El
primer día que visitamos la playa gay no nos comimos ni un colín, pero tras lo
que habíamos visto teníamos muchas ganas de volver y así lo hicimos. Nuestro
segundo día por allí fue mucho más a saco que el primero, estuvimos menos
tiempo tomando el sol en la playa y menos tiempo bañándonos, precisamente para
pasar más tiempo a la sombra de los pinos. Debe ser que escogimos bien el fin
de semana, porque si el anterior había habido gente, lo de que este fin de
semana era ya exagerado. Al menos para el conocimiento del mundo del cruising
que yo tenía. Nada más llegar a la zona del foro, ya tuvimos varias
proposiciones de tíos que querían montárselo con los tres a la vez. Así que
decidimos separarnos, como siempre, Dani por su lado y Sergio y yo por el nuestro. A pesar de que en ocasiones nos lo habíamos montado los tres juntos, cuando íbamos de caza solíamos hacerlo así.
Como
ya he contado en alguna ocasión, en el momento en que aprecias que la mayoría
de la gente comienza a irse hacia un sitio en concreto, significa que hay show.
Y hasta ahora no ha fallado nunca. Comenzamos a seguir un grupo de hombres que se dirigía en una dirección concreta y dimos con
una zona donde estaba concentrado el 80% del público que había por allí aquel
día. Todos observando a un chaval de unos 26 años, bronceado, castaño claro,
delgado, completamente desnudo, sentado en una toalla, a la sombra de varios pinos en una estancia circular, con una polla gorda de
20 cm dura en la mano y acariciándosela cada vez que alguien pasaba por
delante. Era un caramelito, todos esperaban a ser seleccionados, era la
impresión que daba. Mientras tanto, otro chico, un poco más moreno, con
pantalones pirata blancos, se acercaba de vez en cuando a él y hablaban en tono muy bajito mientras
miraban a todos los que estábamos por allí observando. En ese momento aquello me pareció un casting, ¿qué era esto? ¿Operación Polla?
Vimos
a Dani apoyado en un árbol observando el tema y, por detrás, me acerqué
sigilosamente a él y le susurré: "qué? quieres llevarte el pirulo a la
boca, eh?". Se sobresaltó, me miró y riéndose dijo: "ya ves, a ver
quien lo consigue antes, ¿apostamos?".
No
quise apostar: ¿una pareja buscando otros dos tíos? No. Dani tenía muchas más
posibilidades. Así que pasó al ataque. Se puso delante del chico que estaba
sentando pajeándose, le miró a los ojos, le sonrió, el otro asintió con la cabeza y Dani se agachó
a comerse la enorme polla del chaval, primero empezando por el glande, despacio, para después acelerar el ritmo mientras con otra mano le sujetaba su par de huevos con fuerza. La gente que miraba empezó a bajarse los
bañadores o a tocarse mientras miraban la escena. El pollón, mientras Dani se
la chupaba, se estiraba para tocarle el culo... Y mientras tanto, el chico de
pantalón blanco que susurraba al pollón, se bajó la bragueta y enseñó otra
enorme polla. "Vaya tela, qué dos maromos", pensé. No tardó en acercarse un chaval
bastante jovencito a ponerse de rodillas y empezar a tragarse la polla del chico de blanco. A pesar de ser una polla grande, la polla del chico de blanco era torpe, de estas grandes y gordas que nunca se acaban de poner duras del todo, pero el mamón parecía disfrutarla.
En
ese momento, el pollón le quitó a Dani el caramelito de la boca y le dijo algo
al oído. Pude ver en Dani cara de sorpresa y un cierto miedo. El pollón quería
follárselo. Y claro... el tamaño de aquello era enorme, más o menos como la de
Mario, pero Dani, tras unos segundos de reflexión, aceptó. Se levantaron y fueron un poco más lejos, e inmediatamente
todos los que allí estábamos comenzamos a seguirles. El chico del pantalón
blanco se llevó a su joven mamoncete, y mientras el pollón le trabajaba el culo
a Dani, el de blanco volvía a meter su polla en la boca del jovencito mientras
miraba. Y comenzó el auténtico show, con más de veinte pares de ojos mirando.
Esperemos que no fueran finalmente solo mirones, y estos comenzaran a organizar su propio espectáculo, en una orgía multitudinaria entre el bosquecillo de la playa, Mmm...
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