a su móvil interrumpió lo iba a decir Fabián y la conversación no volvió a reanudarse. Estuvimos charlando de su agenda para la semana y de las vacaciones de verano. Él se marchaba a Córcega con su familia y yo me reuniría con mis amigos de la playa de por aquel entonces, a la par que empezaba a ponerme nervioso por la nueva etapa que empezaría en mi vida a partir de septiembre. En verano toda actividad política se paraliza, así que a mediados de julio en una terracita de uno de los bares más conocidos del pueblo de Fabián nos despedimos hasta la vuelta:

- No hagas nada que te pueda poner en evidencia, se que te están buscando las cosquillas...aguanta a volver y espérame para cualquier cosa que... te apetezca, ya me entiendes -dijo él antes de marcharme.

No hacía falta que dijera nada más, en las pocas conversaciones que habíamos tenido sobre el tema, Fabián había dejado claro que no quería que tuviera ninguna relación aquel verano y que si me calentaba más de la cuenta utilizara a la mano derecha. No iba a ser tampoco un gran problema, ya que entonces mi vida sexual no era tan activa como empezó a ser unos pocos años después. El caso es que me pasé todo el mes de agosto sin tener noticias suyas, sumido en una pequeña tristeza que me quitaba las ganas de hacer cosas. Sentía una atracción por Fabián tal que estar un mes sin saber nada de él me sabía muy mal y eso que no éramos más que buenos amigos. 

Una mañana de finales de agosto mi móvil empezó a sonar con insistencia cuando estaba en la ducha. Al salir pude ver que había tenido 4 llamadas perdidas de Fabián. ¡Por fin! Además, parecía importante dada la insistencia. No pude siquiera pulsar el botón de rellamada, ya que una llamada suya entraba de nuevo.

- Marcos, ¿qué tal el verano? ¿Dónde estás?
- Pues aquí, por Alicante. ¿Y tú? ¿Qué tal han...? -traté de decir sin éxito.
- Te necesito aquí. Ya. No se qué haces todavía allí, macho. 
- No me habías dicho que necesitara volver a finales de... -me volvió a interrumpir.
- Son las fiestas de mi pueblo y te necesito en la organización de la caseta política del partido en el recinto ferial. Tu vas a organizar todo lo que tenga que ver con la organización juvenil y eres esencial aquí. Cógete un tren o lo que sea, pero vuelve ya, mañana a mucho tardar.

Huelga decir que a mis padres, mejor dicho a mi madre, todo aquello no le hizo la más mínima gracia. Sin embargo, por aquel entonces no os podéis hacer a la idea de la servidumbre a la que me había entregado a Fabián durante aquellos meses. Para mi, él no solo era un político local de éxito con evidente atractivo al que le había hecho una paja semanas atrás, para mi se había convertido en alguien al que admiraba absolutamente, como él había previsto que ocurriera. Así que pese a la disconformidad de mi madre, hice la maleta, cogí un billete de autobús y al día siguiente partí a Madrid.

Al llegar a la Estación Sur de Autobuses de Méndez Álvaro vi a Fabián con el casco de la moto esperándome en la dársena del bus, no ya solo esperaba estrecharle la mano, sino que ante mi sorpresa, se abalanzó sobre mi y me dio un abrazo largo y extendido susurrándome 'bienvenido' al oído, con lo que consiguió erizar el pelo de todo mi cuerpo de nuevo. Lo que más me gustaba de montar en moto con él era que mi paquete se pegaba a su culo y nuestros cuerpos parecían fundirse en uno, ya que me abrazaba a él como koala que se sujeta a un árbol. Muchas veces me empalmaba, pero siempre creí que él no lo notaba. Precisamente ese día, ya a toda velocidad por la carretera de Toledo, me empalmé e incluso me atreví a moverme lentamente para notar cierto placer de mi polla frotándose contra su culo, tela vaquera de por medio. Cuando entramos a su pueblo y la velocidad se redujo drásticamente, giró la cabeza y me dijo, esbozando media sonrisa:

- Vienes calentito de la playa, ¿no? 

No respondí, pero lo decía por haber notado mi erección durante el viaje, como seguramente habría notado muchas otras veces. Mi alegría por estar allí de nuevo se esfumó rápidamente cuando al entrar en su casa nos recibió "su chica", la mujer con la que se casaría unos meses después. Al acompañarme a mi habitación, en la que siempre había dormido con él, le eché una mirada que el supo captar, y en voz baja me dijo:

- Es un sol, no te preocupes porque vas a estar muy cómodo a la par que ocupado. Se va en unos días.

"Unos días". ¿Cuánto era eso? A mi lo que menos me apetecía era estar allí unos días con Fabían follándose a su mujer y yo matándome a pajas en aquellas sábanas en las que había dormido con él antes. Lo cierto es que no tuve tiempo de asimilarlo. Fabián empezó a explicarme todo lo que había que hacer para preparar la caseta de fiestas y me agobié solo de pensarlo. Aquella tarde conocí a los miembros de las juventudes del partido de su municipio y también nos visitaban miembros de la organización a nivel regional, no obstante éstos solo venían cuando ya estaba todo montado, a disfrutar y figurar más que a echar una mano. Aquellas semanas aprendí a hacer de todo: albaranes, pedidos, trato con proveedores, tirar cañas, poner cubatas, preparar bocadillos, montaditos, coordinar que la gente cumpliera sus funciones... En definitiva, estuve trabajando sin cobrar, pero así era aquello. Las fiestas eran algo que el partido se tomaba muy en serio: si no te veían colaborar, no eras nadie. 

El fin de semana fue sin duda lo más duro de todo, apenas pisaba la casa de Fabián para dormir, ducharme y cambiarme de ropa. Fue también cuando aprendí que mi radar siempre había funcionado bien. Desde comienzos de semana había un chaval de las juventudes, Álvaro, que se interesaba demasiado por trabajar conmigo y ayudarme, debía ser que su radar-gay también funcionaba. Era un chico más bajito que yo, delgado, moreno, con los ojos marrones, guapo y con culazo, que era en lo que más me había fijado de él, en el culo que marcaba en esos vaqueros de marca. Aparte de la evidente atracción física que sentíamos el uno por el otro, habíamos congeniado bien y las cosas salían a la perfección cuando coordinábamos juntos al equipo. El caso es que la noche del sábado fue un completo desfase. Fabián, a pesar de ser el alcalde, solía colaborar en la caseta, pero el sábado lo había reservado para estar con las peñas del pueblo y con los vecinos, así que al no estar él por allí la cosa se desmadró. Lo curioso es que a las 4 de la madrugada se había largado todo el mundo, menos Álvaro y yo, a quienes nos tocaba pringar y recoger la caseta para dejarla lista de cara al domingo, último día de fiestas. Estábamos tan cansados que una vez todo estuvo recogido, preparé un par de montaditos y un par de copas y me senté con Álvaro en la parte trasera de caseta en unas sillas de plástico de bar. Nos comimos el montadito con ansia y la copa también entró rápido en nuestros cuerpos. Empecé a ver a Álvaro más atractivo de lo que realmente era y como se quejaba de dolor en el cuello, me puse detrás suya a darle un masaje de lo más sensual que él agradecía:

- Si te quitas el delantal y la camiseta podré hacerlo mejor... -le susurré.
- ¿Si? -me dijo girando la cabeza, con media sonrisa.

Se levantó, se quitó el delantal y la camiseta y se quedó mirándome. Tenía un torso totalmente plano con leves formas fibradas que dejaban intuir unos incipientes abdominales y pectorales, sin un solo pelo. 

- Bueno, yo también me la quito para que no te sientas mal -le dije, guiñándole un ojo.

Se volvió a sentar en la silla de plástico y volví a masajearle el cuello, los hombros, la espalda y poco a poco bajaba mis manos un poquito más sin encontrar resistencia, hasta que mi cara estuvo a la altura de la suya. Se giró, me miró y nos empezamos a comer la boca con bastante desenfreno:

- Quiero chupártela, tío... déjame que te la coma... -me decía entre beso y beso. 

Así que cuando estuve bastante caliente de morreos y magreos, me puse delante de él de pie, me bajé los pantalones y me saqué la polla.

- Qué polla tan buena tío, ven aquí -dijo agarrándome del culo tirando hacía el.

Me empezó a mamar la polla con bastante buena técnica y mucha saliva sin quitar las manos de mi culo. Hacía tanto tiempo que no me la chupaban que me temblaban las piernas de forma exagerada (realmente con 18 años recién cumplidos, había chupado yo más veces que tíos a mi). Escuché un ruido y al otro lado de la verja que separaba nuestro recinto de la calle, un policía municipal miraba con interés cómo Álvaro me la chupaba. Cuando fui a detener a Álvaro, el policía se marchó y seguimos a lo nuestro. Le avisé de que me corría y con una paja con su mano derecha me corrí en su pecho con abundancia, cayendo de rodillas por el placer y el cansancio.

Álvaro, ni corto, ni perezoso, se puso de pie y se sacó una gorda polla de algo más de 16 centímetros. Le miré, me guiñó un ojo y se la empecé a mamar. No me apetecía mucho al principio, pero según la fui saboreando en mi boca, aumentaron mis ganas y se la mamé con ansia e ímpetu. Cuando le quedaba poco para correrse, una voz nos distrajo:

- Joder, ¿en serio que no hay sitios más discretos que este para os chupéis las pollas?

Álvaro se quedó petrificado, pero reconocí inmediatamente la voz de Fabián:

- Álvaro, súbete los pantalones, vete a casa y hazte una paja. ¡Largo, ya! Tú, Marcos, te quedas aquí.

Los segundos que Álvaro tardó en subirse los pantalones se me hicieron eternos, después cogió sus cosas y salió corriendo de allí con un tímido "hasta otra". Quise despegar las rodillas del suelo para sentarme en la silla y aguantar la charla, pero Fabián me lo impidió poniéndome un pie en el pecho. 

- ¿Sabes que me ha venido un policía del Ayuntamiento a decirme que había dos maricones haciéndose mamadas en la caseta del partido? Y yo he pensado: no, Marcos no puede ser porque él es más inteligente y no va a joder el día de fiestas. Pero llego aquí y te veo tragando polla del chaval este y... ¿cómo me quedo? Pues con cara de gilipollas al ver que eres más inconsciente de lo que pensaba. Pero... ¿qué pasa? ¿Que has venido de vacaciones con ganas de rabo, no? Pues si quieres rabo, toma rabo, me la vas a comer hasta que te ahogues y no te quiero oír rechistar ni un poco. Quieres rabo, ¿no? Y la mía te gusta, ¿verdad? Si el día que me pajeaste te faltó poco para abalanzarte sobre ella y comértela. Pues ahora vas a tragar.

Toda esta perorata me la soltaba sobándose el paquete para ponérsela dura. Miró alrededor y dijo:

- Ven, vamos dentro. 

Pasamos dentro de la caseta, apagó la luz y poniéndose detrás de mi me obligó a caer de nuevo de rodillas dándome con las suyas en la parte trasera de las mías. Se colocó delante de mi, se sacó su espectacular polla y me la ofreció.

Al principio me dejó mamársela suavemente, pero el punto dominante le salió de nuevo y me agarró con las dos manos por la cabeza obligándome a tragarme su polla entera, hasta la garganta. Se me saltaron las lágrimas varias veces, pero en realidad quería que siguiera, tanto que volvía a estar empalmado de nuevo pese a haberme corrido minutos antes. 

- Te vas a tragar mi lefa, ¿entiendes? A ver si así te sacias bien de rabo... -susurraba. 

Cuando estuvo cerca de correrse me avisó, me clavó la polla en el fondo de la garganta y con unas cuantas suaves embestidas noté cómo su leche se deslizaba por mi garganta camino del estómago, a la par que Fabián gemía con cierta hosquedad. Cuando terminó, se sacó la polla de mi boca y la limpió con un trozo de papel de cocina que había cerca:

- No te lo quiero tener que repetir de nuevo, a ver si queda claro. Si te apetece polla, me lo dices, si te pica el culo, me lo dices, si quieres que te hagan una paja, me lo dices. Pero como te vuelva a ver con otros tíos vas a conocer a un Fabián que no querrías. Dime si lo has entendido. 

Respondí afirmativamente con la cabeza porque no me sentía con fuerzas de pronunciar ni una sola palabra. Me extendió la mano para ayudarme a ponerme en pie y me dio uno de sus abrazos que tanto me gustaban:

- Esto lo hago por ti, Marcos. Todo es por ti. 

Y por primera vez desde que nos conocimos, sus labios y los míos se unieron en uno. 

30 comentarios:

  1. Me ha encantado, no solo esto no ha acabado sino que parece que falta mucho más.



    James

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    1. En efecto, James, la historia da al menos para una tercera parte que llegará pronto ;)

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  2. Yo también pensaba que esta segunda parte sería la última pero veo que aún queda carrete y también se le empieza a caer la máscara a Fabián (aunque se veía venir que era un pieza)

    Estos posts me recuerdan un poco a mis primeros años de salir de marcha y mis primeros encuentros sexuales, que como aún era menor de edad le decía a los tíos que me encontraba que tenía 19 años y como siempre he sido muy alto y llevaba barba de tres días colaba perfectamente. Hubiera preferido decir la verdad pero me parecía todo un reto que no se dieran cuenta de mi verdadera edad.

    Abrazotes.

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    1. Uno de mis mejores amiguitos, a dia de hoy,tb me engañó con la edad. Se vino a mi casa diciendome que tenia 18 años. Hicimos bastante amistad y cuando cumplió 23 años me lo contó.Vaya GOLAZO que metió el niñato

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    2. Es que la historia dio para mucho, tened en cuenta que Fabián fue algo así como el primer amor de mi vida más allá del sexo puro y duro, que es lo que habían sido todas mis experiencias anteriores hasta el momento.

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  3. Hombre, por fin la continuación! Ya veo que le sacaste todo el partido posible a esa caseta de feria, sí. A ver lo que depara la siguiente entrega...
    Saludos.

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    1. Bueno, en realidad podría haberle sacado más partido, aunque no llevaba expectativas de nada. Un saludo!

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  4. Está muy bien eso de estar con el ordenador, ponerte palote y pensar: ¿qué pongo en Google para descargar? Teclear Diario de Cruising, ver que hay historia nueva y ale, a menearla. ¡Jajaja! Muy, muy bien. Sí, sí... ;)

    Yo si hay otra vida me pido la de Marcos para la próxima. No conozco a nadie que en su adolescencia haya tenido tantas historias en el colegio. O quizás es que las llevan en secreto y no me entero, no sé.

    Lo del partido me ha sorprendido menos porque conocí a un chaval que me dijo que las juventudes de su partido (el mismo que el tuyo sospecho) son un desmadre de follar. Incluso alguna orgía gay montaron e invitaron a este chaval pero él por aquel entonces era muy tímido y joven y no se atrevió a ir.

    Sigue haciéndonos disfrutar con el blog, Marcos. ¡Abrazo!

    HE

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    1. Creo que como espacio las historias tanto y las mezclo con mis aventuras de cruising, en realidad mis aventuras de adolescencia parecen muchas más de las que en realidad son.

      A mi, sinceramente, me parecen pocas comparadas con las de mis amigos hetero, que cada fin de semana en las discotecas se liaban con una distinta. En resumen, como experiencias más o menos completas tenemos al Peque, Lolo, Cata y a los malotes. Fabián llegó justo en el último momento de la adolescencia.

      Sobre el partido, sí, más tarde me enteré de que en las juventudes había mucho más movimiento gay del que parecía.

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  5. Joder Marcos, otra vez más que te lías con algún tio que está casado o con pareja tía, parece que tienes un imán para ello.

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    1. En realidad unas cosas son consecuencia de otras. Mis primeras experiencias sexuales, entre las que incluyo esta, se dieron con amigos del instituto que buscaban experimentar, pero luego resultaron aparentemente heteros. Creo que esto en alguna medida derivó en que me gustaran ese tipo de hombres por cómo me hacían disfrutar y que en cierta parte lo buscara. Claro que en hombres de ya cierta madurez lo de 'hetero' es muy cuestionable.

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  6. Me ha encantado el momento desayuno, tan tiernooo!!

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    1. Jajaja bueno, tenía sus momentos de sinceridad también ;)

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  7. buah genial Marcos!! Esos primeros amores ay...

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  8. Fabián te tuvo calentito durante todo ese mes de vacaciones, más bien diría que al horno.. claro que en la caseta te pasó por el grill hasta ponerte crujiente del todo. Vaya morbazo de escena! la historia se está poniendo tela de interesante y prometedora ;)
    Y el tal Fabían cada vez me cae mejor ¿por qué será? :D
    Un abrazo

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    1. La verdad es que la historia que tuve con él dio para mucho, pero lamentablemente el final no es todo lo prometedor que hubiera deseado en aquel momento. Un abrazo para ti también.

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  9. Leyendo todas estas historias lo que pienso es que vida mas aburrida llevo yo :) esperando por la tercera entrega.

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    1. Bueno, seguro que si pasaras un día en mi vida fuera de épocas veraniegas/vacaciones, te parecería de lo más simple y normal ;)

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  10. Es que toda esta saga parece una mari-telenovela porno jeje. ¡Y gracias por confirmar que los políticos en este país pasan más tiempo comiendo rabos en orgías que haciendo algo útil!
    De todas formas, y oye que no te juzgo tú que estás bueno disfruta todo lo que puedas, pero es que tienes un vicio que no puedes con él! te lo digo con cariño no te enfades ;) Yo entre las pocas virtudes que tengo, es que tengo un interruptor que sólo pienso en sexo "cuando toca". Ni se me ocurriría intentar nada en contextos sociales, de trabajo y demás...tienes un punto kamikaze bastante admirable. Besos guapo.

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    1. Claro que sí, en el mundo de la política hay deseo y morbo como en cualquier otra parte, pero pasa más desapercibido porque también son mucho más discretos. Y sí, reconozco que no tengo ese 'interruptor' al que haces referencia, pero sí cuento con un 'radar' que siempre me ha funcionado al 100% y en base a eso (llamemosle radar o intuición) baso muchas de mis decisiones sexuales ;)

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  11. Ya solo le falta decir: Comerás de mi mano, y sólo cuando yo quiera.
    Una situación más que sugerente cuando es conscientemente consentida.

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    1. La cosa es que con 18 años recién cumplidos lo que sentía por él era una admiración brutal, en todo momento lo que hicimos fue consentido, claro, aunque yo no fuera realmente consciente de todo lo que el pretendía con aquello.

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    2. Ese siempre es el peligro, a los 18 o a los 48 !!! ;-)

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  12. ...entonces quedamos esperando la continuación... Como creo que ya te dije, probablemente este tío me caería fatal si le conociese en persona, pero a la vez todo lo que le concierne me resulta sexualmente muy sugerente y tal como apunta "Perro", la situación tal como está planteada y con consentimiento por tu parte resulta la mar de estimulante.
    Aquí la víctima del asunto y de quien nadie se acuerda fue Álvaro, que después de mostrarse tan entregado y voluntarioso justo cuanto le tocaba su turno le mandaron a casa a meneársela, ¡ay pobre!...

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    1. Ay Álvaro... en lo que quedó de mi corta andadura política apenas volvió a acercarse a mi o dirigirme la palabra, después perdí su pista totalmente.

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  13. Llevo tiempo siguiendo tus relatos y finalmente ayer pude ir a conocer la playa del rebollo. Nada mal aunque no tanta gente, imagino que con la entrada del verano habrá más gente, estaba atento para tener la fortuna de coincidir contigo pero imagino que no.

    Enhorabuena por esos relatos, eres un promotor del turismo de esa zona jeje, ole!!

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Estuve por la zona a primeros de mayo. Ahora con el buen tiempo se va poniendo mejor de gente, sobre todo por las tardes, pero sin duda es en los meses de verano cuando la zona alcanza su mayor apogeo. Espero que disfrutes por allí y me cuentes tus experiencias. Un abrazo!

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  14. Marcos, me tienes en ascuas (y empalmado) esperando por la tercera parte de esta historia.

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  15. A mi ya lo que me tiene es preocupado. Vamos camino del mes sin historia. O hay otro accidente o están preparando las elecciones....

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