19 de marzo de 2020

CAPÍTULO 173: LA HISTORIA DE ANCOR (Parte 1)


Abrir el Grindr en Maspalomas es una absoluta explosión de perfiles y tíos, tanto que es la única vez que me he planteado pagar por la versión Xtra de la aplicación y con tanto perfil, lo cierto es que la app solo te carga los tíos que están a menos de 200 metros. Son tantos los complejos gays, hoteles gay-friendly y demás, que las apps de ligoteo son una auténtica locura. Es cierto que en esta zona quien no folla es porque no quiere: o bien ligas por la app, o bien ligas en la playa, o en el Yumbo por la noche o en alguno de los locales de sexo que hay. De estos, por cierto, os recomiendo uno llamado Zoo Men's Bar, quizá en el más 'gente joven' hay (cuando hablo de gente joven me refiero a una media de edad por debajo de los 45-40), con mejor ambiente y más limpio. 

Ese verano fuimos de vacaciones con otra pareja de amigos de Madrid que también conocimos allí el año anterior (ya os contaré...), aunque ellos se quedaron en un alojamiento y nosotros en otro, pero a poco menos de 200 metros. Al fin y al cabo necesitamos nuestro espacio y si nosotros follamos bastante, lo de nuestros amigos es alucinante. En una semana de vacaciones se pueden tirar como a 40 tíos, sin exagerar, y además salir de fiesta hasta las tantas, ir a la playa, hacer excursiones... Envidio muchísimo su energía. 

Todo comenzó una noche en la que habíamos quedado con nuestros amigos para salir de fiesta por el Yumbo. Normalmente, íbamos a su apartamento, bebíamos un poco allí y llegábamos al Yumbo a eso de la 1 para ir directamente a bailar un rato a Mykonos o Tubos. Dependiendo de la noche, bajábamos un rato a ver algún espectáculo de Drags al bar Funny Boys, para finalmente terminar en la terrible discoteca Mantrix. Que junto a Mykonos y Tubos pertenecen al mismo dueño y es donde se reúne la gente joven, sobretodo los fines de semana. 

Aquel día estábamos cansados. Habíamos hecho una excursión en coche al norte de la isla, no todo va a ser sexo, y estábamos agotados sin muchas ganas de salir. Pero insistieron. Esa noche de viernes, sin embargo, fue diferente. Sobre las diez nos escriben nuestros amigos: Vamos chochones, venid ya y nos emborrachamos. Al salir de nuestro bungalow sobre las once para llegar al suyo, recibo otro Whatsapp de nuestros amigos: Chicos, nos ha surgido un contratiempo, nos vemos en el Yumbo directamente

Ahí me empecé a cabrear. Es decir, nos insisten para salir sabiendo que estamos agotados y cuando estamos duchados y saliendo, que si un "contratiempo". Ya sabéis, ¿no?

Contratiempo = hemos ligado y tenemos polvo.

Ya que estábamos arreglados y mentalizados para salir, lo hicimos. Llegamos al Mykonos y empezamos con las copas, había poca gente para ser viernes y estaba la cosa aburrida. No se empezó a llenar hasta pasada la 1 y con el efecto de las primeras copas empezamos a bailar y a conocer gente. Porque claro, nuestros amigos no aparecían. 

Y efectivamente. Aparecieron por la disco  pasadas la 1.30 y venían con un chico al que nos presentaron como Ancor. Un canario moreno, guapo donde los haya, barba muy recortada, corte de pelo degradado, con buen tipo y un culo que quitaba el hipo. Así que yo me cabreé y no le presté mucha atención al chico, que intentaba hacerme ojitos y bailar conmigo constantemente. Joder, tío, ¿no has tenido suficiente? Porque os aseguro que nuestros amigos son de los que te revientan en la cama. Por tanto, con el cabreo que tenía, a eso de las 2:30 cogí a Sergio de la mano y le dije a nuestros amigos que nos íbamos al bungalow. Una vez me despedí de mis amigos, por cortesía, me despedí de Ancor. Sin esperarlo, me cogió de la mano con suavidad y nos susurró, pegándose mucho a mi oreja, a Sergio y a mi:

        ¿Pero ya se van, tan pronto?

Con ese acento canario y una mirada que en realidad decía: por favor, quedaros más. Tuve mis dudas, no obstante, el cabreo ganó la partida y salimos de allí sin mirar atrás. Justo al salir de la discoteca, le sonó a Sergio el Grindr y tenía un tap de Ancor y otro anterior de hacía unos días en el que no habíamos reparado. Como os conté, las apps de ligue allí están llenas y muchas veces el móvil se nos bloqueaba de tanta notificación. Así que volví a pensar: ¿de verdad se ha quedado con ganas de más tras estar con nuestros amigos?

Al día siguiente habíamos quedado con nuestros colegas para comer y fue cuando descubrimos que no había pasado nada entre Ancor y ellos: que simplemente habían estado jugando a las cartas, tratando de calentarle, pero que Ancor no se arrancaba y que por eso acabaron viniendo al Yumbo sin haber hecho nada sexual con él (historia que más adelante también nos confirmaría el propio Ancor). Además, cuando ellos se fueron a la discoteca tras cerrar Mykonos, Ancor se marchó a casa.

Esa noche volvimos a salir de fiesta, pero al contrario que el día anterior, eran nuestros amigos quienes estaban cansados y quienes se fueron temprano, cerca de la 1:15, tras una discusión. Aprovechamos que se marchaban pronto aquel viernes para ir al baño antes de que se llenara más (los sábados se pone a reventar) y, casualidad o no, en la cola del baño estaban Ancor y una amiga suya. Con los cubatas que llevábamos encima empezamos a hablar con ellos como si nos conociéramos de siempre y nos dieron las 6 de la madrugada. La conexión con Ancor fue inmediata: mientras hablábamos no parábamos de hacernos caricias, carantoñas, miraditas abrazarnos y a mi, sinceramente, me conquistó. Su sonrisa, su forma de mirar, sus piernas duras, su masculinidad al hablar, ese acento que enamora, sus caricias disimuladas en mi pierna, brazo, hombro... Pero al estar con sus amigos de toda la vida alrededor, a todos nos dio cierto reparo llegar a algo más. Así que al despedirnos, nos dimos un beso muy cerca de la boca y quedamos en hablar más. Se fue en taxi con sus amigos y rápidamente busqué su perfil de Grindr, que me llevó a su Instragram y por donde le hablé por mensaje directo. Casualmente vivía a menos de 800 metros de nuestro alojamiento, prácticamente enfrente.

Quería volver a vernos. Más en privado. Le habíamos encantado. Decía querer conocernos mejor. Insistió.

Así que al día siguiente vino a nuestro bungalow. A conocernos más en detalle ;) 


5 comentarios:

  1. Y supongo que aquí es donde se aplica el verbo conocer en sentido bíblico,no?
    Heheheje
    Pues,venga, a ver cómo os "conocisteis"...
    Un abrazo,
    Hotdardo 🎯

    ResponderEliminar
  2. Dosificando pillin, para mantenernos en alerta, jeje
    Bueno, en eso estamos. En estado de alerta.

    ResponderEliminar