26 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 92: LA FIESTA PRIVADA

Una de las cosas que nunca me han gustado de los lugares de cruising que están en plena naturaleza es que quienes los frecuentamos solemos ser, en general, bastante descuidados con el medio que nos rodea: tiramos los pañuelos al suelo, dejamos los condones llenos de leche en las ramas de los árboles, los envoltorios en el suelo, las latas o botellas tiradas... Siempre me dijeron que descubrirías dónde hay cancaneo simplemente por lo sucio que estará. Y es cierto. Además, en lugares tan bonitos como el propio Rebollo es una pena que lo tengamos así. Lo bueno es que en ocasiones hay quien se preocupa de llevar bolsas de basura, atarlas a varias ramas o troncos de árboles y fabricar papeleras improvisadas, que después, se preocupan de recoger. Siempre he dicho que si todos nos lleváramos nuestro pañuelo o condón en la mochila y lo tiráramos en los contenedores que hay a la salida de la playa, aquello estaría mucho más limpio.

A parte de esto se unía el hecho de que a veces los comerciales de algunas discotecas o restaurantes, conociendo lo que se cocía en la pinada, ponían carteles pequeños en los pinos, que solían terminar en el suelo y permanecer allí durante semanas. Sin embargo, la invitación que nos llegaría a una fiesta privada no sería a través de ningún cartel, sino mediante una app de ligoteo. Reconozco que pocas veces hemos visitado bares de ambiente en la zona, mayormente se sitúan en Torrevieja, Alicante y Elche y no son gran cosa; y, como sabéis, las saunas tampoco son lo mío, no por nada en particular, solo que encuentro más morbo en situaciones al aire libre. Entonces, aquel día, al abrir una de estas apps recibo un mensaje de estos que parecen ser enviados en cadena con un texto parecido a este: "¡Hola! ¿Estás cachas, fibrado o buenorro y te parece pasar un buen rato en un chalet de lujo con tíos similares? ¿Además eres pollón y versátil o activo? ¿Y tienes entre 18 y 31 años? ¡Solo tíos machotes! Esta es tu fiesta: viernes XX a las 21:00h. Si te interesa: escribe, manda fotos y te admitiremos. ¡Haremos un bautizo!" Poco después, Sergio y Dani recibirían el mismo mensaje, de un perfil que tenía una foto similar a las que hace unos años decoraban la página de contactos Bakala. Lo estuvimos hablando y decidimos mandar foto y esperar respuesta. Salvo aquella fiesta de despedida cani a la fui, nunca habíamos realizado este tipo de quedada. Fuimos admitidos poco después y se nos aseguró que las exigencias eran altas. Este evento se realizaba en la urbanización El Raso, que para colmo, está bastante cerca del Moncayo. Y allí nos plantamos el día convenido a la hora indicada.

La casa en cuestión era un chalet individual al final de la urbanización con muy buena pinta y un jardín bien cuidado que daba acceso a una puerta cerrada. Nos pareció curioso que en esa casa de tan buena presencia se fuera a llevar un evento semejante y, entre ciertos nervios, llamamos a la puerta. Un chaval mulato ataviado únicamente con unos piratas vaqueros, de unos 25 años, súper cachas fue el encargado de abrir portando una tablet en la mano. Debía de haber más de 30 nombres allí anotados, con una foto adjuntada, de las que habíamos enviado previamente. Comprobó los nombres y nos invitó a pasar a un recibidor sin mucha luz. Allí nos entregó una percha numerada a cada uno y nos invitó a quedarnos únicamente en ropa interior. Nos dejó 5 minutos a solas y cuando estábamos en calzoncillos entró, abrió un armario ropero con llave y dejó allí nuestras ropas anotando en su tablet el número que nos había dado. 

- A ver chicos, unas cuantas cosas a tener en cuenta: se folla siempre con condón y de mutuo acuerdo, no se fuerza a nadie. Podéis follar en toda la planta baja de la casa y en las estancias que están sin puerta, así como en el jacuzzi de la terraza. Hay condones en todos los jarrones que veáis, así como botes de lubricante. El organizador de la fiesta podrá tocaros, besaros y mamaros la polla sin permiso previo. Podéis iros cuando queráis y usar los baños y las duchas. A las 23:00 haremos el bautizo. ¿Estáis de acuerdo con todo? - dijo.
- ¿Qué es exactamente el bautizo y como es eso de que el organizador podrá chuparnos la polla sin permiso? -dijo Dani.
- Tenemos dos chicos con 18 años recién cumplidos que son muy pasivos y sin mucha experiencia, a las 23:00 se colocarán en los sofás principales y podremos follar con ellos en turnos y corrernos encima de ellos. No es obligatorio. Lo del organizador, es una de las reglas, le veréis nada más cruzar esta puerta, si no os parece bien, se lo comentáis y os podéis marchar sin impedimentos - remarcó siendo muy amable en todo momento.

Nos miramos, dimos el OK y el chico nos abrió la puerta. Nos dio acceso a un salón decorado con bastante buen gusto y varias pantallas donde se reproducían películas porno gay, la luz era tenue, pero suficiente para ver con quien follabas. Debía haber como 10 chicos hablando entre ellos, de momento sin ninguna acción. Era una casa de dinero, eso desde luego. Y allí, estábamos los 3 sin saber muy bien qué hacer, cuando, sin esperarlo, se nos acerca un hombre de unos 35 años cachas, blanquito de piel y con facciones muy duras, bastante atractivo. Se presentó como Manuel y como el organizador de aquello. Nos invitó a una copa de champán, nos dio la bienvenida y accedimos al salón. No hizo falta darle el visto bueno, estaba claro que lo tenía. Nos acercamos al grupo de 10 chicos que estaban juntos hablando y eran un poco cortados por el mismo patrón: fibrados, depilados, con culazos y de la edad convenida. Podría habérmelos follado a todos. Nos acogieron bien y allí estuvimos esperando media hora hasta que, gota a gota, nos juntamos alrededor de 30 hombres en calzoncillos, suspensorios, tangas y diversos calzoncillos que dejaban poco a la imaginación. Nadie parecía dar el paso de entrar en faena, pese a las múltiples pantallas con imágenes que ayudaban a vencer los nervios. Así que Manuel, el organizador, se acercó, estuvo hablando un poco con todos y a un chico bajito y con perilla, que le debió de gustar, le bajó los calzoncillos y, sin mediar palabra, se puso a comerle la polla. Eso fue el detonante para el resto de chicos.

Cuando Sergio y Dani ya habían encontrado con quién pasar un rato, un tío bastante alto, musculoso, afeitado y fuertote me cogió por detrás y me bajó los calzoncillos, tocándome y lamiéndome suavemente los cachetes del culo, incluso me abrió despacio el culo y me lanzó un lapo al agujero. Momento que aproveché para darme la vuelta y meterle mi polla, ya morcillona, en su boca. La comía mal, tenía barba bastante dura y me estaba raspando de tal manera que no se me acababa de levantar, así que le forcé a ponerse en pie y me susurró al oído: "Dice Manuel que te identificaste como versátil más activo, pero me encantaría follarte ese culito tan prieto que tienes", decía mientras me sobaba el culo con una mano. Tenía una buena polla, pero yo ya había clavado mi mirada en un chaval algo más joven, fibrado, depilado y menos hinchado que se la estaba chupando a Dani y a Sergio a la vez. Así que le dije que quizá más adelante y me dirigí a ellos ofreciendo a aquel chaval de rodillas un tercer rabo a chupar. Este chico sí que la comía bien, sin ansias, con tranquilidad, tragándoselas enteras y con buena técnica. Así que mientras nos mamaba las pollas nosotros nos morréabamos y dimos el cante al ser el primer grupito que se montaba. Manuel no tardó en vernos y, dejando a aquel chaval bajito y pollón, se acercó a nosotros y comenzó a unir su lengua a las nuestras, para después ponerse de rodillas y ayudar al chavalito con los tres rabos que tenía para el solo. Manuel también la chupaba muy bien, se entretenía sobre todo conmigo hasta que le dije que frenara, porque me corría: "Tranquilo, si luego necesitas una ayudita para recuperarte... tengo de todo"- dijo, poniéndose de pie, guiñando un ojo y marchándose a otro grupito de chicos que estaban follando entre ellos. 

Aquello nos dio mal rollo a los tres, así que decidimos retirarnos al jacuzzi, que estaba vacío y hacer tiempo a que empezara el dichoso bautizo, que parecía ser el plato fuerte de la noche. Al estar allí los tres y no ser demasiado grande lo cierto es que nadie nos molestó, pasó una hora y Manuel, haciendo sonar una campana, nos reunió a todos en el salón para presentarnos a sus dos joyitas, como el dijo. De una habitación salieron dos chavales de cuerpos normales tirando a ligeramente marcados, muy guapos los dos y con buenas pollas:

- Os presento a Jordi y a Gabi. No son tan tímidos como parecen con su recién cumplida mayoría de edad y arden en deseos de que les llenéis el culo con vuestras pollas y os corráis encima suya. ¡Qué empiece el bautizo! -gritó, bastante emocionado.

En ese transcurso de tiempo que estuvimos en el jacuzzi nos dimos cuenta que muchos de los chicos ya se conocían, quizá de fiestas anteriores. Manuel fue el primero en enfundarse un condón, poner a unos de sus chicos contra el sofá y clavársela hasta el fondo provocando el grito del chico: "¿Véis? Tienen mucho
aguante, anda toma"- dijo dándole un bote negro que el chaval esnifó. Manuel empezó a follarle a tope y el hombre grandote que quería follarme al principio hizo lo propio con el otro jovencito que esperaba a ser follado. Y allí, el resto de chicos empezaron a hacer cola para irse turnando a los dos chavales y dejarles el culo más rojo que a un babuino. Los botes de popper aparecieron de la nada y también vimos alguna rayita de polvos blancos que varios chicos comenzaban a esnifar.

Sí, la fiesta tenía morbo. Y me habría encantado follarme a esos dos adolescentes e incluso habérmelo hecho con Manuel, que me daba bastante morbo. Pero empezó a haber tal desfase en la fiesta que nos cortó tanto el rollo, que disimuladamente, nos marchamos de aquel salón hacia el recibidor, donde el mulato cachas del principio esperaba sentado en una silla navegando con su tablet:

- ¡Coño! Habéis durado bastante más de lo que esperaba -dijo con una sonrisa.
- ¿Cómo? -dijo Sergio.
- Sí, sois guapos, estáis buenos y por lo que veo bien dotados, pero desde que habéis entrado me he dado cuenta de que no erais el prototipo de chicos que suelen venir a estas fiestas -aclaró.
- Y tu, ¿no te animas? -dije.
- Que va tío, a mi me pagan por estar aquí controlando y lucirme para causar buena impresión, pero para follar, prefiero otros... otros entornos, digamos. Creo que ya me entendéis -dijo, mientras abría el armario, nos daba nuestras perchas y nos vestíamos. 
- Os doy un consejo: iros a casa, echad un polvo entre vosotros, quitaros el calentón y volved a vuestras rutinas de folleteo...- se despidió dándonos un beso en la mejilla.

Cuando estábamos arrancando el coche de la puerta de aquella casa, salían otros 3 chicos con caras largas, imagino que otros novatos como nosotros. Nunca entenderé que haya gente que necesite de determinadas sustancias para pasar buenos ratos follando, ni el ambiente que eso crea, ni ver a chicos con la mirada perdida mientras les están follando entre dos. El propio Dani ha usado poppers en ocasiones y no me parece mal, pero a nosotros, en aquella ocasión nos cortó mucho el rollo. Quizá no estemos hechos para ese tipo de fiestas. Tengo que decir que todo fue mucho mejor de lo esperado en el sentido de la casa, que era alucinante, la limpieza y la seguridad al follar, ya que es cierto que todos se enfundaban el condón.

Eso sí, dudo mucho que repitamos en un evento de este tipo. ¿Tenéis alguna experiencia similar? ¿Cómo os fue? Dejadme comentarios :)

23 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 91: ANÓNIMO1 QUEDA CON MARCOS

Esta entrada ha sido escrita por "Anónimo1" y corregida y editada por Marcos.


No recuerdo exactamente en qué momento me decidí a escribir un e-mail a ese chico que tan fascinado me tenía por las historias que llevaba meses leyendo en su blog. "Cómo va a querer un chico como ese quedar conmigo", me decía a mí mismo en repetidas ocasiones; pero, como un buen amigo me dijo: el 'no' ya lo tenía, así que allí estaba, enfrente de la pantalla del ordenador de mi oficina apunto de darle a enviar a un e-mail del que tan siquiera esperaba una respuesta.

Durante las 24 horas siguientes el entrar a la bandeja de entrada de mi iPhone y comprobar si había recibido algún e-mail se convirtió en casi una obsesión, hasta que, finalmente, cuatro días después, recibí una respuesta de Marcos. Fuimos intercambiando correos electrónicos hasta que en semana santa de este año logramos quedar en una cafetería del pueblo donde ambos veraneamos. No sabía qué esperar, si tan siquiera se presentaría, si solo querría conocerme o si a las primeras de cambio me llevaría al baño de la cafetería y echaríamos un polvo con todo el morbo posible. No lo voy a negar, el hecho de quedar con él también albergaba una esperanza de poder tener algo más que palabras. Fui extremadamente puntual, tanto que estaba en la cafetería desde 15 minutos antes de la hora en la que habíamos quedado, a esas horas la mayoría de la gente está en la playa, así que podría decirse que tenía la cafetería para mi solo. Marcos no me había enviado ninguna foto por e-mail, tan sólo la que tiene de perfil en el blog; muchas veces había imaginado cómo sería, pero nada en mi imaginación se correspondía con aquel chico que cruzaba la puerta de la cafetería: un chulazo alto, moreno, bastante fibrado, con buenos brazos y una cara de niñato gamberro que levantaría el rabo a los más exigentes. La palabra que se pasó por mi cabeza en esas décimas de segundo desde que cruzó la puerta hasta que se dirigió a mi fue "imponente". Resulta que Marcos era un chaval simpático, pero bastante más rudo de lo que pensaba; a pesar de que más o menos todos tenemos algo de pluma, en mayor o menor medida, a él no se le notaba nada. Podría pasar por hetero perfectamente. Eso me cortó un poco, precisamente que le veía demasiado hetero, majo, pero brusco, desafiante incluso; aunque para ser sinceros, con el paso del tiempo y la conversación me encontré mucho más cómodo porque vi que con él se podía hablar de casi cualquier cosa, que bromeaba, te reías y el ambiente se hizo mucho más cómodo. 

Empezamos a intercambiar vivencias que ambos habíamos experimentado en los sitios de cruising que se narran en este blog y resultó que conocíamos a bastantes personas en común, realmente el mundo del cruising en Alicante, con el tiempo, acabas conociendo a la mayoría o te suenan las caras y nombres. La conversación se fue caldeando, lo que para mí fue señal inequívoca de que Marcos quería tema, y mucho más cuando se levantó de su silla y se sentó al lado mía en el sofá en el que estaba. Había venido con piratas vaqueros ajustados y marcaba un paquetazo que me estaba poniendo caliente, más aún de lo que ya estaba. Sin embargo, en el momento que estuve apunto de lanzarme a comerle la boca propuso ir a dar una vuelta. Mecagüen. Lo tenía a punto de caramelo. Esos ojos tan penetrantes podrían enamorar a cualquiera, tanto, que claro que podía entender a Sergio y muchas de las cosas que leo por aquí. 

Fuimos dando una vuelta por lugares del pueblo bastante frecuentados, la verdad es que no entendía nada. Ya pensaba que lo primero que haría nada más salir de aquella cafetería sería llevarme a su casa, o a algún lugar discreto donde pudiéramos hacer algo. A pesar de que la conversación con él era agradable y estaba disfrutando de aquella mañana, mi cabeza no paraba de pensar en ese bulto que se apreciaba en la entrepierna de su pantalón vaquero. Así que como Marcos no se arrancaba llegó un momento en el que me lancé:

- ¿Te apetece ir a algún sitio más discreto y pasar un buen rato? -dije con timidez.
- Claro... no te he dicho nada porque hoy tengo ganas de que me la mamen, sin esfuerzos, ser yo el que disfrute... y no sabía si te ibas a sentir incómodo -contestó Marcos.

'Sentirse incómodo' dice, si solo de pensar en bajarle la bragueta y meterme aquello en la boca ya me estaba poniendo a mil. De tal forma que, aprovechando que pasábamos por la estación de autobuses, donde los principales buses ya habían salido, le propuse pasar discretamente y mamársela en los baños, que solían estar limpios. Por lo que había leído en el blog sabía que a Marcos el rollo baños no le iba demasiado, pero afortunadamente estuvo de acuerdo:

- Paso al baño, mientras tu haces que preguntas por algún destino, miras algunos carteles y al rato entras -dijo.

Me pareció estupendo. Me entretuve un buen rato con la chica de la única taquilla que estaba abierta y cuando resolvió mis ficticias dudas, le pregunté haciéndome el turista despistado si había algún baño, y como tenía gente detrás esperando, pareció ser la excusa perfecta. La estación de autobuses es pequeña y el baño de hombres no tiene mucho misterio: un lavabo, un urinario de pared y dos baños con puerta. Una puerta estaba abierta, sin nadie, y la otra entornada. Estaba claro dónde debía dirigirme. 

Cuando entré a aquel urinario me encontré a un hombretón completamente desnudo apoyado en una pared, con ropas colgadas detrás de la puerta, y escupiéndose en una dura polla mientras me miraba con deseo y se la frotaba envuelta en su saliva. Una polla de unos 18 centímetros, de un grosor normal, morena y con un buen capullo rosado que pedía a gritos ser lamida. Así que miré a Marcos, cogí bastante papel higiénico, lo tiré al suelo, clavé las rodillas y me metí aquella polla caliente y dura en la boca, saboreando el capullo y recorriéndola hasta la base con mi lengua sedienta. Se notaba que se había aseado previamente, ya que la polla sabía bastante bien. Los primeros gemidos de Marcos no tardaron en aparecer, mientras yo no podía hacer otra cosa que observar y magrear aquel torso fibrado y totalmente depilado que tenía, bastante más fibrado que en esa foto que veis en su perfil. Estaba tan cachondo que me saqué la polla y empecé a pajearme mientras seguía devorando aquel rabo que, por momentos, se iba endureciendo más si cabe. Llegado un momento, Marcos me cogió de la cabeza con las dos manos, me apoyó en la pared que quedaba a mis espaldas y empezó a follarme la boca con fuerza. Yo no tenía que hacer nada más que mover la lengua y, a pesar de que casi me ahogaba, me corrí de morbo en aquel suelo lleno de trozos de papel higiénico, cuando la polla de Marcos seguía follándome la boca sin tregua.

- Me voy a correr... ¿dónde quieres la leche que no sea en la boca?- dijo Marcos, sacándome aquel caramelito de la boca. 
- En la cara... -dije.

Y, zas, a los pocos segundos aquel rabo comenzó a escupir leche espesa caliente y me dejó la cara como un cuadro. No había cosa que me gustara más que se me corrieran en la cara. 

Marcos, gentilmente, me ayudó a limpiarme. Se limpió él, nos vestimos, pasamos por el lavabo y salimos juntos del baño. Nadie nos dirigió ninguna mirada, así que no debimos haber llamado la atención en absoluto. Me ofreció ir a tomar una cerveza a un irlandés que no estaba lejos y allí continuamos una hora más la conversación, en la que no hablamos nada de lo que había ocurrido, para después despedirnos.

No ya sólo es que se la hubiera comido a aquel chulazo cuyas aventuras llevaba meses leyendo, sino que me dio la sensación de haber ganado a un amigo con el que salir de vez en cuando. Aunque tengo que reconocer que me quedé con las ganas de que me hubiera follado brutalmente en aquel baño. Todo se andará, ¿no?

18 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 90: CUANDO EL DIABLO SE ABURRE, MATA MOSCAS CON EL RABO

Os tengo que confesar que me considero muy afortunado por la familia en la que me ha tocado vivir, es una familia en la que se respetan algunas tradiciones, pero moderna y liberal en general. Una de esas tradiciones es que mi familia, sobre todo mi madre y abuelos, han sido mucho de refranes; casi como cualquier español. Dichos con años de antigüedad que se refieren a situaciones presentes y que se aplican a multitud de situaciones que podemos vivir en determinados momentos. Como el que da título al capítulo de hoy.

Tras haberme tirado a Óscar por segunda vez, y después de darle muchas vueltas a la cabeza, decidí quedarme aquello en secreto y tratar de provocar una situación que me fuera lo más ventajosa posible para no causar enfados. Mientras ese momento llegaba, había que ocupar el tiempo con otras actividades que me mantuvieran alejado de él o lo suficientemente entretenido para no caer en sus garras de nuevo. Parecía que el destino no me lo quería poner fácil: durante los dos días siguientes cayeron unas tormentas de verano como las que yo nunca había vivido allí: el viento de levante soplando de forma intensa, lluvia, truenos y relámpagos que duraron casi 48 horas. No hacía frío, pero desde luego ese tiempo no acompañaba para realizar ninguna actividad de las propias que puedes hacer en verano. Y quedarme en casa suponía el riesgo de que el timbre sonara en cualquier momento y se presentara mi vecino con las hormonas disparadas a invitarme a su casa. Así que como mis padres ya habían llegado, les propuse a Sergio y Dani pasar una tarde de pelis y juegos en casa de Sergio, ya que la predicción indicaba que por segundo día las tormentas iban a seguir.

Después de comer me marché a casa de Sergio con tres botellas de cerveza Paulaner, que nos privaba, para meterlas en la nevera y que estuvieran bien fresquitas. Y allí me encontré a Dani y Sergio echándose unos vicios a un popular videojuego de la PS3. La tarde fue animosa, se había recuperado aquella complicidad entre los tres, pudimos hablar de muchos asuntos... pero lo cierto es que según se acercaba la noche y el tiempo no mejoraba el aburrimiento nos comenzaba a invadir. Habíamos charlado, echo bromas, jugado a la consola, visto una peli, bebido... No quedaba mucho más por hacer... salvo una idea que a Dani le rondaba la cabeza: jugar al Strip Póker:

- Vamos, ni que nunca nos hubiéramos visto desnudos -dije.
- Rectifico... vamos a jugar al Porn Strip Póker -aclaró Dani. 

Nos explicó que era una variedad de juego en la que quien fuera perdiendo las apuestas, tendría que dejarse hacer sexualmente lo que los otros miembros del equipo quisieran: dejarse hacer o hacer lo que les fuera ordenado. Teníamos que estar completamente desnudos para jugar. Ahora, así escrito, quizá no parezca gran cosa, pero cuando estás con tus mejores amigos, con el puntillo de la cerveza y con cierto aburrimiento, te parece lo más. O al menos nos lo pareció en aquel momento. Decidimos ducharnos, despejamos el salón de sofás, mesas y sillas, bajar las persianas, tener la mínima luz posible y colocamos en el suelo 4 o 5 mantas que lo hicieran todo más cómodo. Dani nos explicó las reglas y allí, desnudos, nos sentamos en círculo para empezar la partida. Nunca había sido muy bueno en juegos de cartas, así que di por hecho que perdería de los primeros. Nos teníamos muy vistos, pero ver a mis dos amigos desnudos me ponía bastante cachondo.

El juego comenzó y como mi idea el póquer era bastante limitada, fui el primero en perder, algo que no me pilló de sorpresa. Le tocaba a Sergio ordenar:

- Tienes que ponérsela dura a Dani sin poder tocarle, ni utilizar nada, solo tu cuerpo - pidió.

Me pareció un encargo complicado, pero fácil a la vez: complicado porque nunca lo había hecho antes y fácil porque sabía el punto débil de Dani. Senté a Dani en una silla, me puse delante de él y lo más serio que pude empecé a tocarme la polla para ponérmela morcillona, una vez la tuve así, me di la vuelta, me abrí de piernas y chupándome un dedo, me lo metí en el culo lo más despacio y sensualmente que pude, para hacerme un dedo que duró unos 45 segundos. Lo suficiente para ver cómo la polla de Dani se ponía como una estaca. Con el objetivo de caldear el ambiente, me acerqué al rabo de Dani y fui a sentarme en él, nada más que cuando su capullo rozó mi culo, me levanté y fui a sentarme en el suelo para seguir jugando.

- Me cago en la puta, Marcos... -dijo Dani suspirando.
- Dijo Sergio que sin tocar -respondí guiñándole un ojo.

Y allí estábamos los tres empalmados, dispuestos a seguir con el juego. Volví a perder en la siguiente tanda y le volvió a tocar a Sergio darme la orden que considerara:

- Métete la polla de Dani hasta el fondo de una vez, sin saliva, ni lubricantes. Una vez lo hayas hecho, vuelves y seguimos -ordenó.

Qué cabrón el Sergio, no sabía si lo hacía para castigarme o para ponernos muy cachondos. Dani no es que tuviera un pollón de peli porno, pero el chico no estaba mal dotado y meterse aquello sin trabajos previos, nada más que el dedo que me había hecho antes, iba a ser doloroso. Volví a sentar a Dani en una silla, se la puso dura y, mirándole de frente y abrazándome él, sentándome en sus piernas, empecé a meterme aquel rabo deseoso de destrozarme el culo. Como en las instrucciones no se había dicho nada más, comencé a morrearme con Dani para que todo fuera más fácil, pero cuando su capullo me atravesó tuve que morderle un labio del dolor que sentí, cosa que le puso tan bruto, que me la clavó de golpe provocando que diera un grito que se tuvo que oír en todo el edificio. Y allí estábamos los dos, en aquella silla, con su polla clavada en lo más profundo de mi ser, mi cara de dolor y su cara descompuesta de placer y ganas de follarme. Me empecé a mover mientras volvíamos a comernos la boca, pero Sergio nos detuvo y pidió volver al juego. Sacar aquella polla de mi culo fue también doloroso y sentarme para seguir jugando, ni te cuento; pero, afortunadamente, se fue pasando poco a poco.

Por fin la suerte me acompañó un poco y en la tercera ronda le tocó a Sergio perder y a Dani ordenar. Y debe ser que la idea que propuso la tenía en mente desde hacía tiempo, porque sabía que eso que iba a proponer, detendría el juego durante bastante rato:

- Sergio, Marcos y yo vamos a intentar follarte a la vez, polla con polla, usando todo el lubricante, la saliva y el tiempo que necesitemos - explicó.

La cara de Sergio fue un poema, él siempre había sido mucho más pasivo que activo, pero eso era una cosa, y la doble penetración, era otra. Sin embargo, no dijo que no. Nos fuimos a una cama, pusimos a Sergio a cuatro patas y empezamos a trabajarle el culo: Dani y yo parecíamos dos perritos usando nuestras lenguas en aquel culo que, poco a poco, se dilataba a nuestro paso. Empezamos a dedearle con bastante lubricante, ya que según Dani, no podríamos intentar nada hasta que no consiguiéramos que tuviera cuatro dedos entrando y saliendo con relativa facilidad. Nos llevó bastante tiempo conseguirlo, pero ver como el culo perfecto de Sergio se iba abriendo, nos mantenía bastante cachondos. Dani ordenó entonces que me tumbara boca arriba y que Sergio se sentara sobre mi polla, para metérsela poco a poco. Así lo hicimos, con la mirada de Sergio clavada en mis ojos, llena de deseo. No costó nada, estaba acostumbrado a mi polla y su culo la absorbió sin problema. Le estuve follando un rato despacio para que su culo se hiciera a mi polla y cuando fue fácil follarle en ausencia de dolor, Dani empezó a meter dos dedos por el mismo hueco por el que entraba y salía mi rabo. La mueca que hizo Sergio lo dijo todo: aquello parecía demasiado, pero como sus dedos entraron, Dani se apoyó sobre Sergio forzándole a tumbarse sobre mi y trató de meter su polla por encima de la mía. La sensación de tener la polla de Dani intentando hacerse un hueco en el culo de Sergio y frotándose con mi polla, me puso muy bruto, pero aquello fue imposible. No cabían dos pollas en el culo de Sergio sin producir daños, daños de quizá tener que acabar en el hospital. Así que, como estábamos tan cachondos que lo que menos nos apetecía era volver a jugar, paramos unos segundos e intentamos un trenecito. Hacía mucho que no hacía uno. Y a mi me tocó en el medio, justo lo que más me gustaba: follar y ser follado a la vez. Tenía a Sergio de rodillas en la cama y se la metí sin mucho dudar, tenía ya un dolor de huevos considerable, lo que significaba que
necesitaba correrme. Comencé a follarle despacio mientras Dani me la metía, esta vez, con calma y usando lubricante, así que paré hasta que tuve la polla de Dani dentro, y comenzamos a movernos de forma muy lenta para tratar de coger un ritmo lo más coordinado posible:

- Chicos... me voy a correr en nada...-les avisé.

Dani comenzó a acelerar el ritmo que, a su vez, yo aceleraba con Sergio. Oír a Dani gemir de placer de esa manera y sentir como su leche invadía mi culo fue la puntilla para hacer lo propio en el culo de Sergio, que acabó, después, corriéndose casi sin pajearse, en las sábanas. En total, el trenecito no había llegado casi ni a 5 minutos, pero nos había dejado tan relajados y exhaustos que terminamos tumbados en la cama, de la mano, mirando al techo y sin decir nada durante varios minutos:

- Bueno, ¿terminamos la partida? -dijo Dani.

Nos limpiamos en el baño y fuimos a echar la última ronda, que empezó como la primera, conmigo perdiendo, pero en esta ocasión, con Dani ordenando:

- Queremos follarnos a tu vecino Óscar, estar los cuatro en una cama. Organízalo - dijo, guiñando un ojo. 

No había sorpresa en la cara de Sergio, por lo que supuse que aquello estaba más que pactado entre ellos. No me molestó, más bien al contrario: follarnos los tres a Óscar era la excusa perfecta para ocultar mi último encuentro con él. 

Nos vestimos, colocamos todo y nos bajamos al bar a seguir de cañas, como tres amigos de los que nunca te imaginarías que follan juntos de puertas para adentro. 

15 de septiembre de 2014

AÑO I

Tengo que confesaros que nunca me imaginé escribiendo una entrada como esta. Comencé el blog hace exactamente un año con bastantes historias que ya tenía escritas de antemano, ya que la idea de publicar este diario la tenía en mente desde hacía bastantes meses. Nunca pensé que podría funcionar, pensé que el blog acabaría muerto para navidades siendo muy optimista y resulta que hoy nos encontramos celebrando el primer año de vida del mismo.

Con cerca de 100.000 visitas, casi 500 comentarios y llegando a las 100 entradas... Una auténtica pasada.

Por lo tanto, quiero aprovechar para daros un enorme GRACIAS a todos los que lo habéis hecho posible:

- A los blogueros de este mundillo que me acogieron estupendamente bien. Prometo comentaros más.
- A los que ponéis comentarios, ya sean con nombre o anónimos, siempre os leo y trato de responderos antes o después. Aprecio mucho vuestros comentarios.
- A los que os molestáis en enviarme e-mails con vuestras sugerencias o avisos.
- A los que frecuentáis sitios de cruising como El Rebollo y El Moncayo, seguid pasando por allí, de que sigamos yendo depende la supervivencia de estos sitios. 
- Y, sobre todo, gracias a Sergio y Dani, que colaboran frecuentemente revisando las historias para dotarlas de un punto de objetividad más notable.

Aprovecho para aclarar una serie de puntos: 

1) Que todas las historias publicadas hasta la fecha son totalmente reales. Son experiencias acumuladas desde hace ya unos cuantos añitos hasta la actualidad y siempre me mantendré fiel a ese principio. El día que me vea forzado a inventar, probablemente el blog desaparezca, ya que no nació con ese objetivo.

2) La mayoría de los nombres  de personas que aparecen en el blog están modificados para preservar la privacidad de todos los que participan en las historias. Podrás reconocerte en ellas si las recuerdas, pero no por tu nombre. 

3) Tengo una petición de una pareja de chicos de Madrid que se llaman Marcos y Santi donde me piden que aclare que este blog no es suyo, a pesar de la coincidencia de los nombres, ya que también van por el Rebollo y tal. ¿Es que no puede haber más Marcos, Sergios, Danis o Santis? Hecho, chicos. Ya contaré nuestra experiencia juntos más adelante ;)

¿Y tú? ¿Tienes alguna sugerencia, comentario o pregunta? Pues comenta en esta entrada con tu nombre, como anónimo o como quieras y tendrás las respuestas a todo lo que quieras saber. 

9 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 89: DE VUELTA CON EL NIÑATO

Desde los primeros días que habíamos regresado, no me había vuelto a encontrar demasiadas veces con Óscar, lo cual me suponía un alivio porque sabía que si alguna vez se ponía tontorrón, no iba a tener la fuerza suficiente para no caer en sus garras de niñato calentón. Además, estaba contento porque parecía que ese verano volvía a ser lo que todos, o al menos Dani yo, habíamos querido que fuera, para lo que habíamos estado esperando todo el año: playa, cervezas, sol, fiesta y cruising. 

Solía hablar con mis padres a menudo y la mala noticia es que el día anterior me habían comentado que se venían ya de vacaciones a la playa; mala noticia no por ellos, sino porque se me acaba estar solo en casa y Sergio y Dani tendrían que irse a las suyas. Así que la noche anterior habíamos estado llevando las cosas a casa de Sergio, donde se quedaría Dani hasta que la familia de Sergio también llegara. Pues bien, esa mañana cuando hablé con mis padres, me dieron un recadito: había un problema eléctrico en casa de Óscar y me pedían que subiera a echar un vistazo. Estaba claro que Óscar había hablado con sus padres del problema y los suyos con los míos, y ahí estaba Marcos que le tocaba subir a casa del niñato, pero bueno... como estaba con la novia, tampoco sería una situación muy complicada. Además, ya habían acordado una hora aproximada en la que yo subiría... con lo cual, no había un factor sorpresa.

Al medio día toco el timbre de su puerta y, tardando más de lo normal, me abre Óscar la puerta sólo vestido con unos boxers azules ajustados. Mierda. Había pasado un año desde que no veía ese cuerpo, pero estaba mucho más formado y mejor que el año anterior y el bulto que marcaban esos boxers me daba una tentación brutal de apoyarle contra la pared y quitárselos a mordiscos. En el transcurso que pasó desde que abrió la puerta, pasé, la cerró y empezó a contarme lo que ocurría, no podía parar de recordar cuando el año pasado le había desvirgado en esa misma casa, ese culo tan prieto que se tragaba mi polla, esa energía follando... Pero... un momento:

- ¿Dónde te has dejado a la churri? -dije al ver que allí no había nadie.
- ¡Ah! Se marchó ayer a Madrid, se iba al pueblo con sus padres -dijo con naturalidad.
- Pues no ha estado mucho, ¿no? -pregunté.
- Que va, pero así me puedes ayudar en todo lo que quieras -dijo, ya zorreando.

Mierda, mierda, mierda. Encima estábamos solos. Se le había quemado el enchufe donde estaba la televisión y, claro, los plomos saltaban, así que le pedí la caja de herramientas de su padre y lo quité de la pared. 

- Voy a bajar a comprarte uno nuevo para ponértelo, no tardo -dije.
- Espera, hay otra cosa que también está apunto de quemarse -dijo él desde una habitación.

Me apresuré a la habitación desde la que había escuchado la voz y me lo encontré a cuatro patas en la cama de sus padres, con el ojete totalmente abierto, y sus dedos pringados en lubricante, entrando y saliendo de aquel agujero. Me quedé de piedra, sin saber qué hacer. Si irme de allí como si no hubiera pasado nada o sacarme la polla y follármelo sin piedad. 

- ¿Han pasado más pollas por ese agujero Osquitar? -le dije.
- No, pero cuatro dedos me caben perfectamente ya... contestó demostrándomelo. 

En ese momentó sentí como un ser irracional y los más primitivos instintos se apoderaban de mi: me quité la camiseta, los pantalones y los calzoncillos y me lancé a aquella cama a enrollarme con él. Óscar estaba muy deseoso, se notaba que los polvos con aquella chica no le eran suficiente porque nos enrollábamos como dos auténticos animales: muerdos, lenguas, sobeteos... Sorprendentemente llevó la iniciativa y, tumbándome boca arriba con el encima de mi, se dio la vuelta colocándome su polla en la boca y cogiendo la mía con la suya. Un auténtico 69 de dos personas que tenían unas ganas brutales de polla y que nos las estábamos tragando enteras, hasta la laringe. Además, como yo estaba boca arriba me follaba la boca apretando el culo y eso hacía que mi polla se pusiera más dura todavía, y aprovechando que le tenía de esa posición, le bajé un poco y le hinqué mi lengua en ese agujero sin pelo que sabía a gel lubricante. Esto produjo el primer gran gemido de Óscar, que ni corto ni perezoso, me apretó los huevos para hacerse camino e hizo lo mismo con mi culo, me lo empezó a comer de una forma brutal. Cuando la posición comezó a ser incómoda, Óscar se incorporó y, sentándose sobre mí, empezó a pajearme lentamente con una mano, mientras que con la otra se untaba dedos en el lubricante y se los metía... mirándome fíjamente a los ojos con una cara de diablillo que me flipaba. Empezó a untarme gel en la polla con suaves pajas, me parecía mentira que del verano pasado se acordara tan bien de cómo funcionaba mi rabo, ya que justo cuando me quedaba poco para correrme, sin yo decir nada, me hacía la paja mucho más lenta:

- Tú hoy te vas a correr en mi culo... y tranqui, no me eches la charla que con ella siempre uso condón y se que tu no lo usas con Sergio, pero con el resto sí, así que disfrutemos... -dijo con voz de actor porno.

Vaya tela con el niñato, se acordaba de todo. Se incorporó ligeramente acercándose a mi, y cogiendo mi rabo con fuerza se lo colocó en el agujero y empezó a bajar lentamente metiéndoselo, a la par que su cara cambiaba mostrando gestos de dolor y placer combinados. Como aquella primera vez, se la metió entera en menos de 3 minutos, y cuando estuvo listo empezó a cabalgarme. Era, para follar, de las posturas que más me gustaban como activo, tener al tio cabalgándome la polla, mientras que le pajeo y le sobo el torso con mis manos. Parecía que estaba en un paraíso sexual. Le tuve que pedir que bajara el ritmo varias veces para disfrutar más de aquel polvo, de su cara de disfrute, del placer de aquel culo tan prieto, de entrar y salir de su ser, pero
llegado el momento ninguno pudimos aguantar más y Óscar, cabalgando mi polla con mucho ritmo, provocó que me corriera dentro de su culo y ante mis gemidos de placer y mi mano en su polla me echó un chorro de leche espesa sobre mi pecho. Estuvo todavía un rato cabalgándome sensualmente hasta que mi polla, ya más flácida, se salió; momento que aprovechó, cual cachorrillo, para hacerse un ovillo y quedarse abrazado a mi lado con la leche de ambos escurriéndose a las sábanas:

- Vas a tener que cambiar las sábanas antes de que vengan tus padres...-le dije sonriendo.
- No quiero tener que esperar otro año a que me folles así...-dijo con cara de felicidad. 
- Anda, vámonos a dar una ducha -le dije cogiéndole de la mano y llevándole a la ducha de su casa.

Nos duchamos juntos y le hice prometer que fuera un niñato cabrón y no le contara nada a Sergio ni insinuara nada, me dio su palabra. Sin embargo, esa mismo día, horas más tarde ya por la noche, recibiría un Whatsapp suyo:

- A Sergio tb le va hacer de act? Molaría q m follarais ls 2... Un lametazo.

No contesté, ni recibí más mensajes. Pero ahora debería afrontar un dilema: ¿contarle a Sergio que me había vuelto a tirar a Óscar un año después? ¿O proponerle plan con él y que no se enterara de mi polvo a solas con él?

5 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 88: BOMBÓN DE LICOR CON SORPRESA

El día anterior, cuando Sergio terminó su polvo en la pinada y regresó a la playa, me encontró tumbado en la toalla tomando el sol con las gafas de sol puestas. Le pregunté que cómo había ido y sin cortarse me contó con todo lujo de detalles lo que había hecho. Al menos había sido sincero. Eso sí, se quedó un buen rato tratando de escrutar mi mirada o la expresión de mi cara, lo que en cierta parte me llevó a pensar que lo había hecho como una especie de revancha. Lo cierto es que ya no tenía ningún reparo en proponer planes interesantes, así que al mismo día siguiente fui yo quien propuso volver a la playa. Con o sin ellos, que al final fue con ellos. 

Ese lunes, como todos los lunes, había menos gente en la playa. A pesar de ser temporada alta, siempre había más gente los fines de semana con respecto a los tres primeros días de la semana, pero eso nunca fue impedimento para decidir si ir o no ir. Según vamos avanzando por la playa para llegar a nuestra zona, me encuentro con un grupo de chavales que no me sonaba haber visto por allí ese año ni años previos. Savia nueva. Especialmente me llama la atención un chico de unos 27 años, de aspecto mulato, bastante cachas y con un culo digno de ser portada de revista. No es especialmente guapo, pero sí muy atractivo. Dani, que me conoce perfectamente, me dice que no tengo nada que hacer, que ese tipo de chicos no suelen entrar nunca a los pinos; pero sí, Dani se había dado cuenta de que tenía objetivo para ese día. 

Tanto Sergio como Dani entraron a la pinada en distintos momentos del día, en cuanto a mi, no quise entrar hasta ver si este chico en el que había puesto mi mirada, se decidía a entrar. Cosa que no sucede hasta por la tarde y justo en el momento en el que se decide a entrar a la pinada, espero a que avance en su camino, me levanto y, coincidencias de la vida, pasa por delante de mi "el energizer", a quien no veíamos desde hacía tiempo. Se para a saludarme y hablar un rato de cosas típicas, pero se ve que se ha dado cuenta de que tengo planes en mente y no me entretiene demasiado. Así que dejo a los chicos encargados de vigilar las cosas de playa y me meto para dentro. Empiezo a recorrer el tradicional camino que hago siempre: desde la parte central, recorro todo el tramo de camino más próximo a la playa, por explicarlo de alguna manera, y después cruzo el foro, me dirijo a la parte superior, la pateo y desciendo bastante más adelante para volver al punto de partida. Vaya, como si fuera un auténtico círculo, o mejor dicho, una elipse. No hace un calor excesivo y corre aire, lo que agradezco, porque soy de sudar bastante. No encuentro a mi objetivo, aunque sí encuentro varias proposiciones de un par de maduros y chaval joven con gorra negra, que no me seduce demasiado. Así que, cansado, regreso a la playa y veo que mi objetivo se está dando un baño en el agua. Pues qué bien.  

Energizer está tumbado cerca nuestra y se acerca para decirme lo siguiente:

"Tienes tus ojos puestos en el mulatito, pero por lo que me han contado es bastante difícil de coger y es un bombón de licor que lleva sorpresa, jajaja". Se da la vuelta y no le doy más importancia a su comentario.

Mi búsqueda se repite varios días más, me resulta ya tedioso y al cuarto día que voy detrás de él, por fin me lo encuentro en un altillo de la pinada observado el mar. Así que subo y me coloco al lado suya, haciendo que observo también el mar:

- Me llevas siguiendo varios días... -dice con acento latino.
- Sí, me llamas mucho la atención tío -digo, sin rodeos.
- Como veo que vas directo al grano... Busco pollón para darnos una buena follada en un sitio más apartado, soy más pasivo
- No se a qué tu le llamas pollón, pero mira... -dije bajándome el bañador.

Se acercó y empezó a tocármela muy sensualmente hasta ponérmela muy dura: "he visto pollas más grandes, pero me mola y tienes morbo", me dice. Así que me tomé la libertad de cogerle de la mano y llevarle a buen paso, para evitar seguimientos, dunas adentro a un lugar que conozco por el que nunca pasa nadie; que si bien es más incómodo porque el suelo está cubierto de ramitas de pino que pinchan en vez de suave arena, es mucho más discreto. No se me había bajado la polla de pensar en follarme ese culazo que bombón de licor tenía, así que cuando llegamos al lugar en cuestión nos empezamos a enrollar, a comernos las pollas (la suya era muy normalita, nada destacable, aunque la usaba bien) y no tardé demasiado tiempo en darle la vuelta, apoyarle contra una rama y bajarle ese bañador tan apretado que llevaba. Y sí, efectivamente, era un culo de infarto también sin bañador, carnoso, redondo y escondiendo un agujero depilado por el que se notaba que habían pasado ya varias pollas, como es lógico.

Saqué un bote de lubricante nuevo que había comprado ese año, en un formato no muy grande y con efecto anestésico, sobre todo para ayudar al pasivo. Bombón de licor me dio un condón de sabor a vainilla, que rompimos por la mitad, para comerle el culo, cosa que hice con muchísimo gusto durante largo rato a la vez que me pajeaba oyendo sus tímidos gemidos. Hubiera preferido hacerlo sin condón en esa ocasión, pero obviamente era mucho más higiénico después de llevar todo el día en la playa. Y cuando tenía la polla a tope, me enfundé otro condón, le unté bien con mi nuevo gel y le empecé a follar muy despacio, sin dedos previos, introduciendo solo el capullo y sacándolo y metiéndolo poco a poco, mientras él no paraba de gemir. Cuando creí que estuvo listo, le clavé toda mi polla lentamente hasta que mi pelvis chocó con sus glúteos, lo que provocó un gemido por parte de ambos, así que aceleré el ritmo y empecé a follármelo con ansia y fuerza. No encontré obstáculos, el culo estaba bien listo para absorber mi polla con ganas. Esto fue lo que le hizo volver a empalmarse y empezar a pajearse con cada una de mis embestidas. Cuando me quedaba poco para correrme, me pidió que cambiáramos de postura: se tumbó boca arriba en el suelo, le cogí de las piernas (que pesaban un quintal por lo musculadas que estaban) y se la clavé para seguir con nuestra follada. Esta nueva postura me hacía sudar mucho más, pero ver su cara de disfrute y vicio me puso tan cerdo que prácticamente terminamos corriéndonos a la vez: yo en su culo y el en su propio estómago. Exhaustos como estábamos, me tumbé al lado suya y él aprovechó para sacar unas toallitas y limpiarnos a ambos. Fue un gesto tierno entre tanto fervor y deseo sexual. Nos quedamos un rato tumbados y después fuimos juntos hasta la playa. 

Al cruzar la barandilla de madera que separa la playa de las dunas, nos convertimos en una especie de atención mediática por parte de la mayoría de los chicos de alrededor. Todo eran comentarios y miradas. Pero a mi me daba igual, nos dimos un apretón de manos y cada uno se fue con su grupo de amigos. En esto de que cuando me acerco a Sergio y a Dani veo que está Energizer con ellos:

- ¿Qué? ¿Cuánto te ha cobrado? - me pregunta con cierto recochineo.

Entiendo que está de guasa y me limito a sonreír porque estoy tan relajado que lo que menos me apetece es discutir:

- No lo pregunta de coña... -dice Dani.
- Bueno, ¿qué está pasando aquí? -digo ya un poco más serio.

Y entonces Energizer me resume la historia: resulta que el chulazo con el que acabo de follar en los pinos es un reputado escort/chapero/chico de compañía de Madrid, pero no precisamente de los que te cobran 50€, algo más para clases medias y altas. ¿Y qué queréis que os diga? Pues que a mi me dio exactamente igual, no pregunto por la profesión de nadie cuando follo y tampoco me lo suelen preguntar a mi. Nos habíamos molado y pegado un buen polvo. Y no iba a ser el último.

2 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 87: QUE LA CAZA REGRESE

Me empezaba a obsesionar que los días pasaran y ninguno de los tres amigos propusiera plan. Mientras tanto, nos dedicábamos a pasar días de playa normales, tomar cañas, visitar alguna playa, otros pueblos... ese turismo de alrededores que hacía varios veranos que no practicábamos. Incluso Sergio había traído una videoconsola y un disco duro, para esos momentos en los que te apetece estar en casa sin hacer nada, relajado y descansando. Los días de pelis solían terminar con una mamada de Sergio en el sofá o un polvo en su habitación. 

Se ve que al poco tiempo comenzó a picarle el gusanillo a Sergio y nada más despertarnos propuso ir a pasar el día a la playa del Rebollo. Eso ya sabíamos lo que significaba, no hacía falta decir más. Día de playa tranquilo y por la tarde una visita a los pinos. Por las mañanas no suele merecer la pena entrar, salvo que te gusten los hombres maduros o el rollo chubby; quizá en algún día de suerte encontraras algo, pero no era lo habitual. Las tardes eran lo seguro. Y desde que teníamos el coche de Dani, no tardábamos más de 10 minutos en ponernos en la Urbanización Costa Bella, donde dejamos el coche, coger el camino hacia la playa y montar el tenderete con las sombrillas, toallas y demás. 

Una vez llegamos a la zona gay de la playa nos dimos cuenta de que había bastante ambiente, es decir, podía ser lo que muchas veces denominábamos un día grande. Ese día había mucha variedad: gente joven, parejas, otros grupos de chavales, maduros... Nos pusimos en el sitio de siempre, pasada la palmera seca que se ve en las dunas, pasado el cartel que indica playa naturista, debajo del siguiente salvavidas. No sabría explicaros por qué, quizá porque luego para entrar a los pinos simplemente es seguir un camino recto, pero lo cierto es que casi siempre solíamos ponernos allí. Dani se encontró con unos amigos a los que hacía tiempo que no veía, así que no pasó mucho tiempo con nosotros. La sorpresa del día fue el momento en que Sergio me dijo que quería pasar solo a los pinos. ¿Sorpresa? Sí, claro. Yo había ido mil veces solo, pero Sergio siempre entraba conmigo. Conmigo o con Dani. Nunca solo. Y no es que me molestara, sino que me llamó poderosamente la atención. Eran algo más de las 18h cuando se adentró en la pinada, suele ser la hora punta, entre las 18:00 y las 20:45 cuando los días son más largos (julio y primeros de agosto) y de 17:30 a 20:00 según se van acortando los días (última quincena de agosto). 

Me quedé tranquilo tomando el sol en la playa, pero al ver que pasaba tiempo y Sergio no regresaba, le pedí a Dani que echara un vistazo a nuestros trastos de playa mientras yo me daba una vueltecita. Con la excusa de ver dónde estaba Sergio y con la intención de ver si había algún maromo interesante. Cuando me adentré en la zona de mayor afluencia de los pinos, que como os he contado otras veces mucha gente lo llama "el foro", me di cuenta de que algo pasaba. No había mucha gente comparado con el trasiego que había en la playa, y siendo ya las 19:15, no era normal. Solo podía significar dos cosas: o que había show en algún lado, o que no había tema. Así que empecé a recorrerme los caminos, cuando más o menos a la mitad, en una de esas estancias rodeadas de pinos que parecen pequeñas habitaciones, empiezo a ver tíos pajeándose y mirando fíjamente a esa estancia. Por todos los lados del camino y de todas las edades, pero ninguno que me llamara mucho la atención. Al acercarme a esa estancia rodeada por el pino bajo de la playa me llevé la segunda sorpresa del día: Sergio totalmente desnudo, de rodillas en el centro de 3 chavales jovencitos y con buenos cuerpos. Me aparté para que no me viera, pero me quedé un rato viendo como se tragaba con ansia las tres pollas, pasando de una a otra, metiéndoselas hasta la campanilla y saboreando los capullos, sobre todo uno de ellos, que era más grande que el resto. No estaban mal dotados: dos pollas normales de unos 16 centímetros y buen grosor y otra que tendría 18 centímetros. De esos tres chavales, había dos que debían de ser pareja, se corrieron en el suelo con paja y se largaron. Sin embargo, el show continuaba... el más pollón, y a la vez bajito, sacó gel lubricante, puso a Sergio apoyado en un tronco de pino y empezó a trabajarle el culo. Fue en el momento en el que se puso el condón, cuando me di la vuelta y oyendo los primeros gemidos de Sergio, me largué de allí. Era la primera vez que le follaban y no eramos ni Dani ni yo. Se me hizo raro y no quise verlo, así que allí dejé a todos los tíos pajéandose mientras veían aquel porno en vivo y en directo.

La cosa no acababa ahí. Según me dispongo a salir del foro para dirigirme a la playa me topo con un morenazo de infarto, bañador negro tipo boxer negro bien ajustado, cuerpo escultural, pelo engominado hacía atrás, ojos claros y mochila a la espalda. Me gusta tanto que decido ir a por él, pero anda tan sumamente rápido y se conoce aquello tan bien que me resulta muy difícil seguirle. No se da la vuelta, no me mira, pero sabe le sigo, acelera el paso y lo pierdo. En vano, trato de buscarle por la pinada, pero no doy con el.

La caza estaba de vuelta.