10 de octubre de 2015

CAPÍTULO 132: EL SEÑOR OSCURO

El amargo final de la historia de Mario nos dejó un poco apagados durante un par de días, días en los que empiezas a reflexionar y por primera vez desde que conocí y me metí de lleno en el mundo del cancaneo me asaltaron las dudas: ¿hasta qué punto merece la pena ir de cruising? ¿No sería mejor pasar a un estilo de vida sexual más tranquilo? ¿Es que al final nadie te aporta más que sexo sin compromiso? Nunca me había hecho esas preguntas, para mi el ir de cruising era algo que me permitía escapar un poco de todo, disfrutar de nuevas experiencias, conocer tíos, vivir la vida y aplicar al máximo la famosa cita de carpe diem, con cabeza, pero sin preocuparse en exceso por las consecuencias de cada uno de nuestros actos. Esos dos días de apagón y vendaval emocional los dediqué a hacer planes con Sergio, planes que podríamos decir que eran típicos planes de pareja, aunque nosotros no éramos nada de eso y eso estaba ya aclarado, o parecía estarlo. Que si una cenita en un restaurante italiano con velas, que si una visita a unas fuentes naturales y a un spa, que si un paseíto de noche por la playa que acaba en un polvo debajo de las estrellas en las dunas del Moncayo... Hasta que se me pasa y todo vuelve a la normalidad. Me despierto, me siento en paz, lleno de energía, de vida y siento que no tengo que renunciar a nada por una experiencia que no ha salido como yo querría, que la vida sigue y que me sigue encantando ir de caza.

Aquel día estábamos por la tarde en la playa del Rebollo pasando un rato con unos amigos que subían desde Murcia a vernos, era una tarde dominada por el intenso viento de levante y era imposible bañarse porque aparte de haber bandera roja, las olas y las corrientes eran de impresión. Como el día de playa no acompañaba mucho, nuestros amigos se marcharon rumbo al sur antes de que cayera el sol y aproveché ese momento para sugerir un plan que me apetecía muchísimo:

- Chavales, esta noche hay luna llena, lo sabéis, ¿no? -les dije a Sergio y Dani sonriendo.
- Se por donde vas, pero esta noche he quedado con un chaval del Grinder, así que os lo dejo todo para vosotros -respondió Dani.
-  Pues había pensado que podíamos irnos a cenar a Alicante...-dijo Sergio, sabiendo ya de mis intenciones, apesadumbrado.
- ¡Podemos ir cualquier otro día, tío! Esta noche tiene escrito el nombre de "MONCAYO" en mayúsculas, es nuestra primera luna llena del año -expliqué.

Sí, como he dicho muchas veces, odio ir al Moncayo de noche. No soy de los que folla sin ver, me gusta el morbo, pero me gusta saber claramente con quién follo. Es triste ver cómo en los últimos tiempos te encuentras por la noche con gente que pasa ya de los 45-50 años vestidos como adolescentes: vaqueros apretados, camisetas de Lonsdale, gorras hacia atrás, botas-deportivas de marca... Si realmente ligan más por jugar a ser algo que no son, enhorabuena para ellos, pero es precisamente por este tipo de cosas por las que al Moncayo voy con luz y taquígrafos, o con buena luna que te deje ver con quién realmente vas a pasar un rato de buen rollo. 

La noche llegó sin prisas y con tranquilidad. Cenamos cada uno en nuestras respectivas casas y nos arreglamos como quien se va de fiesta, ya que quizá si no encontrábamos nada en el Moncayo nos íbamos a algún pub después. Decidí ponerme esos pantalones pirata blancos que según Sergio me hacen culazo y y paquetón, con una camiseta azul ajustada y mis Adiddas negras y blancas. Me peiné el pelo de punta, me puse el cordón de plata, cogí el coche y recogí a Sergio en su portal. En 10 minutos estábamos entrando al aparcamiento del Moncayo donde nos esperaban unos 12 o 13 coches aparcados en distintos lugares, la gran mayoría a los lados de la vieja caseta. . La noche prometía: pasaba de media noche y teníamos un cielo despejado, luna enorme y brillante y lleno de coches. Aparcamos y salimos del coche, no somos de quedarnos dentro eternamente, para
eso me quedo en casa. Nos vamos hacia la caseta, al mirador, y nos cruzamos con varios tíos que están de caza. Damos la vuelta y nos metemos al bosquecillo. La mayoría de lo que hay fuera de los coches son gente bastante adulta que, al vernos, comienzan a seguirnos con cierta cautela por toda la zona de cruising. Parece que llevamos un grupo de escoltas detrás vayamos donde vayamos, imagino que esperando a que nos saquemos el rabo o comencemos a liarnos, para unirse. Me canso de llevar a toda esta gente que no me interesa detrás y me llevo a Sergio más lejos, a una zona que algunos conocen como la piedra filosofal. Se trata de un mirador al mar de tierra en el que hay unas rocas grandes que por la erosión de la lluvia tienen forma de asiento, te sientas y disfrutas de buenas vistas. Los que nos seguían se quedan merodeando un buen rato, pero como no pasamos a la acción se van marchando poco a poco. Bien, un poco de paz.

Por las noches la gente no suele llegar tan lejos en el Moncayo, así que pasados 25 minutos decidimos volver al aparcamiento para ver si se ha renovado un poco el ambiente y ha llegado savia nueva. No nos daría tiempo a llegar al aparcamiento, a medio camino, en una zona pasado un mirador que se estrecha bastante, antes del montón de cristales rotos apilados, nos cruzamos con lo que aparentemente parece ser un chico de unos 35 años, vestido con un polo rojo ajustado, unos pantalones pirata marrones, moreno, con buen cuerpo y pelo bien peinado. Le miramos, nos devuelve las miradas y comenzamos el juego de caza. Se empieza a agolpar la gente cerca nuestra, así que me vuelvo a llevar a Sergio un poco más adentro sin dejar de lanzar miradas al chaval nuevo, que nos seguía a cierta distancia. Llegado a uno de los dos grandes terraplenes que bajan hacia la playa, me meto con Sergio a una zona rodeada de arbustos donde hay una butaca azul abandonada. El chaval que nos sigue, se mete poco después y sin mediar palabra lanza sus dos manos a nuestros paquetes y nos los empieza a sobar esbozando una sonrisa. Hago lo propio y le cojo el paquete con mi derecha; me doy cuenta de que no está mal dotado, así que le miro a los ojos y sonrío. Los tres nos desabrochamos el pantalón, nos bajamos los calzoncillos y los dejamos caer a la altura de los tobillos, nos agarramos de las cinturas y empezamos a sobarnos las pollas mutuamente. No hay besos, sólo nos pajeamos con una mano y con la otra nos agarramos de la cintura y nos sobamos los culos. Evita en todo momento mirarnos de frente o juntar bocas. Tiene buen rabo: unos 17 centímetros de rabo grueso, duro y circuncidado. No me queda muy claro su rol, así que seguimos pajeándonos entre los primeros alientos y gemidos, poco después el chaval se separa de nosotros, nos coge de los rabos y se agacha para empezar a comerselos. No lo hace mal, se las mete enteras en la garganta y saliva mucho, así que para mi polla es como estar en el paraíso, sin embargo no parece querer ponerse de rodillas y a veces se le iban un poco los dientes... Tras estarlas mamando un rato, se incorpora y Sergio aprovecha para ponerse de rodillas y comernos las pollas a los dos. El chaval me coge de la cintura, me levanta la camiseta y me empieza a sobar y a comerme los pectorales y los pezones. Llegado un momento me coge mi mano derecha y me la lleva a su culo. ¡Por fin ha quedado claro!

Le sobo un poco el culo aprentándole los cachetes y comienzo a meterle un dedo, mientras Sergio sigue a lo suyo zampándose suavemente ambos rabos. Noto algo pegajoso en su agujero y con disimulo trato de olerlo, pero el chaval se da cuenta y susurra:

- Es lubricante, me lo traigo preparado de casa.

Y efectivamente, mi dedo se pierde dentro de su culo hasta el fondo sin mucho misterio... Le acabo metiendo tres dedos sin excesivos preámbulos provocando que el chaval resople y gima. Me pide que le folle y, agachándose, se saca un condón del bolsillo del pantalón. Aparta a Sergio tocándole la cabeza con cierto mimo y apoya sus brazos en el tronco del pino que teníamos detrás, separa las piernas y abre el culo. Miro a Sergio y asiente. Me endurezco el rabo, me pongo el condón y se la empiezo a meter, pero el culo me la absorbe como si se tratara de pura gravedad, sin darme mucha cuenta le meto el rabo hasta el fondo y el chaval gime bastante alto. Sergio mira y se pajea.

- Sí, dame tío, dame, estoy apunto...-susurra.

Me lo follo un rato con caña y al minuto y medio se corre como un grifo reventado, no sabía si lo que echaba era leche o líquido dorado, pero por sus gemidos doy por hecho que es leche. Me quita el rabo del culo y yo trato de retenerlo:

- Tío, no me he corrido...-le digo.
- Ya, pero en el momento que me corro ya no puedo más tío...-dice.

Antes de que pueda responder, porque me cabrea, tengo a Sergio arrodillado quitándome el condón y metiéndose el rabo en la boca. Así que no me da tiempo a reaccionar. El chaval se limpia mientras mira y me soba el culo. Me dejo hacer. Aviso a Sergio de que me corro, se saca la polla de la boca y me pajea hasta que me corro abundantemente en el suelo. El chaval me da un pañuelo con el que me limpio, nos vestimos y salimos de aquel círculo de árboles. 

Durante todo el rato Sergio y yo nos damos cuenta de que el chaval intentaba que no le viéramos bien la cara, tratando de evitar las luces de la fábrica de enfrente o los reflejos de la luna, agachando la cabeza. Así que cuando se despide de nosotros le digo:

- ¡Cuídate, señor oscuro!

El chaval se da la vuelta un poco contrariado y le explico el por qué. Se queda pensando y responde:

- Tíos, solo vengo de noche porque estoy casado con mi chico... Por eso trato de que nunca me vean bien la cara, quiero discreción...-dice, medio avergonzado.
- Tranqui tío, si aquí todos queremos lo mismo...-digo.

Parece que se anima un poco a hablar mientras se fuma un cigarro y nos cuenta que con su marido siempre tiene que hacer de activo, porque el otro es 100% pasivo y que él ha sido versátil más pasivo siempre, así que viene a estos sitios de cuando en cuando buscando desfogar esa parte de él que no sacia con el marido.

No le volvimos a ver el resto del verano, pero lo cierto es que no me habría importado habérmelo follado hasta el final en otra ocasión.

 

8 comentarios:

  1. Jajajajaja ¡¡ala!! Menudo encuentro con este señor. Me ha hecho mucha gracia que "voy a estos sitios porque mi chico solo es pasivo" ¡¡JAJAJAJAJAJAJA!! Joder... posiblemente sea así pero me parece un poco excusa para ir de cruissing y experimentar cosas nuevas.

    Por lo visto lo de Óscar se queda ahí. Me dio la sensación que seguía por lo de "aun tengo ganas de más". Tú nos dirás si se queda ahí o continúa la historia con él de ese día.

    Un abrazo



    James

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    1. No es una excusa, hay muchos como el... Lo de Óscar no se queda ahí, todo a su tiempo ;)

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  2. Que se ve en la foto? Deberias enviársela a Iker Jimenez... Respecto a la historia no se como te puedes comprometer con una persona sin saber si eres compatible en la cama con el...vaya manera de complicarse la vida. Por cierto, tu en Madrid como funcionas con Grindr o chats? Yo con Grindr no he conseguido nunca nada pero los chats me han funcionado bastante bien ( y eso que muchos los han desechado ya por antiguos...ellos se lo pierden). Has ido al Ring alguna vez? Tu que estas bueno y eres atrevido podrias triunfar alli...por lo visto hay muchos tios buenos por alli molaria que fueras alguna noche y nos contaras...

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    1. Jajaja... en la foto se supone que se ve la luna tapada por las nubes, es la mejor calidad que conseguí. Carlos, en el cruising hay mucha peña con pareja, casados y tal que vienen a cumplir otro tipo de fantasías... Luego realmente suelen ser felices en su vida pública. Aquí satisfacen sus morbos de cuando en cuando y yo encantado de que lo hagan, la verdad... :P
      En Madrid suelo ser más casto y puro, suelo quedar en casa con mis colegas de aventuras y nos lo montamos aquí cuando tenemos ganas de follar. A veces me voy de cruising al Cerro de los Ángeles o al Cerro de Garabitas en la Casa de Campo, lo que pasa que es una paliza de andar... No frecuento mucho locales tipo Ring, salgo poco o nada por el ambiente... Pero quien sabe, nunca digas nunca.

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  3. Oh, que frustre !
    Cuando leí el título del post pensé en una historia más oscura, tenebrosa, más cercano a algún límite de "lo vainilla" por llamar así a lo convencional.
    Bueno, no pasa nada ;-)
    Comentar que para ir de cruising/caza o como se quiera llamar hay que tener bien claro que lo que se busca es sexo (espóradico, sin compromisos, discreto) y esperar encontrar el principe azul amor de tu vida es ir directo a la decepción y fracaso.
    Cosa que no quita que el principe de tu vida sea o haya sido un 'cruisinero´, encontrado en otro lugar/ambiente también compartido.
    Pero al cruising se va a lo que se va, o se deberia.
    También comentar con respecto a un comentario que, personalmente el sexo en una pareja que decide comprometerse es solo una parte más, y no necesariamente la más importante, en las dimensión de esta. O creo que así debería ser. Fundamentar la relación de pareja en el sexo es condenarla al fracaso.

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    1. Bueno perro, tengo alguna historia por ahí más fuertecita preparada para satisfacer tus deseos perrunos, no se cuándo la publicaré porque trato de ir por orden, pero no queda mucho.
      Coincido contigo en lo del sexo en la pareja, conozco muchos tios que llevan años juntos, felices y comprometidos, y van de caza juntos, o incluso por separado, pero con sinceridad. Cada uno decide.

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  4. Pues a mi me flipa ir al moncayo de noche, eso de ir palpando rabos, sobandote con otros tíos y si hay conexion pasar a algo más... Me he zampado buenos rabos de chavales que van de fiesta y me han roto bien el ojete... Por cierto, habéis estado por aquí este puente, verdad???

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    1. Si, es cierto que algunas noches de findes hay chavales salidos... jeje. Si, estoy por la zona aun.

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