Lo cierto es que las apps de ligoteo siempre me han dado una pereza tremenda, soy de la opinión de que se pierde demasiado tiempo en conversaciones interminables, intercambio de fotos que nunca finaliza y poca decisión, que provocan que al final no quedes con tantos tíos como cabría esperar de una aplicación de estas características. Una aplicación que es generalmente usada por mucho pajillero suelto que busca saciar su calentón temporal. De hecho, pienso que con el tiempo y su expansión se han hecho aún peores.
Sabéis, el típico tío con el que llevas hablando semanas, meses y, en este caso, un año; conoces toda su anatomía de esos intercambios de fotos que parecen interminables y no muestra la cara por privacidad. Hay buen rollo, conectáis, os ponéis cachondos, pero no acaba de concretar. Si por ti fuera, ya habríais quedado hace tiempo y os hubiérais dado un buen repaso, pero siempre encuentra excusas: padres, sin sitio, sin coche, sin saber llegar, eventos... Llega un punto en el que incluso le dices que tienes un par de amigos con los que podríamos jugar los cuatro, te responde que vaya morbazo, pero aún así sigue resultando insuficiente. De tal forma que al final le acabas dando un últimatum siendo borde y ahí es cuando algo se enciende en su cabeza y, por fin, se decide a poner fecha y hora al esperado encuentro.
Este fue el caso de John. Juan. Pero no le gustaba su nombre y para todos era John. Si realmente era como en las fotos y no mentía, estábamos ante un bombón de 19 años que nos ponía muy caliente a los tres: cuerpo fibradito de gimnasio, nada exagerado, pero muy atractivo, morenito, culazo y polla circuncidada de 19 centímetros con anchura proporcionada para dejarla más limpia que los chorros del oro. Según él, tenía poca experiencia, era tímido y le daba corte quedar, por eso de todas sus excusas durante tanto tiempo. Nosotros temíamos que fuera feo, ya que no mandaba fotos de cara, pero quisimos arriesgarnos y nos dirigimos a su casa el día y a la hora indicadas.
Su casa estaba lejos. Dentro del mismo pueblo, pero en una zona nueva de apartamentos con alturas considerables que estaban alejados del pueblo y aún más de la zona en la que nosotros vivíamos. Si nosotros estábamos más en la zona sur, esto estaba en el lado opuesto: la zona norte. Esa zona nueva que si tan siquiera en verano tiene mucha gente, pues imaginaos como está en invierno. Llegamos al anochecer, llamamos al telefonillo y directamente nos abrió, sin tan siquiera preguntar. Subimos en ascensor al piso en cuestión y allí nos esperaba John, dispuesto al ataque: sólo nos recibía en el umbral de la puerta con un bañador. No mentía en las fotos y para nada era feo: tenía una cara de niñato malote que nos lo dio todo. Y el pelo de punta. Ya no podía pedir más.
Primero estuvimos charlando en el salón, nos enseñó el apartamento como quién visita a un amigo o pariente que acaba de estrenar casa. No estaba mal, lo mejor que tenía eran las vistas. ¡Hasta se veía la pinada del Rebollo! En un momento en el que Dani y Sergio estaban en la terraza y John se metió para preparar unas bebidas, me fui detrás suya quitándome la camiseta, le rodeé por sorpresa con los brazos y le susurré:
- Cabrón, te has hecho de rogar, pero veo que ha merecido la pena -dije.
- Claro, es que lo bueno se hace esperar -contestó pícaro girando su cabeza hacía la mía.
Y le metí la lengua. No me pude resistir ni quise esperar, así que allí estuvimos un rato presentándonos como era debido. Besaba bien, sabía mover la lengua, de forma sensual y no precipitada, con ganas, pero sin ser brusco. Este la tenía que chupar de vicio. Cuando me notó empalmado me echó mano al paquete y yo hice lo propio metiendo mi mano por debajo de aquel bañador verde, que escondía aquella polla que estaba deseando saludar. Tampoco había mentido en esto. Todas sus fotos eran reales. Cabían dos posibilidades: irnos al sofá y comenzar todo o esperar a las bebidas y a mis dos amigos. Optamos por lo segundo, así que le ayudé a preparar las cosas. Dani y Sergio pasaron, se quitaron también la camiseta, y allí estuvimos un rato bebiendo, charlando y poniéndonos calientes en aquel sofá tan propio de casas de verano. Cuando la cosa empezó a ponerse al rojo vivo, John nos dirigió a una habitación sin apenas decoración que sólo tenía una cama de matrimonio. Se notaba que era como una habitación para invitados que no usaban mucho.
No hizo falta decir nada para quedarnos todos en bolas, mientras John se tumbaba boca arriba en la cama haciendo gestos para que fuéramos a cazar su polla. De tal forma que Sergio y yo comenzamos a chupársela a dúo, mientras Dani le llenaba la boca con su polla. Y, por fin, ahí teníamos a John: chupando el rabo de Dani mientras nosotros dos le comíamos el suyo. Olía y sabía a ducha reciente, estaba dura como una piedra y mientras yo me entretenía en chupársela lo mejor que sabía, Sergio metía su cabeza y le comía los huevos. El otro, con la boca ocupada, no para de gemir, momento que aproveché para trastear con su culo. Quería intentar follármelo. Pero me vio las intenciones y se sacó la polla de Dani de la boca:
- No tío, follar hoy no... -casi suplicó.
No hizo falta decir más, y volví a concentrarme en mamársela a dúo con Sergio, mientras le sobábamos y le hacíamos sentirse deseado. El chaval, con la polla de Dani dándole caña por arriba y nosotros por abajo, no pudo contenerse y se corrió en mi boca sin casi poder evitarlo. No me gustó, pero me di cuenta de que fue inevitable cuando vi su cara de preocupación al enfrentarse a mi cara de mala hostia. Me indicó dónde estaba el baño y allí me fui a escupir y enjuagarme la boca. Cuando volví a la habitación me encontré con una estampa distinta a la que había dejado: John de rodillas en el suelo intercambiándose las pollas de Dani y Sergio que, a su vez, se estaban comiendo la boca y sobándose. Me uní a aquel círculo de puro vicio juntando mi lengua con las suyas, mientras John cazaba mi polla con una mano y me pajeaba y chupaba a turnos. El chaval lo hacía genial, se las metía enteras (una a una, claro) y las comía con mucha hambre, como si hiciera siglos que no se comía una. En ese círculo estuvimos un buen rato, pajéandonos cuando John tenía boca y manos ocupadas, hasta que Dani avisó que no podía aguantar más:
- Quiero que me bañéis con toda vuestra leche - pidió John con cara de vicioso.
Nos miramos, dimos el acuerdo y empezamos a pajearnos para bañar a aquel chaval como nos había pedido. Primero, Dani, le dejó la cara como una pared recién pintada de gotelé. Después Sergio, se corrió en un hombro del chaval y, por último yo, le hice abrir la boca y me corrí en su lengua. Se la debía. Y el chaval se comió toda la leche sin protestar, más bien con ganas y sin quitarme la mirada de los ojos mientras le expulsaba mi leche. Cuando me fijé, vi que John se había corrido una segunda vez en el suelo con una paja.
Al terminar el chaval se fue al servicio de la habitación de sus padres, donde se duchó en menos de 5 minutos, y nosotros nos aseamos en el otro baño:
- Bueno, lo siguiente qué va a ser, ¿que folles sin condón con otros? -me dijo Sergio con severidad.
- Joder, pero si es crío, ya has visto la cara de miedo que ha puesto cuando se ha corrido en mi boca sin poder evitarlo... Está limpio fijo -me justifiqué.
- Eso nunca lo sabes, Marcos, ten cuidado. Por ti y por nosotros -añadió Dani.
Sabía que tenían razón. John, que había oído la conversación, se apresuró en afirmar que él no tenía nada, que siempre había hecho de activo con condón y que no había tenido muchas relaciones. Y lo cierto es que no me pasó nada, pero extremé el cuidado desde día. Mi pacto con Sergio y Dani era más sagrado que esto.
John nos invitó a otra cerveza y nos dijo que lo suyo es más chupar, pajear, sobar que follar, pero que más adelante le gustaría quedar, aunque fuera para follarse a Sergio, cuyo culo le había encantado. Y no era para menos.
Vaya, vaya... menuda historia. ¿Hubieron más encuentros con John?
ResponderEliminarY una pregunta de estas que al leerte casi todo el blog se te pasa por la cabeza, ¿sabes con cuántos tíos has tenido algo (follar, solo mamar, solo besos...)? Si sabes el número exacto o tienes una idea de cuántos han sido xD, porque si aún no tienes 30 y tienes todas estas historias... :O.
P.D. Ya te envié un e-mail aunque no sé si tu correo era el correcto. Hazme saber si lo recibiste o no.
James
Hola James! Sí, hubo más encuentros con él. Pues la verdad es que no me he puesto a contar, pero ten en cuenta que este blog recoge historias de los últimos 8 años, teniendo en cuenta que en varias de ellas repiten personajes (Guillaume, Óscar, los propios Sergio y Dani, Mario...), que otras son flashbacks a mi infancia y tal, pues tampoco es tan exagerado, ¿no? :P Conocí a un tío del Moncayo, uno de tantos, que en verano se lo hacía todos los días con 1 o 2 tíos. Calcula en unos 65 días que yo pasaba por allí, un mínimo de 60 tíos SÓLO EN UN AÑO y sólo en verano...
EliminarYa te digo que no llevo la cuenta porque lo que me importa es disfrutar del momento. Te he respondido ya varios mails, así que entiendo que te llegan, no?
Las aplicaciones de Bender , Grinder un 95% son para aburridos y coleccionistas de fotos.
ResponderEliminarLes mola tener un album para pajearse ya que no tiene huevos para quedar.
Totalmente de acuerdo... He vivido buenas experiencias con las apps también, pero de cada buena experiencia, se cuentan por muchos los intentos fallidos. LO bueno es que aprendes muy bien a diferenciar desde el principio quién quiere quedar realmente y quien no.
EliminarMarkitos... si te mola el tal John, x la descripcion... x cojones te tengo k molar yo tio... jajajajaja peazo pajote me he hecho tio con tu historia... x cierto tio... me molaria ablar x mail contigo pero me imagino k tienes muxos mails y no kiero tampoco rayar :P un abrazo jefe
ResponderEliminarBuenas Carlos! Tu escríbeme por mail cuando quieras tío, no es un problema. Así que espero pronto leerte, eh?
EliminarUn abrazo.
Una buena historia, con por lo visto continuaciones, surgida del contacto a través de una app.
ResponderEliminarPereza tremenda es exactamente lo mismo que me produce estas app, que si bien he llegado a bajarme dos, bendr y scruff, nunca las he llegado a utilizar, porque más o menos por lo que dices, y al contrario de lo que supuestamente podría parecer, me da que se necesita una infinidad de tiempo, tiempo mayormente perdido para llegar a algún concreto y positivo.
La experiencia la tuve con los clásicos chats en internet. Que poco más o menos es lo mismo.
Sí, sí... los chats y las apps lo mismo son. Llenos ambos de calienta pollas con decisión nula... Así que no pierdas el tiempo, porque además la gente busca modelos de pasarela o requisitos más propios de chaperos... En definitiva, un intercambio interminable de fotos que suele acabar con el otro cascándose una paja y saliéndose de la aplicaicón hasta la próxima vez que le da un calentón :P
EliminarVaya historia cachonda esta :P Por las etiquetas puedo intuir que esta historia sucedió en Guardamar? Llevo desde la infancia veraneando allí y ya hace un par de años que no me acerco pero si ocurren cosas como estas voy a tener que montármelo mejor e ir el año que viene jaja
ResponderEliminarUn saludo!
Guardamar está lleno de sitios interesantes para darte buenos homenajes, sobre todo si tienes coche y puedes desplazarte a sitios cercanos, dentro de los límites del pueblo, pero que requieren de coche. En las apps de ligoteo suele haber buen tema en verano y puentes :P
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