Las
palabras susurradas de Paco dejaban claro que lo que había pasado la madrugada
anterior no había sido producto del alcohol, o de un sueño caliente del que te
preguntas: ¿fue verdad? No, nos habíamos dejado llevar por nuestros instintos
más primarios y disfrutado de aquella noche. Cuando sonó la puerta no supe muy
bien cómo proceder, cómo reaccionar, así que me puse unos pantalones cortos de
algodón de estar por casa y una camiseta de tirantes, las chanclas y, antes de
salir directo al baño, le dejé preparado a Paco un “pack” de ropa de estar por
casa.
Me lavé la cara con agua fría varias veces y contemplé mi reflejo en el espejo: Marcos, ¿qué estás haciendo?
Mientras me decía a mí mismo esas tres palabras, se dibujaba en mi cara una pequeña sonrisa hacia el lado izquierdo de mi cara a la vez que las imágenes de mi noche con Paco se cruzaban por mi cabeza. No hacía falta decir más. No hacía falta preguntarse más. Salí de allí y con la máxima naturalidad me dirigí al salón, donde todo el mundo estaba ya desayunando.
Me lavé la cara con agua fría varias veces y contemplé mi reflejo en el espejo: Marcos, ¿qué estás haciendo?
Mientras me decía a mí mismo esas tres palabras, se dibujaba en mi cara una pequeña sonrisa hacia el lado izquierdo de mi cara a la vez que las imágenes de mi noche con Paco se cruzaban por mi cabeza. No hacía falta decir más. No hacía falta preguntarse más. Salí de allí y con la máxima naturalidad me dirigí al salón, donde todo el mundo estaba ya desayunando.
Paco
y su hija comenzaron a prepararse poco después de desayunar, ya que era momento
de volver a su apartamento vacacional. Antes de irse, Paco me esperó en mi
habitación para tener una breve charla:
-
Bueno,
supongo que hay que despedirse…-dijo.
-
No
seas dramático, en navidades estoy seguro de que vendréis a casa…-contesté.
-
¿Y
conoceré también tu habitación allí? –dijo guiñando un ojo.
-
Claro,
¿por qué no? –contesté, estando ya el uno del otro a escasos centímetros.
-
¿Y hay
que esperar hasta entonces? –dijo Paco, poniendo sus labios tan cerca de los
míos que podía sentir su respiración.
No
contesté, empezamos a besarnos mientras notábamos cómo nuestras pollas se
ponían duras. Podríamos haber empezado otra sesión de magreos y pajas, con la
desventaja de que ahora todo el mundo estaba despierto y esperando. Frené la
situación y le anoté a Paco mi número de teléfono en su móvil, para después
salir de la habitación sin mediar palabra.
Se
marcharon pocos minutos después, dejando a mis padres contentos por haber
recuperado una amistad. Mi madre, sin embargo, estaba un poco más tristona. Dio
por hecho que la amistad que la unía a la mujer de Paco era solo fachada, ya
que ella tan siquiera había querido contactar con nosotros. ¿Significaría eso
que ella sabía las verdaderas razones del abandono de su marido? La respuesta a
esa pregunta no tardaría demasiado tiempo en llegar.
Lo
que estaba claro es que había tenido feeling
con Paco. No era la primera vez que tenía sexo con hombres de 40 para arriba,
pero sí era la primera vez que notaba que se había producido una conexión
sexual, un deseo y unas ganas que podrían provocar que estuviéramos follando
toda una noche sin parar. Como siempre he defendido, el número no es lo que más
importa, sino la calidad del sexo que puedan darte. Y aquella noche con Paco me
llevó a hacerme unas cuantas pajas de homenaje.
Diez
días después de su visita sorpresa, cuando mi fuego interno estaba ya algo más
apagado, recibí una llamada de Paco. Con hombres como él, nunca puedes
plantearte si volverás a repetir o no, tenía claro que de mi no saldría la
llamada para quedar. Si había que esperar a navidades, lo haría. Sin embargo,
llamó. Y se ofreció: había mandado a su hija al pueblo castellano de la mujer
para pasar la otra mitad del verano con ella y tenía su apartamento totalmente
disponible. Ahora estaba en mis manos aceptar la invitación para cenar. Solo me
invitaba a mi. Las intenciones estaban claras. Y acepté. Sólo de pensarlo se me
ponía dura, así que era tontería negarse.
El
apartamento del que Paco me dio la dirección estaba en La Mata, no recuerdo
bien la localización exacta, pero si recuerdo haber pasado por un pub gay
buscando aparcamiento. Era un pequeño adosado, con una pequeña entrada que no
tenía cerradura alguna. Llamé al timbre de la puerta principal y no tardó en
abrirme con esa sonrisa suya tan característica. Para mi sorpresa, y debido a
las fotos que adornaban el apartamento, era una casa de su propiedad; algo que
no sabíamos. Algo que no había contado en la cena. Paco había preparado pavo al
horno, flambeado al vino blanco, con vino de acompañamiento y fresas con nata
de postre. Estuvimos cenando y charlando amistosamente, le ayudé a quitar la
mesa cuando terminamos y pasamos al sofá. Parecía que ninguno de los dos se
atrevía a dar el paso que desatara el desenfreno: todo iba bien, pero no
dejábamos de parecer dos viejos conocidos en una situación que comenzaba a
ponerse un tanto difícil. Entonces entendí que me tocaba a mí dar el paso, más
allá de la corta experiencia que pudiera tener Paco de mirón en algunos sitios
de cruising, o habiéndose comido alguna polla, se limitaba a eso. Y en sus
circunstancias, haberme invitado a cenar suponiendo que después pasaría algo,
era ya bastante. Me marché al baño, cerré con pestillo y me desnudé. Me miré en
aquel espejo con bordes de plástico blanco y cogiendo unas toallitas húmedas
que encontré, me lavé bien la polla y el culo. Venía duchado, pero me gustaba
extremar la higiene.
Me
volví a mirar al espejo, me atusé el pelo y salí de allí desnudo, llegando al
salón donde Paco seguía esperando dando un trago de aquella copa de vino. Me
planté en el quicio de la puerta del salón disimuladamente y quedándome de
espaldas a él, abrí la puerta que daba acceso a la estancia:
-
Ma…
Marcos…Buff… -decía Paco levantándose del sofá, sin articular palabra.
Se
acercó a mi y comenzó a acariciarme el culo con suavidad a la vez que me comía
el cuello; y rodeándome con sus brazos en mi cintura, comenzamos a andar hacía
una habitación equipada con un ordenador y un sofá-cama ancho de cuero negro.
Se notaba que había elegido y preparado esa habitación, sólo iluminada por una tenue
luz. Una vez allí me di la vuelta y comencé a desnudarle. Seguía alucinado por
cómo un ser que un par de años atrás no me atraía lo más mínimo, podía haber
dado semejante cambio físico a cambio de horas en el gimnasio. Cuando le
desabroché el vaquero y le bajé los calzoncillos, poniéndome de rodillas,
contemplé que aquella polla gorda y circuncidada de unos 16 centímetros me
esperaba ya bien rebabosa, chorreante
de líquido preseminal que simulaba a la mozarella
en lo pegajoso. Eso me puso a mil y comencé a mamar aquella polla como si se
tratara de la última fuente en el desierto, provocando en Paco unos gemidos que
esta vez eran naturales y no disimulados. Esta vez no había que tener cuidado
de nada. No había miedo de ser pillados. Sin embargo, Paco ahora no quería solo
mamadas, besos y pajas, quería dar el siguiente paso. El paso que nunca había
dado con ningún tío antes: quería follarme el culo. No me asustaba en exceso
porque me habían follado pollas más largas, pero sí es cierto que no tan gordas
como esta. Me levantó y me quitó de mi fuente
poniéndome con suavidad a cuatro patas en el sofá negro, donde comenzó a
acariciarme el culo con mimo:
-
¿Alguna
vez has desvirgado a una mujer? –le pregunté.
-
Sí
–dijo.
-
Piensa
que un culo, al principio, es tan delicado como un coñito virgen – le respondí
(cosas que uno aprende en un entorno hetero).
-
Tienes
un culo tan… tan… de película porno Marcos… -dijo jadeando.
-
Imagino
que eso es un ha… halago –me interrumpió al insertar su lengua en mi agujero.
Lo
comía genial. Paco tenía una ventaja positiva y es que a pesar de las ganas que
tenía por follarme, quería disfrutar tanto del momento, que lo hacía con tanto
mimo y suavidad, que no existía prisa ni ansia. Disfrutaba comiéndome el culo y
yo disfrutaba
-
Espera
Marcos, he comprado esto…-dijo abriendo un cajón.
Sacó
un gel lubricante de una conocida marca que, si bien no era de mis preferidos,
haría su función. Se untó bien los dedos y, bajo mis indicaciones, me metió dos dedos hasta el fondo sin
demasiado problema. Me estuvo follando con esos dedos un buen rato durante
varios minutos, hasta que me di la vuelta, poniéndome boca arriba y abriéndome
de piernas, y le rogué que me follara. Ardía en ganas de sentir su polla dentro
de mi y él de poder meterla. Del mismo cajón, sacó un condón que se enfundó y
palpando primero con sus dedos, empezó a meterme su capullo con calma y sin
parar.
-
¿Paro?
¿Te duele mucho? –dijo preocupado al ver mi cara de dolor.
-
No
–dije incorporándome ligeramente, cogiendo su culo y apretándole contra mi.
Me
clavó todo su rabo hasta que sus cojones chocaron los míos, provocando en mi un
grito bastante sonoro que le preocupó. Tranquilizándole, le dije que la tuviera
allí dentro un rato y empezara a follarme poco a poco, a la vez que me pajeaba.
Comenzó a hacerlo, volví a tener mi polla dura y a los pocos minutos Paco me
estaba follando como
-
¿Puedo
correrme dentro, Marquitos? –me dijo.
-
Claro,
dale fuerte – le pedí.
Volvió
a cogerme con ambas manos de la cintura y empezó de nuevo a embestirme entre
sollozos de me corro, me corro. Comenzó a gemir, a la
vez que yo me cogía la polla y me pajeaba con fuerza a mi mismo corriéndome
segundos después y embadurnándome a mí mismo de leche. Eso fue demasiado para
él, no pudo aguantar y se corrió dentro de mi culo. Cuando sacó la polla y se
quitó el condón, estaba lleno de aquella leche espesa suya; le hizo un nudo y
junto con el papel que yo había utilizado, los tiró a la basura.
-
¿Te
apetece un baño? Arriba tengo una bañera redonda.
Joer Marcos , a estas horas de la mañana y ya me pusiste que no puedo ni levantarme de la mesa al cuarto de baño, por que todos mis compañeros verían el empalme que tengo. Joer Marcos,yo tengo bastante sexo, pero el tuyo me da mucha envidia. Sigue alegrándome las aburridas mañanas de oficina. Gracias
ResponderEliminarGracias a ti por leer mis vivencias y por tus comentarios. Me alegro de poder animarte esas tediosas mañanas de oficina ;)
EliminarVaya, vaya, Este siguiente capítulo me ha encantado, su continuación es ya de lo que esperaba. ¿Qué ocurrirá en la siguiente? Ya que pusiste Parte I supongo que habrá algo más que contar con Paco. Espero impaciente la siguiente entrada.
ResponderEliminarP.D. ¿Podrías actualizar el blog el 10 de diciembre o sino por esa semana?
James
Hola James! De Paco hay mucha tela por cortar aún... La siguiente entrada, efectivamente, va relacionada con el y será la última por un tiempo. Es una historia que no está finalizada, como muchas de las que ya he escrito. Tendré en cuenta tu petición para actualizar el blog en esas fechas ;)
EliminarMmmm... Menuda evolución la de Paco !
ResponderEliminarLo que pasó con Paco es que en todo ese tiempo que pasó realmente supo ver que vivir engañado no era como quería pasar el resto de sus días, de hecho hoy en día la relación con su exmujer está bastante normalizada y a él... Bueno, eso ya lo contaré en otra entrada :*
EliminarMarcos, me encanta como escribes!!!!. Espero ansioso la 2° parte.
ResponderEliminarAbrazos desde Asunción-Paraguay
Muchas gracias. Espero seguir leyendo tus comentarios por aquí!
EliminarFantástico, como siempre. Y ¿sabes que es lo que más me gusta? Que sabiendo, si no me confundo, que tienes algo menos de 30 años, eres de los pocos tíos de esa edad que no se niegan en redondo a tener sexo con "abuelos" cuarentones ;-)
ResponderEliminarHola Diego! No te confundes con mi edad, efectivamente aún no he cumplido los 30. La segunda parte de tu mensaje me parece interesante comentarla. A mi la edad nunca me ha tirado para atrás, siempre que el hombre en cuestión me atraiga y haya morbo entre ambos. He disfrutado mucho con cuarentones, niñatos, de mi edad... Es que esas personas que simplemente al ver a un tío maduro dicen un NO redondo, se están perdiendo posiblemente un buen polvo. Lo que sí que te digo que no me da ningún morbo es el hombre cuarentón con tripa y poco cuidado, no, eso no me pone nada... Pero tíos de cuarentaytantos que se cuidan, tienen buen físico y saben follar bien, ¿por qué no? ;)
EliminarClaro, pero yo te hablo desde mi experiencia, que creo que es algo bastante común. Y me explico: yo soy un tío bastante "antiguo", en el sentido, por ejemplo, de que para buscar sexo rápido aún sigo usando chats y páginas de perfiles, antes que Grindr, Bender o similares. Entonces, resulta que una de las primeras cosas que se suelen preguntar por estos medios es la edad. Yo tengo 42 y suelo decir que tengo 40 (aunque en realidad, casi todo el mundo me echa alguno menos cuando me ve). Pues bien: el 99% de las veces, se hace automáticamente un silencio al otro lado de la pantalla. Parece que todo el mundo anda buscando el jovencito de menos de 30, musculado, alto y con una polla de al menos 20 cms. Cuando hay tíos de cuarentay (incluso cincuentay) que están de auténtico escándalo y follan como dioses.Pero bueno, como tú dices, lo más probable es que se pierdan un buen polvo.Y no es que me moleste no ser lo que esas personas andan buscando, lo que de verdad me molesta es que ni siquiera tengan la educación (por no decir los cojones) de decir claramente: "mira, no eres lo que busco". Claro,así me pasa,que por chats y similares no me como un colín pero cuando voy a los bares me he zumbado a cada choto que es para verlo...jajajajaja (y no es que yo esté especialmente bueno,aunque creo que tampoco estoy nada mal, pero sí que mucha gente me dice que tengo un morbazo de la hostia...sin ser yo nada de eso XD )
EliminarClaro Diego, por eso te digo que me parece una tontería desechar a alguien simplemente por ser "mayor de"; pues si el tío tiene morbo y te pone, olvídate de la edad y pasa un buen rato. Sobre las apps y chats, pues es lo de siempre: la gente busca modelos de película porno o chaperos, pero como yo digo, la mayoría son unos calentones que al final se la cascan en casa y no quedan. Y la educación por supuesto, en lo que a mi respecta si me entran y no me molan, siempre lo digo siendo educado (si encuentro educación en la otra persona, claro).
Eliminarjoder qué morbo me da toda la historia de Paco y acompañada de esas fotos, aún más. Sé que sólo pretenden ser gráficas dentro de la historia, que no son vuestras, pero uffffff..... yo tb soy del club que se le pone durísima sólo con leer la historia.
ResponderEliminarLo cierto es que cuando hace años pensé por primera vez en crear un blog o algo parecido si que pensé en usar fotos reales, pero tras la experiencia que relato en el capítulo 51 lo dejé por imposible. Aunque sí que te reconozco que en todo el blog, a día de hoy, hay dos fotos reales, que dejo a vuestra imaginación decidir cuales son :P El resto, efectivamente, son únicamente para ilustrar. Me alegro de ponértela dura con mis vivencias ;)
EliminarEsta es la historia de la que te hablo: http://diariodecruising.blogspot.com.es/2014/02/capitulo-51-el-video-y-la-decepcion.html
EL RELATO ESTA MUY BIEN Y ES MUY MORBOSO Y CACHONDO; ME PONE CALIENTE.
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