16 de mayo de 2014

CAPÍTULO 72: EL MASAJISTA MORBOSO

Me dañé la espalda. No recuerdo exactamente cómo: si nadando en la playa con Dani y Sergio, ya que solíamos hacer competiciones entre nosotros, para ver quién llegaba más lejos sin cansarse y cosas así; si fue por una mala postura durmiendo o si fue por la follada en el sling de la pasada entrada. El caso es que al día siguiente me comenzó un intenso dolor de espalda que no remitía, sólo con analgésicos y sólo mientras duraba su efecto. Probé con un masajito de Sergio, que se ofreció encantando y lo hizo lo mejor que pudo, pero no se pasó. Mi fisioterapeuta habitual estaba en Madrid, a 500 kilómetros, y no tenía pensado regresar todavía. Pedí precio por los alrededores, pero todo me parecía exagerado. Es lo que tienen muchos de los lugares de costa, que los dentistas, fisioterapeutas y demás inflan los precios para hacer sus agostos. Aún recuerdo cuando me pidieron más de 100€ por hacerme un empaste en una muela. ¿Estamos locos?

Dos o tres días después, navegando por Grindr y Bendr, encontré a un chico con un físico envidiable que se describía como fisioterapeuta y masajista profesional, añadiendo que no buscaba sexo y publicitando un enlace a un blog sencillito en el que recogía sus tarifas y experiencia. Según esto estaba titulado y exclusivamente ofrecía masajes a hombres. Me lo pensé. Si no iba a ser con él, me iba tocar soltar una pasta por hacerlo con vete tu a saber qué fisioterapeuta del pueblo. Y lo cierto es que no me pillaba lejos, en Alicante. Le llamé y, al percatarse de que quizá no me fiaba mucho, me invitó a ir a su gabinete sin compromiso ni coste.

Aprovechando el coche de Dani le pedí que me llevara, Sergio se apuntó y ambos se quedaron dando una vuelta mientras yo conocía a Rubén. Su estudio no estaba en pleno centro de la ciudad, pero tampoco muy lejos. Llegué a la hora convenida y me recibió en pantalones de chándal cortos y una camiseta de tirantes perfecta para intuir todo el esplendor de su currado cuerpo. Era bien alto, guapo, morenazo y gentil. Su gabinete no era más que una habitación de su casa adaptada con una camilla, con poca iluminación, cremas, aceites, algunos carteles decorativos del cuerpo humano en las paredes y un equipo de música que a nivel ambiente reproducía música chill. Allí estuvimos un rato hablando de lo que me pasaba en la espalda y Rubén sonaba bastante profesional, con discreción, pero siempre tratando de convencerme de que su masaje era lo que necesitaba. Lo describió como masaje terapéutico-sensitivo, acordamos la tarifa y una fecha y hora. Me convenció, porque además, y pese a habernos conocido vía app, no se habló de sexo en ningún momento, que es lo que habría cabido esperar. Cosas tipo happy ending y tal. Con esto, Sergio se quedó mucho más tranquilo.

Así que nada, volviendo a tirar de Dani para que me llevara, a los dos días allí me planté para que de una vez me quitara la contractura que me estaba arruinando los días. Esta vez fue algo distinto. Rubén simplemente me recibió en slips. Cómo estaba el cabrón. Me invitó a pasar y a ponerme cómodo, así que entendí que también debía quedarme en calzoncillos. Una vez estaba en calzoncillos, boxers ese día, pasé al baño y cuando regresé a la habitación me lo encontré totalmente desnudo. Qué culazo tenía:

- Venga, acaba de ponerte cómodo, túmbate boca abajo en la camilla y cúbrete con esta toalla -dijo.

No respondí. Me bajé los calzoncillos, los coloqué sobre una mesilla auxiliar, me tumbé boca abajo y me puse la mini-toalla sobre el culo. Las luces bajaron considerablemente y la música de relax comenzó a sonar a volumen ambiente. Pude escuchar como quitaba el tapón a varios de los botes con aceites y cremas que tenía preparados y cómo me lo extendía por las piernas, que fue el punto de comienzo del masaje. Vaya manos tenía, nunca había recibido un masaje con tanta precisión y firmeza, teniendo a la vez un punto de tacto y cierta sensualidad. Estuvo bastante tiempo tratándome los gemelos y los muslos, mientras yo permanecía impasible en un estado de relajación y tranquilidad absoluto. Tan siquiera el hecho de que me quitara la toalla del culo me alteró lo más mínimo. Empezó a masajearme los glúteos como si se tratara de cualquier otra parte del cuerpo, rozando peligrosamente mi agujero, pero sin llegar a adentrarse en él. Después de esto, fue subiendo poco a poco hacia la espalda, en la que se entretuvo durante al menos 20 minutos. Fue la parte más dolorosa, porque así tenía que ser, y supe exactamente cuando la contractura había sido eliminada. 

A continuación se subió a la camilla, que era amplia, y se sentó sobre mi culo dejándome sentir como sus huevos y su polla (dura, por cierto) se apoyaban en él. El masaje sobre mi espalda comenzó a ser mucho más tierno y sensual y me avisó en susurros de que ahora venía su parte preferida: el cuerpo a cuerpo. De una manera bastante sensual comenzó a restregar su duro cuerpo contra el mío, dejándome sentir su cálida respiración sobre mi espalda y cuello y cómo, casi sin quererlo, su dura polla se encontraba con el agujero de mi culo cada vez que su cuerpo subía y bajaba. Desperté un poco de mi letargo y aquello me produjo tanto morbo que tuve una erección casi instantánea. Espero que no me diga que me de la vuelta, pensaba todo el rato tratando de bajar mi erección, pero no hubo suerte:

- Por favor, date la vuelta -me pidió mientras se ponía al final de la camilla.

Lo hice, sintiendo como mis mejillas se ponían calientes, despacio y con los ojos entreabiertos, mostrando toda la dureza de mi polla. Temí una mirada de sorpresa, una amable reprimenda o algún comentario. Pero nada. Sólo una frase salió de los labios de Rubén:

- Relájate, cierra los ojos, disfruta.

Así lo hice. Él comenzó a masajearme las piernas y los muslos de nuevo, con más aceites por la parte delantera. No se entretuvo en exceso y cuando llegó a los huevos no dudó en masajearlos, al subir a mi mástil tampoco dudó en masajearlo con paja calmada. Se sentó sobre mi polla, dejándola morbosamente aplastada por su culo, y comenzó a trabajarme el pecho y el cuello. Eso me hizo relajarme, aunque mi polla no bajaba ni queriendo. Cuando terminó pude sentir que se levantaba, sin bajarse de la camilla. Se hizo el silencio y al tener los ojos cerrados no pude sentir donde se hallaba mi masajista. Fue el calor y la humedad de una hambrienta lengua que empezó a devorar mi polla lo que me hizo situar a mi masajista. Me la estaba mamando. Y a mi no me apetecía quejarme lo más mínimo. Se la estuvo comiendo con mucho tacto, suavidad y mimo durante largo rato, en el que yo trataba de evitar correrme con antelación. El cabrón me miraba con cara de pillo mientras me la chupaba, así que le cogí de los hombros y le invité a subir hacia mi boca. Comenzamos a enrollarnos con bastante desenfreno, que poco a poco fue bajando al ritmo que Rubén marcaba: un ritmo tranquilo y sosegado. Me dio a probar su polla, una polla normalita, morena y de las que tienen el glande acabado en punta. No son mis favoritas, pero esta sabía a gloria. Eso sí, no tardó en volver a tomar la iniciativa y bajarse a mi polla para volverla a mamar con más energía. No tardé en correrme. Intenté quitarle la cabeza para no hacerlo dentro, pero insistió y me corrí en su boca de forma abundante. Cuando terminé se levantó al baño y pude escuchar cómo escupía, abría un bote de algo y se enjuagaba la boca con insistencia. Al volver a la habitación me trajo una toalla levemente humedecida y, sin yo mover un dedo, me estuvo aseando. 

- Puedes quedarte tumbado el tiempo que quieras -dijo.

No sentía fuerzas. No se cómo explicaros. Pero me sentía sin fuerzas para levantarme, así que me quedé allí 10 minutos, en los que el se tumbó al lado mía abrazándome. Después me levanté con tembladera de piernas y comenzamos a vestirnos sin decir nada.

- ¿Te ha gustado? -preguntó rompiendo el hielo.
- Sí...-dije.
- ¡Buf! ¡No me convences! -dijo con una ligera carcajada.
- Bueno, gustado no, he disfrutado como un enano. Pero para serte sincero, no me esperaba la parte sexual -dije.
- ¿Ah no? ¿Es la primera vez que te das un masaje de este tipo? - preguntó como extrañado.

Entonces le expliqué que siempre me habían masajeado fisioterapeutas porque del ejercicio solían salirme contracturas con cierta frecuencia. Rubén me dijo que en la mayoría de sus casos el tema de los dolores solía ser una excusa y que todo el mundo le acaba pidiendo sexo, pero que conmigo se había percatado de que la contractura y el estrés de mi espalda era real y por eso se había parado tanto en esa parte, aunque sin renunciar a la parte sexual que el creía asumida. Se disculpó incluso, pero le dije que no lo hiciera, que me había encantado y que incluso, de haber surgido, me lo habría follado ahí mismo. 

Me invitó a un café, estuvimos charlando de otros temas y al rato me marché con mucha cordialidad y buen rollo. Sin embargo, la pregunta se pasaba por mi cabeza: ¿he pagado por sexo? No, ¿no? Yo sólo venía a darme un masaje. Y os prometo que, en principio, esa era mi única intención. 

A los dos días, Rubén me escribió por Whatsapp para ver si me apetecía tomar algo con él por Alicante. Y eso fue el comienzo de algo más intenso de lo que cabría haber esperado. (Continuará).




16 comentarios:

  1. Que te den un buen masaje ya resulta una experiencia inolvidable, si le añades esa dosis de sensualidad al principio y sexualidad al final, directamente es para morirse allí mismo, y morir feliz.
    Igual un día me decido y me regalo uno de estos, no sé, no sé.

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    1. Pues considéralo, de verdad. A mi la experiencia me fascinó, me dejó como en las nubes, aunque al principio me comiera la moral. Después, tuve masajes gratis una corta temporada.

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  2. Hombre pagar no has pagado por sexo, tu pagaste por un masaje que te soluciono tu contractura, lo que pasa que con el masaje también venia el rollo sexual aunque tu no lo supieras. Yo lo veo como si fueras a comprar verduras y te regalan en la verduleria por la compra una lechuga mas.

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    1. Sí, puede ser. Me ha gustado tu comparación con la verdulería jajajaja. Mis amigos me dijeron que fui muy ingenuo, que estaba claro que un masajista anunciándose en Grindr conllevaba "final feliz", pero como no se habló en ningún momento...

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  3. Qué suerte tienes Markitos!!! Fué 2 x 1 y de los buenos. Disfruta chavalote.

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    1. Ya te digo, pero no lo calificaría de suerte, sino más que nada de ingenuidad. Creo que Rubén, el masajista, habría hecho lo mismo con cualquier otro tío que se hubiera presentado aquel día.

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  4. Joder q suerte, cabrón.
    Hace unos días tambien fui yo a un fisioterapeuta de mi ciudad por tema de una contractura, esta bueno, a mi un solo masaje ya me pone cerdo, intente algo, pero vi q no le iba el rollo, puta mierda.

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    1. Claro, yo con los fisioterapeutas de mi barrio jamás he intentado nada, ni he captado segundas intenciones. Masaje, descontracturar y punto. Esta vez fue diferente, pequé de inocente, pero mereció la pena. Vaya si la mereció :P

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  5. Eso es saber elegir y no ir al primero que ves.Muy erótica la experiencia y bien relatada,Me quedo siempre con ganas de leerte más se me hacen cortos tus relatos y muy interesantes.

    Un saludo.Running

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    1. Pues fíjate, Mario, que creo que a veces me salen demasiado largos y aburro al personal, pero si me quiero mantener fiel a lo que pasó resulta imposible omitir detalles, que siempre me gusta contar. Muchas gracias ;)

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  6. Mark27, conocí tu blog a través de Parmenio, me encanta como escribes y como vas relantando los hechos que te sucedieron. Estuve viviendo en Madrid, durante 7 años, pero ahora he vuelto a mi pais.
    Besos desde Asunción-Paraguay

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    1. Muchas gracias por tus palabras, para mi es un placer sentir que escribir estas líneas provoca una respuesta en muchos de vosotros y lo valoráis. Espero seguir contando contigo por aquí.

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    2. Hola Mark, podrías pasar enlace al blog del masajista.�� gracias.

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  7. Hola Marcos!

    Descubrí tu blog hace tiempo y la verdad que es una de mis páginas a visitar diarias (cruzando los dedos a ver si hubiera nueva entrada)... Te felicito, es brutal!
    Por otra parte... No uso apps ni páginas por donde encontraste al fisioterapeuta, y llevo tiempo intentando encontrar algún masajista por Alicante (no busco seguir tus pasos, solo el masaje)... Sabes si tiene alguna otra forma de contacto con él?

    Gracias! Y... de nuevo, felicidades

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    1. Hola Juan! Gracias por tus palabras, me animan a seguir día a día :)

      Pues a raíz de tu comentario he estado hablando él, que hacía tiempo, y ahora mismo no está por Alicante, le ha salido curro en un gabinete bastante mejor pagado en las Canarias, así que va a estar un poco difícil. No obstante, te transmito su agradecimiento.
      Espero seguirte leyendo por aquí!

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  8. Leer tu relato me excitó. Ahora tengo el pene como piedra y con muchas ganas de tener un masaje erotico hasta sacarme todo el semen

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