Me empezaba a obsesionar que los días pasaran y ninguno de los tres amigos propusiera plan. Mientras tanto, nos dedicábamos a pasar días de playa normales, tomar cañas, visitar alguna playa, otros pueblos... ese turismo de alrededores que hacía varios veranos que no practicábamos. Incluso Sergio había traído una videoconsola y un disco duro, para esos momentos en los que te apetece estar en casa sin hacer nada, relajado y descansando. Los días de pelis solían terminar con una mamada de Sergio en el sofá o un polvo en su habitación.
Se ve que al poco tiempo comenzó a picarle el gusanillo a Sergio y nada más despertarnos propuso ir a pasar el día a la playa del Rebollo. Eso ya sabíamos lo que significaba, no hacía falta decir más. Día de playa tranquilo y por la tarde una visita a los pinos. Por las mañanas no suele merecer la pena entrar, salvo que te gusten los hombres maduros o el rollo chubby; quizá en algún día de suerte encontraras algo, pero no era lo habitual. Las tardes eran lo seguro. Y desde que teníamos el coche de Dani, no tardábamos más de 10 minutos en ponernos en la Urbanización Costa Bella, donde dejamos el coche, coger el camino hacia la playa y montar el tenderete con las sombrillas, toallas y demás.
Una vez llegamos a la zona gay de la playa nos dimos cuenta de que había bastante ambiente, es decir, podía ser lo que muchas veces denominábamos un día grande. Ese día había mucha variedad: gente joven, parejas, otros grupos de chavales, maduros... Nos pusimos en el sitio de siempre, pasada la palmera seca que se ve en las dunas, pasado el cartel que indica playa naturista, debajo del siguiente salvavidas. No sabría explicaros por qué, quizá porque luego para entrar a los pinos simplemente es seguir un camino recto, pero lo cierto es que casi siempre solíamos ponernos allí. Dani se encontró con unos amigos a los que hacía tiempo que no veía, así que no pasó mucho tiempo con nosotros. La sorpresa del día fue el momento en que Sergio me dijo que quería pasar solo a los pinos. ¿Sorpresa? Sí, claro. Yo había ido mil veces solo, pero Sergio siempre entraba conmigo. Conmigo o con Dani. Nunca solo. Y no es que me molestara, sino que me llamó poderosamente la atención. Eran algo más de las 18h cuando se adentró en la pinada, suele ser la hora punta, entre las 18:00 y las 20:45 cuando los días son más largos (julio y primeros de agosto) y de 17:30 a 20:00 según se van acortando los días (última quincena de agosto).
Me quedé tranquilo tomando el sol en la playa, pero al ver que pasaba tiempo y Sergio no regresaba, le pedí a Dani que echara un vistazo a nuestros trastos de playa mientras yo me daba una vueltecita. Con la excusa de ver dónde estaba Sergio y con la intención de ver si había algún maromo interesante. Cuando me adentré en la zona de mayor afluencia de los pinos, que como os he contado otras veces mucha gente lo llama "el foro", me di cuenta de que algo pasaba. No había mucha gente comparado con el trasiego que había en la playa, y siendo ya las 19:15, no era normal. Solo podía significar dos cosas: o que había show en algún lado, o que no había tema. Así que empecé a recorrerme los caminos, cuando más o menos a la mitad, en una de esas estancias rodeadas de pinos que parecen pequeñas habitaciones, empiezo a ver tíos pajeándose y mirando fíjamente a esa estancia. Por todos los lados del camino y de todas las edades, pero ninguno que me llamara mucho la atención. Al acercarme a esa estancia rodeada por el pino bajo de la playa me llevé la segunda sorpresa del día: Sergio totalmente desnudo, de rodillas en el centro de 3 chavales jovencitos y con buenos cuerpos. Me aparté para que no me viera, pero me quedé un rato viendo como se tragaba con ansia las tres pollas, pasando de una a otra, metiéndoselas hasta la campanilla y saboreando los capullos, sobre todo uno de ellos, que era más grande que el resto. No estaban mal dotados: dos pollas normales de unos 16 centímetros y buen grosor y otra que tendría 18 centímetros. De esos tres chavales, había dos que debían de ser pareja, se corrieron en el suelo con paja y se largaron. Sin embargo, el show continuaba... el más pollón, y a la vez bajito, sacó gel lubricante, puso a Sergio apoyado en un tronco de pino y empezó a trabajarle el culo. Fue en el momento en el que se puso el condón, cuando me di la vuelta y oyendo los primeros gemidos de Sergio, me largué de allí. Era la primera vez que le follaban y no eramos ni Dani ni yo. Se me hizo raro y no quise verlo, así que allí dejé a todos los tíos pajéandose mientras veían aquel porno en vivo y en directo.
La cosa no acababa ahí. Según me dispongo a salir del foro para dirigirme a la playa me topo con un morenazo de infarto, bañador negro tipo boxer negro bien ajustado, cuerpo escultural, pelo engominado hacía atrás, ojos claros y mochila a la espalda. Me gusta tanto que decido ir a por él, pero anda tan sumamente rápido y se conoce aquello tan bien que me resulta muy difícil seguirle. No se da la vuelta, no me mira, pero sabe le sigo, acelera el paso y lo pierdo. En vano, trato de buscarle por la pinada, pero no doy con el.
La caza estaba de vuelta.
Como me alegra verte de vuelta ya veo que el verano te ha traído buenas experiencias que espero nos vayas contando. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarRunning
A mi no me alegra tanto estar de vuelta, en lo que la vuelta a Madrid se refiere claro... jejeje. ¿Coincideremos alguna vez por la playa?
EliminarEsto es ya de este verano ?
ResponderEliminarNo, esto es de al menos 2 veranos :) Más o menos trato de seguir un orden cronológico, cuando no lo haga, lo mencionaré!
EliminarTe has follado este verano al ejecutivo? cabronazo
ResponderEliminarMe ha pegado un buen polvazo, sí. Todo a su tiempo.
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