12 de diciembre de 2014

CAPÍTULO 104: UN CALVITO INSACIABLE

No me traigo nada en especial con chicos sin pelo o calvos, de verdad que no, ni me atraen especialmente ni me dejan de atraer por el hecho de tener pelo o no tenerlo. No es uno de mis criterios de selección, ya que como he dicho muchas veces, lo que realmente me importa es el tipo de chico en su conjunto, el morbo que pueda dar de forma global, teniendo en cuenta todas sus características. Estas pueden incluir pelo o no incluirlo, un tío depilado o sin depilar, con cara de malo o cara de bueno; en definitiva, depende de su conjunto como hombre. Y después de algunas experiencias curiosas y generalmente positivas, pocas veces me había vuelto a encontrar con tíos calvos que me dieran morbo. 

El caso es que ya bien entrado el mes de agosto en el que las tardes, poco a poco, comienzan a acabarse antes, el sol se esconde progresivamente más temprano quitando esos minutos de pinada que antes podías aprovechar, decidimos irnos al Rebollo un día de diario que no era precisamente especial. De hecho, otra de las cosas que me dejan de gustar de agosto es que a partir de la segunda quincena el bajón de gente en aquella zona es brutal y eso, obviamente, se hace sentir en los sitios de cruising que frecuentamos. Aquella tarde fui con Sergio sin grandes expectativas, se suponía que solo íbamos a tomar el sol, quizá bañarnos y hablar un poco de lo que había pasado con Óscar unos días atrás. En el fondo, ambos sabíamos que el momento de ir de caza llegaría. Que el apetito se nos abriría más pronto que tarde y, efectivamente, así fue. Ya para esos días, la luminosidad a partir de las 20h decae bastante y la gente comienza a abandonar la pinada, lo cual también implica que el cancaneo empiece antes. De tal forma, que si entre las últimas semanas de julio y las primeras de agosto a las 17h apenas encuentras a nadie, a partir de la segunda quincena de agosto es cuando empieza a ponerse bien. 

Decidimos entrar a aquel bosque de pinos a eso de las 18h, como dije antes, sin grandes expectativas. Y, chico, parece que justo cuando menos expectativas tienes es cuando mejor terreno encuentras. Estaba bastante lleno, muchos tíos andando por los pequeños caminos entre pinos y ramas, otros tumbados en sus toallas (mitad al sol, mitad a la sombra), otros en corrillos hablando. Vaya, que había más ambiente del esperado. Como ese día buscábamos tema los dos juntos, cogí a Sergio de la mano y empezamos nuestra caza. Al principio todo eran miradas y si nos quedábamos parados en un sitio a beber agua o descansar, se nos formaba un discreto corrillo que esperaba que nos pusiéramos a follar ahí mismo, así que no nos entreteníamos mucho y seguimos nuestra caza. Pero nada de interés,  miradas, persecuciones, la misma gente que llevábamos viendo todo el verano (quizá es lo malo de pasar tanto tiempo, que al final, acabas coincidiendo todo el santo verano con los mismos tíos), gente mayor, pandillitas y ese día... ¡hasta chicas había! A saber buscando qué. 

Llegado un momento en el que nos aburrimos hasta decir BASTA, nos sentamos en una fuerte y gruesa rama que hay al poco de acceder a la pinada desde la playa y nos quedamos esperando. Es un buen sitio porque está, digamoslo así, en el comienzo de la zona de cancaneo, así que por allí acaban pasando todos los tíos que buscan tema. Y mi radar se activó en cuanto él pasó por nuestro lado: un tío calvito de entre sus 35-40, tirando a alto, delgado-fibrado, con un bañador ajustado tipo slip del color de la piel del kiwi marcando culazo, facciones marcadas con barba 'de tres días' y la mirada de caza en la que podías ver que estaba cachondo y buscando tema. Cruzamos varias miradas, se quedó al lado nuestra, rondándonos, pero finalmente siguió su camino. Así que Sergio y yo nos miramos y no hizo falta decir más: le empezamos a seguir. Y le seguimos hasta que dimos con el medio escondido entre pinos un poco más adelante, de nuevo cruce de miradas entre él, nosotros y otros tíos que había alrededor, pero ninguna decisión. Y, de nuevo, el siguió su camino dejándonos un tanto aturdidos. 

Tras comentarlo brevemente decidimos dar media vuelta y seguirle, ya que había tomado el camino a la inversa. Cuando, poco después, damos con él se encuentra en un claro, más abajo de donde nosotros estábamos tocándose el paquete mientras nos mira con cara de vicio. Se sigue sobando el paquete y yo, sensualmente, paso mi lengua por mis labios, cosa que le debe poner caliente porque decide bajarse el bañador y mostrarnos lo que escondía dentro: un pollón de unos 19cm, con grosor considerable, no circuncidado y extremadamente apetecible. Nos hace un gesto para que nos acerquemos, pero al principio dudo, ya que estamos en medio de todo, sin nada de intimidad... pero qué coño, aquello merecía la pena. Nos acercamos a él y me pasa el brazo por encima tocándome los hombros y la espalda:

- Busco que me coman bien la polla chicos...-dijo sensualmente.
- Y nosotros comértela -se me adelantó Sergio, que ya se ponía de rodillas.

Cuando quise volver la vista abajo Sergio ya se estaba metiendo aquel pollón en la boca, mientras yo comenzaba a morrearme con el tío, que en las distancias cortas ganaba bastante atractivo y masculinidad en la cara. Me sobaba el torso y yo le sobaba el culo, hasta que me dice:

- Soy muy activo tío...

Debió pensar que le sobaba el culo en señal de querer metérsela. Así que me agaché con Sergio, me puse de rodillas y comenzamos a chupársela a la vez. La única pega que le encontré es que el tamaño de los huevos no iba acorde con el de la polla, más bien eran tirando a pequeños, pero le volvía loco que cuando
uno tenía su rabo dentro de la boca el otro le comiera los huevos. Aún así, realmente comenzó a genir con intensidad cuando empezamos a comerle la polla a la vez, cada uno por un lado, subiendo y bajando nuestras bocas y lenguas a la vez:

- Brutal tíos, joder...-gemía poniendo los ojos casi en blanco.

Tras estar un rato poniéndole a tope, tomó la iniciativa cogiéndome con sus dos manos de la cabeza y follándome la boca con energía como si se tratara de un culo. A mi aquello me ponía muy cerdo, así que me saqué la polla ahora que tenía las manos libres para pajearme. 

- Buah tío te la metes entera... vaya garganta...-decía mientras me follaba la boca.

Después cogió la cabeza de Sergio y empezó a hacer lo mismo mientras que a mi me ponía de pie para morrearme y sobarme el cuello. Me tocó un poco la polla, pero no se entretuvo demasiado y cuando le apeteció me forzó a hincar las rodillas y seguir mamándole. Me gustaba tanto su rabo que cuando me follaba la boca a tope por segunda vez, no pude evitar correrme en el suelo, cosa que le encendió más aún porque me follaba la boca con mucho más énfasis. Volvió a turnarse con Sergio y yo aproveché para tumbarme en el suelo y comerle la polla a Sergio, a la par que él se la chupaba al calvito. También debía gustarle, porque Sergio me llenó la boca de su leche caliente en un par de minutos. Fue ahí, cuando me giré para escupir la lefa de mi amigo, cuando me di cuenta de que estábamos dando un auténtico espectáculo. De esos que otras veces hemos sido espectadores, ahora éramos los protagonistas. Creo que unos 10 o 12 tíos se arremolinaban a una distancia prudente pajeándose con sus estacas fuera y esperando un gesto para unirse. Había de todo: chavales, hombres, mayores... Público de todas las edades. Los protagonistas nos miramos entre los tres y seguimos a lo nuestro, a comerle la polla al calvito. 

Tras 40 minutos mamándole sin descanso y con la mandíbula ya casi desencajada me empezó a mosquear que el tío no se corriera. Traté de chupársela con la mejor de las técnicas, usando la lengua a tope y con el máximo cuidado de no clavar los dientes y, si bien es cierto que la polla la tenía dura como una piedra, no se corría. Así que cuando nuestro cansancio comenzó a ser evidente, nos puso de pie a su lado, nos comió la boca, nos sobamos entre los tres y nos dijo:

- Que no os mosqueé que no me corra, estoy disfrutando como un puto enano, nunca me la habían chupado tan bien chicos... y menos dos chavales tan guapos como vosotros, pero no me suelo correr en estos sitios, tengo dificultad para hacerlo -decía, mientras se subía el bañador.

Y sí, si que es cierto que no es el primero al que le oía lo de la dificultad para correrse estando de pie o en estos sitios, así que estuvimos allí otra media horita con conversación, sobándonos y sin acabar de quitarnos el calentón. Los tres estábamos encantados, la pena es que sería difícil volver a coincidir: el se marchaba a Madrid ese mismo fin de semana y no volvería hasta septiembre, justo cuando nosotros nos marchábamos. Es de los pocos a los que me arrepiento de no haberle pedido el número de teléfono, ya que tuvimos tanta química sexual que en una cama lo podríamos haber pasado de vicio. Así que ya sabes, si te reconoces en esta historia, escribe, que nos molaría volver a repetir.

Por lo demás, aquella tarde, cuando nos despedimos, ya era tarde, quedaba poco de sol y nos fuímos a la playa a quitarnos la arena de todo el cuerpo con un estupendo sabor de boca. 

4 comentarios:

  1. Buf, menuda historia tras lo de Óscar. Me lo imagino y me pongo muy cachondo, Espero impaciente la siguiente historia.


    P.D. Si te envío un email ¿tardarás en verlo? Era para preguntarte unas cosillas.

    James

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    1. James, tu escríbeme al mail cuando quieras, de verdad... en el momento que lo lea y tenga tiempo, te contesto, no lo dudes ;)

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  2. Mmm... un encuentro delicioso e inesperado, que es cuando más se valoran y agradecen.
    Pues a mí, los calvos o rapados realmente ya de por si me dan muchisimo morbo, y si tienen pelo en el pecho, brazos y piernas, ya me da igual se estan delgados o gordetes que directamente me rindo a sus pies.
    En lo de correrse, soy de los que muchas veces vuelvo a casa y me doy cuenta que no me he corrido. Otras veces soy consciente allí mismo, claro.
    Me cuesta bastante y pocas veces lo considero como meta a alcanzar. Prefiero disfrutar del viaje.
    Asi es como gente llega a aburrirse o cansarse de mi, jajaja,,, sobre todo los simples masturbadores que lo único que hacen ( su único objetivo ) es cascártela.

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    1. A mi como 'morbo' me lo dan los rapados, pero no especialmente... No es como algo fetiche que busque. Y, al contrario que tu, suelo preferirlos depilados... pero volvemos a lo mismo, siempre depende del chico en cuestión. Me llama la atención lo de no correrse, fíjate, ya me he encontrado con varios casos.

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