Durante ese verano
hubo experiencias que nunca podremos olvidar. De vez en cuando, las ocasiones
que íbamos a la playa simplemente a tomar el sol, o cuando salíamos de
cervezas, nos gustaba rememorar y hablar de experiencias pasadas que nos
dejaron marcados. Y este verano habría unas cuantas de ellas. Para empezar a
abrir boca os contaré la experiencia que, hasta el día de hoy, me ha parecido
más sucia. No porque no me lo pasara bien, no porque practicáramos cosas
escatológicas ni sexo sucio, sino por una razón que descubriréis más adelante.
Ese verano supuso
la explosión auténtica de Grindr, ya sabéis, la app que instalamos en nuestros smartphones para buscar ligoteo;
dedicaré una entrada a estas apps, pero lo cierto es que normalmente no me
servían de mucho (mucho calientapollas
y poca gente decidida). Una mañana, al abrir Grindr, me saltaron varios
mensajes, pero sólo me llamó la atención uno de ellos: “2looking4fun”, ese era
su apodo. Tras el intercambio típico de frases y fotos, quedamos un día en la
playa gay. No mandaban foto de cara, pero eran muy morbosos: dos chicos de 24
años, con cuerpos fibrados, depilados y pollas normales, muy parecidas ambas,
pero apetecibles, buscaban montarse una orgía. Habíamos quedado pasada la gran
palmera seca, pondrían una sombrilla de color verde. Fue fácil localizarles y
presentarnos.
¡Zas! Aquí vino la
sorpresa, al verles las caras. No, no eran los típicos cocos que no mandan fotos de cara porque son feos o no están
seguros de sí mismos, al contrario, eran guapos. ¿El problema? Eran gemelos.
Idénticos. Dos gotas de agua. Ellis y Nathan.
He de decir que
nos chocó bastante. Digo nos porque
íbamos Sergio y yo. Gracias a que ellos eran muy extrovertidos y debían estar
acostumbrados a ver la reacción que nuestra cara debió mostrar, la situación no se tensó. ¿Era esto una
broma? ¿Será que sólo buscan amistad? ¿Con dos hermanos? ¿Se lo hacen entre
ellos? Esas preguntas pasaban por mi cabeza como un torbellino en cuestión de
segundos, mientras me imaginaba haciéndole una paja a mi hermano mayor. Puaj.
Imposible.
Nos invitaron a
sentarnos a su lado, sacaron unas cervezas de la típica nevera de playa y nos
ofrecieron. El ambiente se fue relajando, hablando de todo un poco, tenían buen
español, sabían chistes, contaban bromas e incluso nos fuimos a bañar juntos.
Aquí fue el momento donde, sin esperarlo, empezó el tonteo. Estábamos en la
parte nudista de la playa, así que nos zambullimos en el agua los 4 sin
bañador. No calzaban mal, parecía que las fotos correspondían. Era un día
caluroso y el agua del mediterráneo cada año está más templada, así que no era
problema quedarse dentro del agua de cháchara, aguadillas y bromas típicas.
Hasta que no me pude resistir y empezamos a hablar de sexo. Nos contaron que
habían descubierto que eran gays porque empezaron a experimentar el sexo entre
ellos con 12 años, aunque sólo limitado a pajas, sobeteos y mamadas. Nunca
habían realizado penetración el uno con el otro (aparte de dedos, eso sí), para
ello buscaban quedar, pero siempre juntos. Se veía que tenían un vínculo muy
fuerte.
Mientras nos daban detalles lo más calenturientos de sus experiencias,
Nathan cogió mi rabo debajo del agua y empezó a acariciarlo con suavidad, con
mucho disimulo (más tarde me enteré que Ellis hacía lo mismo con Sergio en ese
momento). Me la puso dura y empezó a pajearme con un poco más de intensidad,
cuando ya pude ver que Sergio estaba pasando por lo mismo.
Pensando que no
entendíamos inglés, se dijeron el uno al otro que teníamos buenos rabos y que
se los querían meter enteros, pero que eso sería más tarde. Mientras tanto
seguían con su trabajo manual, que cada vez se aceleraba más… Siguieron
contándonos historias de su juventud la mar de morbosas y llegó un punto en el
que les tuvimos que decir que pararan porque nos íbamos a correr o nos faltaba
poco.
- - Parece que tenéis duración… - dijo Nathan.
- ¡Qué cabrones!
Pensé yo, lo tenían todo muy estudiado.
- - Y no es lo único que os podemos enseñar… -
dije yo, mientras cogía aire y metía mi cabeza dentro del agua buscando la
polla de Nathan.
Se la empecé a
chupar debajo del agua. Sólo sabía a sal, pero era morboso. El haber practicado
natación durante 10 años me había enseñado a controlar bastante la respiración
debajo del agua, podía aguantar cerca de minuto y medio. No hizo falta aguantar
tanto, quedó totalmente empalmado. Cogí aire y me lancé a por la de Ellis
mientras Sergio se ocupaba de mantener dura la de Nathan. Eran rabos de 16 cm,
no circuncidados y que además no descapullaban, lo que daba juego para meter la
lengua entre su glande y prepucio. Les gustaba.
Creo que aquello
les encantó. Repetí en varias ocasiones, intentando quitarme de la cabeza que
eran hermanos para poder disfrutar del momento.
- Creo que va siendo hora de que salgamos a
secarnos para ir a la pinada – dijo Sergio.
Nadie estuvo en
contra.
Joder q morbazo y q gracia ... habria q veros la cara. ^_^
ResponderEliminarEste tema fue motivo de una intensa discusión en mi blog hace unos años.
ResponderEliminarSoy amigo de hermanos gemelos, un poco más chicos que yo. En aquel momento (aún ahora) era bastante difícil diferenciarlos. Pero la mayor dificultad, para mí y para mi amigos gays, era justamente eso: diferenciarlos, porque solamente uno de ellos era gay y el otro no.
Aún así, el hermano gemelo gay se mantiene dentro del clóset, porque su hermano gemelo, su hermano más grande y su hermanito menor son todos 'heteros' y eso le dificulta mucho, mostrar su verdadera orientación sexual.
Pero tener sexo con él, causa algo de morbo, porque, uno termina teniendo sexo aparentemente con la misma persona, cuando en la realidad no es así, pero en realidad, quién lo sabe...??? jeeeeee...
Besos!
Mmm... gemelos, una fantasía muy apetecible y díficil de conseguir.
ResponderEliminarNo tardes en publicar el siguiente capítulo ;-)