3 de octubre de 2016

CAPÍTULO 159: VERSATILIDAD ABSOLUTA

Hoy en día eres poco menos que un bicho raro si no te pones una etiqueta o te identificas abiertamente con una. Bueno, miento, esto lleva pasando desde que el mundo es mundo, solo que ahora los términos evolucionan y existen miles de múltiples acepciones: que si poliamor, que si panromántico, que si pansexual y, por supuesto, los cásicos: hetero, bi, gay. Es más, dentro del mundo gay existen las propias etiquetas para identificar tus gustos sexuales, en un ambiente en el que si afirmas ser pasivo parece que eres de una categoría inferior o algo así. Entre los gays existe la estúpida manía de decir ahora que todos son activos y muy machos, unos pocos siguen afirmando ser completamente pasivos y la gran mayoría se han pasado al término de moda por excelencia: EH, TÍO, QUE YO SOY VERSÁTIL.

Además de ser versátil, que ya de por sí te da un aire muy cool, si vas al gimnasio y estás cachas tienes otro punto extra (aunque seas más feo que un limón exprimido) y si ya te afanas por poner un acento de chulo de barrio y esconder toda la pluma que puedas tener bajo el felpudo, entonces ya follas seguro. Sin embargo, como bien sabéis, nada es lo que parece y uno no puede pretender ser lo que no es. Ahí también aparecen ahora las variedades del término versátil: total, más pasivo, más activo y la última que me encontré: "versátil absoluto". No os engañéis, de todos los tíos que os digan que son versátiles, al menos un 60% son pasivos totales y lo comprobaréis nada más quedar con ellos (suelen ser los primeros en bajarse a mamar y los que te muestran su culo y con sutileza te dirigen las manos a él); los denominados 'versátil más pasivo' son totalmente pasivos al 95%, como mucho te dejarán que se la chupes un rato, puede que te metan la puntita, pero enseguida querrán ser follados o ser ellos los que mamen. Los 'versátil más activo' están divididos al 50% entre pasivos y realmente versátiles, pero ninguno 100% activo, eso desde luego. No obstante, la historia de hoy va de versatilidad absoluta.

El comienzo de la temporada veraniega de aquel año fue algo distinto de anteriores veranos: los tres amigos trabajábamos en diferentes lugares y fue imposible cuadrarse todas las vacaciones juntos. En mi caso no me había cogido vacaciones, días libres o puentes durante todo el año y, además, había trabajado todos los festivos para acumular días libres, la cosa es que me cogí del 16 de julio al 30 de agosto. Mi mes de vacaciones más casi 2 semanas que había conseguido acumular entre unas cosas y otras. Con Dani y Sergio solo coincidiría aquel año la primera quincena de agosto, que no estaba mal, pero comparado con los meses que habíamos pasado juntos veranos atrás parecía poco. La cosa es que tenía dos semanas con la casa para mi solo, sin amigos y con muchas, muchas ganas de marcha (esta historia de produce cronológicamente antes que la quedada con mis amigos de Altea).

El primer día que llegué lo dediqué a las tareas típicas: limpia un poco la casa, haz la compra, saluda a los vecinos de toda la vida y por compromiso, mandé un mensaje a mis amigos 'de la playa' de toda la vida (sí, esos que me habían dejado un poco de lado cuando se enteraron de que follaba con uno de ellos). Me dije a mi mismo: "pero Marcos, ¿ya te vas a ir de cruising? ¿No puedes esperar ni un día?", así que bueno, hice caso a la conciencia que me taladraba con esa idea y pasé la tarde en la playa sin más pretensiones. Tomando el sol y bañándome . Además, en las apps solo había lo mismo de siempre, las mismas caras y los mismos tíos de la zona. ¿No os resulta un tanto cansino siempre ver a los mismos y que sean esos mismos quienes más coñazo dan?


Superé el primer día sintiéndome muy satisfecho conmigo mismo por haberme dado un día de tregua, pero al día siguiente tenía decidido pasar la tarde en la playa del Rebollo y darme una vuelta por la pinada antes de volver a casa. En la playa había mucho ambiente, me suelo poner habitualmente cerca de una de las pocas papeleras azules que pone la Consellería, zona en la que hay un rechoncho arbusto a un par de metros de los postes de madera que delimitan la zona de playa de las dunas. Me gusta ponerme ahí porque la zona de cancaneo pilla en línea recta y debe ser que aquel año era el lugar de moda porque, día tras día, al ponerme allí me quedaba a las pocas horas sin 'espacio vital' a mi alrededor, a pesar de que tres o cuatro metros a un lado u otro hubiera sitio de sobra. Es una playa que nunca se llena, ni en la que te sientes agobiado, así que me da mucho coraje que a la gente le guste tanto el aborregamiento. 

Cerca de las 5 de la tarde apareció un chico solitario que no sabía bien donde ponerse, me sonaba de haberle visto por allí en otras ocasiones ya que su cara me resultaba familiar y aprovechó que me quedé mirándole para dirigirse a mi con cautela e iniciar una conversación mientras extendía su toalla  al lado de la mía, en el minúsculo hueco que quedaba entre mi mochila y un grupo de 6 chicos:

- ¿Qué tal? ¿Otro año por aquí? - me preguntó.
- Ya ves tío, hay que aprovechar las vacaciones. ¿Nos hemos visto antes? -dije.
- Sí, soy colega de John, el chico del puerto, nos presentó hace un par de veranos -explicó.
- ¡Ah! Ya decía yo que me sonaba tu cara. 

La conversación seguía de forma fluida mientras el chaval se desnudaba completamente frente a mi y se tumbaba a mi lado. Un chico de unos 25 años, 1,75, pelo corto por los laterales y algo más largo por arriba, blanquito de piel, delgado y ligeramente fibrado, sin nada de vello y con un culo que llamó poderosamente mi atención. También tenía una polla bastante razonable para estar en estado flácido. Era un chaval masculino en las formas y agradable, se bañó pidiéndome que le vigilara las cosas y después me empezó a zorrear ya en serio. Fíjate que no soy de los que usan la excusa de la crema para ligar, pero a comienzo de verano me gusta tener especial cuidado para evitar quemaduras y como estaba allí solo, después de secarse, le pedí que me echara crema en la espalda. Me tumbé boca abajo en la toalla y el chaval, ni corto ni perezoso, se sentó con cuidado sobre mi culo y más que echarme crema me hizo un masaje de lo más sensual, en el que podía sentir su polla morcillona jugando con disimulo en los alrededores de mi agujero. Sus manos se perdían por mi espalda, masajeaban mis glúteos, mis piernas, rozaba con ligereza mis huevos y para terminar se reclinó sobre mi y me susurró:

- ¿Puedes darte la vuelta?
- Hombre, por poder, podría, pero seríamos centro de todas las miradas -expliqué,dando a entender mi estado de erección total. 
- Eso no es problema.

Se tumbó a mi lado, en posición lateral, pegado a mi y me invitó a hacer lo mismo. Cuando mi polla salió al descubierto, la atrapó con su mano envuelta en crema rápidamente y me la empezó a masajear también. El chaval también la tenía dura y reafirmé mi idea de que estaba bien dotado al ver aquel rabo gordo de unos 17 centímetros. Nos empezamos a poner demasiado calientes y antes de dar ningún espectáculo el chaval me dijo:

- ¿Quieres que pasemos dentro?
- Claro, pero tenemos que esperar un poco...

Nos pusimos de nuevo boca abajo y cuando el estado de nuestras pollas pasó de duro como una piedra a morcillón, recogimos las cosas rápidamente y nos metimos a la pinada. Me llevó a un lugar de la pinada del Rebollo que tenía poco explorado, se trata de la zona más cercana a la playa que queda por debajo de la parte que tiene más movimiento, de lo que se denomina "el foro". Nunca había estado por allí porque no se veía movimiento, pero lo cierto es que también es una buena zona con lugares discretos que este chico parecía conocerse bien. Llegamos a un pequeño lugar circular de arena rodeado de pino bajo y otros arbustos, extendimos las toallas en el suelo y el chaval se acercó a mi rodeándome con brazos y comiéndome los pezones:

- ¿Qué te va? -le pregunté.
- Soy versátil -susurró.
Se percató de que levanté la ceja en señal de "sí, claro, como todos" y siguió hablando:
- En serio, soy versátil absoluto. Me adapto a todo. ¿Quieres que te folle? Me pone. ¿Quieres follarme? Disfruto igual, esa es la versatilidad absoluta, tío, no estos que van por ahí de versátiles y son pasivorras... -dijo, riéndose.

Me hizo gracia porque era la segunda vez en menos de 24 horas que oía ese término. Y para ser fieles a lo que ocurrió, el chaval no mentía. Debió ser que al verme reacio a esa terminología quiso demostrar que era verdad y empezó a ir con pies de plomo preguntándome todo: ¿te la puedo chupar? ¿quieres comerme los huevos? ¿te puedo meter un dedo?

- Deja de preguntarlo todo, vamos a dejarnos llevar -le dije.

Presioné suavemente sobre sus hombros y el chaval se puso de rodillas a hacerme una buena comida de huevos, seguida de una mamada de lo más húmeda, tanto que entre su saliva y mi líquido preseminal dejamos la arena bastante humedecida. Sin embargo, lo que me había excitado realmente de aquel chico eran sus piernas fuertes y arqueadas hacia el exterior y su culo redondo y prieto, sin un solo pelo. Le dejé que me la mamara todo lo que quisiera y llegado el momento le empecé a meter dedos. Sacó un tarro de lubricante y un condón de su mochila y se puso a cuatro patas sobre su toalla dejando su buen par de huevos colgando por debajo de su culo. Le unté un poco de lubricante de frambuesa y no me pude resistir a lamerle los cojones y, después, chuparle el culo con auténtico frenesí refrendado por sus muchos gemidos, que llegaban a su máximo cuando le metía la lengua dentro y jugaba con ella en su agujero, que sabía a mar y al lubricante afrutado. Ese culo estaba acostumbrado a ser follado, dilataba con facilidad, se abría bien, también animado por la excitación del momento (no se le bajó la erección en ningún momento, tan siquiera cuando aparecían tíos entre los árboles a mirarnos y pajearse, cosa que a algunos chicos les corta). Me puse el condón de marca líder que me ofreció y se la metí poco a poco,
No somos nosotros, pero el lugar y la forma es exacto.
mientras él aprovechaba para pajearse más rápido según mi polla avanzaba dentro de su culo. Cuando conseguí meterla entera gemí del placer que me provocaba estar dentro de aquel culo tan apretado y a la vez tan lubricado y empecé a follarle progresivamente hasta que el chaval me empezó a pedir caña. Le empecé a dar fuerte haciendo bastante ruido, un ruido que simulaba a alguien dando palmas y las gotas de sudor empezaron a caer en su espalda. Me pidió cambiar de posición poniéndose boca arriba y abriéndose de piernas y se la volví a meter rápidamente para seguirle follando a tope. Me estaba apunto de correr cuando él anunció que se corría, así que apreté bien sus piernas con mis manos, le di aún más fuerte y el chaval empezó a echar unos chorros que le llegaron hasta la barbilla.

- ¿Quieres que me corra dentro? -pregunté.
- Échamelo en el pecho -susurró.

Así que cuando estaba a puntito de correrme, saqué mi polla de su culo, tiré el condón a un lado y con una paja rápida le llené el pecho de mi leche, algo más líquida que los borbotones que el había echado. Miró con auténtica atención cómo salían de mi capullo esos chorros de leche caliente que impactaban en su pecho.

Caí rendido en mi toalla mientras él se limpiaba con varias toallitas:

- ¿Te ha molado? -preguntó.
- Claro tío, la mejor prueba la tienes en que me he corrido... -dije.
- Follas muy bien, que lo sepas -dijo.
- Y tu la comes de lujo y tienes un culo que me follaría cuarenta veces -dije.
- Tu también tienes culazo, tío, otro día si te apetece rollo, me molaría follarte -propuso.
- Cuando quieras.

Recogió sus cosas y metió en una pequeña bolsa de plástico los papeles usados, el condón y las toallitas. Se acercó a mi toalla, me dio un buen morreo y me dijo que se iba a dar un baño y al secarse se iría a casa que se le hacía tarde. Me quedé tumbado, desnudo, bajo aquellos pinos y por la luz del día supe que empezaba a ser hora de recogerme también. Me alegré de ver que todavía queda gente que es sincera en cuanto a sus preferencias sexuales, que saben que no es necesario mentir para ligar o echar un polvo. Somos como somos, nos gusta lo que gusta y no hay nada de malo en ello. Hay que respetar todos los gustos y aceptarlos, nunca maquillarlos, porque la verdad siempre sale a la luz. 

Lo cierto es que esa noche dormí como un bendito.