18 de octubre de 2014

CAPÍTULO 95: SANDWICH MIXTO

Hacía tiempo que tenía noticias suyas, ya sabéis, siempre decimos de quedar, mantener el contacto o tener más encuentros y al final termina por pasar el tiempo y todas esas promesas caen en saco roto. No se puede echar nada en cara, a fin de cuentas lo hacemos todos: trabajo, amigos, eventos, familia... son muchas cosas para estar pendiente y satisfacer a todas las peticiones. En este caso había sido mutuo, de hecho la única vez que yo le había escrito fue porque me interesaba en aquel momento. Sin embargo, entre Guillaume y yo había quedado una llama de morbo pendiente, algo que siempre me hizo saber que tarde o temprano llamaría. Porque Guillaume era más de llamar. Muchas veces había recordado con sumo placer aquel día en el tren, cuando nos conocimos, todo el morbo que se desató y que supuso mi primera vez con alguien de color. Un morbo que muchos de nosotros llevamos dentro. Ya sabéis, el saber no ocupa lugar. 

Gracias a ese destino que más o menos, gracias a quien sea, siempre suele sonreírme, su llamada llegó en el mejor momento. Era primera hora de la mañana, estaba solo, recién levantado y desayunando en el salón cuando mi teléfono indicaba que estaba recibiendo una llamada con número privado. Solía pasar bastante de esas llamadas que casi siempre resultaban tener al otro lado al teleoperador de turno encargado de hacerme ofertas maravillosas. Pensé en cogerlo o no, pero finalmente lo hice:

- ¿Marcos? -preguntó en tono bajo una voz grave. 

En ese momento ya sabía que no se trataba de un teleoperador haciéndome la más suculenta de las promociones. Click. La voz me sonaba. Click. Era Guillaume.

- ¡Cuánto tiempo! -dije mostrando una alegría real.
- ¿Cómo estás? -seguía hablando bajito.
- Bien, bien... por aquí de vacaciones, como todos los veranos tío -dije.
- Tengo una proposición para ti y poco tiempo para que la aceptes: ¿hoy a las 17:00 en mi casa, donde siempre? -preguntó.
- Claro -dije absolutamente convencido.
- Nos vemos, estoy en casa de los suegros. Chao. - se despidió.

No me dio tiempo a despedirme. El teléfono ya indicaba que la comunicación había finalizado. Empecé a pensar. Donde siempre. En mi casa, donde siempre. ¡Pero qué coño donde siempre! Si las veces que habíamos follado había sido en un tren y la otra en mi casa. Me extrañó, porque Guillaume era una de esas personas que no dejaban las cosas al azar. Realmente, donde siempre, era en mi casa. ¿Significaba eso que se iba a presentar aquí? No, tendría que ser otra cosa. Y entonces caí. Una vez le había escrito para preguntarle si le apetecía follarse a tres culitos calentitos. Y en su respuesta, negativa en aquel momento, me daba una dirección enviándome una imagen por Whatsapp que se llamaba precisamente "donde siempre". Desde entonces había cambiado de teléfono, no de número pero sí de aparato, lo que afortunadamente acostumbro a meter todos los archivos que recibo en mi portatil. Lo encendí, busqué y encontré la imagen llamada donde siempre. Una puta urbanización de esas que no es que estén demasiado lejos, pero a las que se tarda una eternidad en llegar usando el transporte público tan maravilloso de esta provincia. En ese momento odié a mi padre por no haberme dejado traerme el coche; me tocaba pedírselo a Dani de nuevo. Claro, que no tendría ningún problema porque, aparte de ser buenos amigos, siempre que me lo dejaba solo para mi le echaba 20€ al depósito. Qué menos.

Supuso un absoluto placer llegar a casa de Guillaume en poco más de 20 minutos. Vaya choza tenía el amigo. No sabía si sería alquilada, familiar, de la mujer o qué, pero tenía muy buena pinta. Llamé al timbre a la hora convenida y allí me recibió un Guillaume algo distinto al que yo recordaba: se había rapado el pelo y estaba mucho más bruto, se había estado mazando en el gimnasio. Me dio cierto miedo, ya de por sí era una persona con bastante fuerza y que le molaba follar un poco a lo bruto. Hoy me iba a taladrar. Estaba claro. Y no estaba yo todavía muy recuperado de mi día con action-man, aunque hay quien dice que la cercanía entre dos folladas fuertes es una ventaja y no un inconveniente. El chalecito por dentro estaba muy apañado, por lo que pude ver en las fotos estaba claro que allí vivían con los suegros de su mujer. La casa olía a mujer de hecho. Estaba pulcra. Ni una mota de polvo. Sin embargo, tras una pequeña conversación, Guillaume no mencionó que tuviera poco tiempo, me llevó al sofá y comenzó a besarme con bastante deseo. No era común en él aquello de besar con lengua, pero a mi me molaba, así que seguimos besándonos hasta que, al menos yo, entré en este estadio de excitación en el que te dejas llevar y acabas sin prendas ropa encima sin casi recordar cuándo o cómo te las quitaste. Estábamos los dos sentados en el sofá, con las piernas entrelazadas, besándonos y con nuestras pollas empalmadas frotándose la una contra la otra. La suya mucho más gorda, grande y oscura que la mía. Me ponía burro ver aquel contraste y cómo su polla comenzaba a expulsar ese líquido preseminal que es tan pegajoso como la mozzarella y con el que me gusta jugar especialmente. Le tumbé boca arriba en el sofá y como un gato buscando sigilosamente a su presa acabé a cuatro patas comiéndome su polla con mimo y tacto. Aquella gran polla cuyo gran sabor casi había olvidado, porque cada polla tiene un sabor específico que suelo recordar. Le lamí, como quien se come un helado, la polla de base a prepucio, de prepucio a base, metiéndome aquellas dos bolas de chocolate negro en la boca y jugando con ellas, cosa que le volvía loco. Tardó poco en incorporarse y, humedeciéndose los dedos, comenzó a trastear en mi culo. Es verdad, Guillaume era más de follar, pero a mi me encantaba mamársela. Mi culo, dilatado por las experiencias anteriores, absorbió los dedos de Guillaume con facilidad: estaba relajado, me hacía sentir bien y estaba excitado. Eso unido a la paciencia y el buen hacer de él, facilitaba mucho las cosas. Cuando hube dilatado lo suficiente, me propuso subir a la habitación, para estar en una cama más cómodos. Me pareció lo mejor que pudo proponer.

Subimos, abrió la puerta que quedaba al fondo, a la derecha del pasillo y me invitó a pasar primero. No se veía nada, estaban las persianas bajadas y tan solo distinguía lo que parecía ser el piloto de standby de una televisión. Guillaume me cogió del culo con las dos manos y me guió hasta la cama, en la que me tumbé por inercia, ya que había cerrado la puerta y no se veía absolutamente nada. Me tumbé boca arriba y Guillaume se puso de rodillas rodeando mi cuello y metiéndome su polla en la boca. Empecé a mamársela con ganas, mientras él gemía de forma desmedida y con su mano me cascaba una paja a trompicones. En ese momento escuché cómo alguien se movía dentro de la habitación, oía sus pasos y cómo se acercaba a la cama. Quise decir algo, pero Guillaume me dejó toda su polla estática y dura dentro de mi garganta ocasionándome cierta dificultad para respirar. Noté como esa otra persona se subía a la cama y cómo mi polla era envuelta en una lengua y una boca húmeda que se la comía con ganas. Guillaume en ese momento siguió bombeándome la boca:

- No digas nada, confía en mi y disfruta -dijo en voz queda.

Así que me dejé llevar. El otro tío en cuestión era de lo más sigiloso y parecía extremadamente concentrado en hacerme una mamada. Guillaume dio un paso más: me dio la vuelta y empezó a trabajarme el culo, mientras el otro tío abría un preservativo, que enfundó a Guillaume. Él comenzó a follarme con mucha parsimonia para que no me doliera y antes de empezar a darme caña, se tumbó él boca arriba y me pidió que le cabalgara. Así que me "monté" en su polla y cumplí órdenes. No es que me apeteciera demasiado esa postura, ya que tenía agujetas, pero la situación de follar sin ver me estaba dando tanto morbo que empecé a cabalgar esa polla cuando sentí al otro tío volver a incorporarse a la cama y, toqueteando, encontró mi polla y me la empezó a chupar. Era difícil seguir el ritmo, así que quise tocar al tercer chico en cuestión y cuándo empecé a sobarle el torso, rápidamente me quitó de un manotazo. Bueno, quizá no le iba tanto participar.

Entonces, Guillaume, quitándole de la cama, propuso que me pusiera de rodillas en la cama, lo hice y escuché como desenvolvía un condón que poco después me ponía con cierta rudeza. Me empezó a pajear con el condón puesto para ganar erección, se puso detrás mía, me abrió un poco las piernas y me la metió, para volver a incorporarme ligeramente después. 

- Ahora vas a dar tu también con mi polla dentro - dijo.

Noté como la tercera persona se tumbaba en la cama, cómo Guillaume ayudaba a colorcarse y cómo tocaba con ambas manos tanto mi polla como el culo de la otra persona que a mi me habían prohibido tocar. Noté cómo guiaba mi polla hacía el agujero y, empujándome con su rabo en mi culo, mi polla se introdujo en aquel culo que me resultó extremadamente dilatado, acuoso y... cómo decirlo... adaptado. Se adaptaba a mi polla perfectamente, estaba más blando. ¿Sería el culo de un viejo? Llegados a ese punto prefería no pensarlo. Guillaume empezó a marcar el ritmo provocando que la tercera persona, que estaba de patas abiertas y boca arriba, suspirara de forma acelerada, cada vez más fuerte, durante largo rato.. Como la postura no era cómoda, me dejé caer y entonces entendí todo. Aquellos dos pechos con los que mi cuerpo chocó no eran de un tío gordo, eran de una mujer bastante pechugona además. Me estaba follando a una mujer. Mi primera vez con una mujer. Palpé su cuerpo con mis manos y pude notar que tenía una figura envidiable. En ese momento, Guillaume empezó a darme caña, con lo cual, yo me follaba más fuerte a aquella mujer y me corrí poco después. Estar en el centro de un sandwich siempre me ha gustado mucho, pero lo cierto es que suelo durar lo justo. 



Guillaume se detuvo y permitió que aquella mujer, que por lo visto hacía rato que había llegado al orgasmo, se retirara y saliera por la puerta. Así que, con toda la fuerza que pude, le tumbé bruscamente en la cama, le quité el condón y le comí la polla hasta que se corrió en mi cara de forma bastante abundante. Iba a ser la última vez en mucho tiempo.

- Creo que me merezco alguna explicación y no ese silencio absoluto -dije, dirigiéndome a la puerta y buscando un interruptor para dar la luz.
- Chandra. Mi mujer -contestó.
- ¿Y no se te ha ocurrido quizá preguntarme? -dije con mala leche.
- Niega ahora mismo que te haya gustado. Niégalo y te dejo que me rompas el culo si quieres -dijo acercándose a mi.

Lo cierto es que no me disgustó sexualmente hablando. Me jodió el engaño, pero la situación tuvo un morbo tremendo. 
En un acto de mimos que nunca había sido habitual en él, me abrazó, me pidió disculpas y me dijo que la próxima vez me avisaría. Claro, pero ahora me tocaba bajar en bolas al salón y conocer a la parienta que acababa de tirarme. Efectivamente, bajamos las escaleras y allí estaba ella: una negraza con lencería blanca, sentada en el sofá en el que su marido y yo nos habíamos estado enrollando antes.

- ¿Ves? Te dije que era guapo - dijo Guillaume.

La mujer se levantó con mis calzoncillos en la mano, se acercó, me los dio y me plantó dos besos diciendo:

- Si llego a saber que estaba tan bueno, lo hacemos con las luces encendidas -lanzó con una sonrisa pícara.
- No creo que hubiera funcionado -dije riéndome.
- Siento de veras haberte traído engañado a esta situación, te debo una -dijo Guillaume.
- Al final voy a tener que escribir un blog con todas estas cosas que me pasan -dije. 

Con una confusión en mi cabeza que no podéis imaginar, me vestí, me despedí de ellos, me monté en el coche y marché al Moncayo. No a follar, sólo a perderme en la pinada y pensar. Tranquilos, mi sexualidad no estuvo, ni nunca ha estado, en cuestión.


9 comentarios:

  1. Hola, ayer descubrí tu blog gracias a "perro" y pues... me he leído ya varias entradas desde el principio y saltándome alguna xD hasta llegar a la última que leí anoche sobre "Tu Primera Vez".

    La verdad me han gustado bastante. Ojalá poder conocernos (aunque puede que un poco joven para ti), tengo 20 años y vivo por Benidorm, si tienes skype y hablar por ahñi agrégame a eizan95.

    Tengo dos cuentas de google pero prefiero mantenerme anónimo xD. Siempre que te comente firmaré como "James".

    Saludos


    James

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    1. Hola James. Gracias por tus palabras! No me resultas joven, ten en cuenta que yo los 30 aún no los tengo :P No uso skype, puedes usar el formulario de contacto del blog y mandarme un e-mail si quieres. :)

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    2. Ahh bien. Pues ahora te envío un email :P.
      Una cosa más, ¿pasarás algún día por Benidorm? xDD Es para saber si tengo posibilidades de que podamos quedar.

      Gracias


      James

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  2. Buenísima estrategia la de tu amigo pero es de ser cogido/follado por un tipo que me caliente y yo a mi vez coger/follar a una mujer no sé, no me gusta, ni me interesa y creo que hubiera descubierto el ardid.

    Las mujeres despiden otro olor cuando tienen sexo y aunque estés muy caliente, tendrías que haber diferencia una mujer de un viejo (los viejos tienen otro olor particular).

    Pero bueno, son vivencias q te gustaron y te sentiste a gusto. Yo no. O lo hago con una mujer como se debe o con un tipo pero con una pareja me resultaría difícil. Locuras q uno tiene... jeeeeeeee...

    Besos!

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    1. A mi es algo que no me interesa, ten en cuenta que no sabía lo que me esperaba. Lo de los olores estás en lo cierto, pero hoy en día con las ambigüedades que existen y lo ambientada que estaba aquella habitación, era difícil. Lo tenían todo muy estudiado.
      Gracias por comentar!

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  3. sorpresas d ese tipo no m molan nada , más que nada porque fuieste el "objeto" para ellos y a mi me gustan las cosas al 33,3%
    Los comentarios a posteriori manifiestan lo que acabo de escribir.

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    1. Fui su toyboy, totalmente. Estuve mucho tiempo sin contestar a Guillaume después de aquello y hasta la fecha no ha vuelto a repetirse nada similar.

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  4. Vaya, buena experiencia y muy morbosa, lo que no te pase a ti, has tenido una de las fantasías de muchos hombres bisexuales y tú sin saberlo. Te vas mejorando.Un abrazo.Running

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  5. La cuestión de ser el objeto sexual particularmente me encanta, el enigma de no saber con quién te lo estás montando también, sin embargo el hecho de descubrir que era una mujer me hubiera cortado absolutamente el rollo.
    Sexo con mujeres: Vade retro !

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